En las últimas décadas, vecinos y pescadores de la desembocadura del río Limia han descubierto seis embarcaciones de madera que datan de periodos que alcanzan hasta los 2.000 años. De hecho, hace un par de semanas se acaba de descubrir la séptima. Unas piraguas en las que los expertos han identificado rasgos «castrexos», cuya cultura une el pasado de Galicia y Portugal.
La antigüedad de estos descubrimientos aún no está totalmente determinada, pero los investigadores creen que las embarcaciones serían utilizadas para la pesca local, el acceso a recursos naturales, o en rituales ancestrales. La técnica utilizada para su creación era el uso de un gran tronco de roble tallado, y se piensa que pudo haber habido influencia de otros métodos de construcción naval de la península ibérica.
En los ríos Limia y Miño también se han encontrado restos de cerámicas con cientos de años de antigüedad, lo que indica que estos ríos tenían un papel importante en el modo de vida y desarrollo local. Lo que sorprende en este caso es la tan buena conservación de las embarcaciones; un hecho único en Europa. La explicación que los investigadores han dado es que su posición entre sedimentos del río, en un ambiente anaeróbico, ha permitido que los xilófagos no hayan deteriorado la madera.