El Trapezio

Cascais: la pequeña Mónaco portuguesa

En la zona de la «Gran Lisboa» tenemos el pueblo más elegante del país, Cascais. Con mar, sol y mucha historia, esta localidad ha recibido tanto a miembros de la monarquía como a espías. Más recientemente, Cascais, que muchos han avanzado que podría volver a recibir a uno de sus «hijos» más ilustres, el rey emérito Juan Carlos, ha sido el cuartel general elegido por Pep Guardiola para alojar al Manchester City durante los días que ha estado en Portugal disputando la Liga de Campeones.

Pero como la vida no es sólo fútbol, aproveche la «libertad» adquirida en los últimos meses para viajar a la orilla norte del Tajo. En Cascais, existen playas para todos los gustos, y su «línea» es una de las más buscadas por los lisboetas; un ritual iniciado por la familia real a mediados del siglo XIX. Ahora, más de 200 años después del inicio del «ir a darse un baño»; pasear o hacer deporte en el paseo marítimo Estoril/Cascais, de tres kilómetros, se ha convertido en algo común, pero que siempre es bienvenido.

Uno de sus visitantes más conocidos, que casualmente vive en Cascais, es el presidente de la República, que cada día, desde hace varios años, da aquí su zambullida. Para aquellos que siempre se han preguntado sobre el nombre de la «línea», este tiene una explicación muy simple, e involucra trenes, uno de los medios de locomoción que puede usar en esta visita a Cascais. Eso si sale de Lisboa. Esta villa junto al mar fue la primera localidad con ferrocarril electrificado y luz en la vía pública; todo ello, en el lejano año de 1878.

Después de una mañana en la playa del Guincho o del Cabo de Roca, o aunque no esté en ella, pero quiera ir a almorzar junto al mar, un buen pescado es plato obligatorio. Así que cuando da el mediodía en el reloj de sol del Paredón, restaurantes como la Bahía del Pescado; Marisco en la Plaza, o el Mar del Infierno, se llenan de gente para probar lo más fresco de los pescados y mariscos recogidos en aguas lusitanas.

Cascais en el imaginario popular

Cascais ha recibido a innumerables personalidades a lo largo de los años, desde el músico Bryan Adams, que vivió ahí su juventud y se inspiró para la canción «Summer of 69»; el escritor Fernando Pessoa; la familia real española, que permaneció en la villa Giralda hasta 1977, o el novelista Ian Fleming, que durante la Segunda Guerra Mundial estuvo en el Hotel Palacio Estoril, que recibía a grandes estrellas de la música y del cine; familias reales en el exilio, y espías de ambos lados de la barricada. Fue en este medio lujoso, y peligroso, que «nació» el personaje James Bond. Por cierto, la primera aventura del encantador espía británico, «Casino Royale», fue filmada tanto en el Casino Estoril, uno de los más grandes de Europa, como en la sierra de Arrábida, un poco más al sur.

A nivel cultural, la «Casa de las Historias Paula Rego», proyectada por el arquitecto Eduardo Souto de Mora, ganador de un premio Pritska (una especie de Óscar para los arquitectos); la Quinta do Pisão (que presenta vestigios del Período Calcolítico y de la Edad de Bronce); el Museo del Mar Rey D. Carlos, y la Ciudadela de Cascais, una fortificación del siglo XVI en la que se aloja el Museo de la Presidencia, son algunos de los lugares a visitar, y que demuestran que este pueblo es mucho más que playa o juego.

Hermosa, glamurosa y siempre serena, Cascais es una postal a cielo abierto digna de visitar. Pero tenga en cuenta que si se queda en una de las instalaciones hoteleras tendrá que pagar una pequeña tasa turística para las pernoctaciones locales. Esto también ocurre en Lisboa, Oporto y Fátima.

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