Era cuestión de tiempo que tarde o temprano surgiese en Extremadura un movimiento social que estableciera el iberismo como uno de los ejes principales de preocupación extremeña. La plataforma “Extremeñería”, organizada durante la pasada primavera, reúne a extremeños del interior y del exterior para reivindicar la región, pensarla críticamente, proponer soluciones a sus problemas y actuar decididamente para que tome protagonismo en los tiempos que se avienen.
En tanto que una de las características definitorias de Extremadura es su condición fronteriza e historia compartida con gran parte del territorio portugués, el iberismo se erige como causa indisociable del proyecto extremeño. Entiéndase iberismo, de momento, desde una óptica cultural y socioeconómica más que estrictamente política, ya que el marco de la Europa actual permite desarrollar acciones comunes y de unión social sin necesidad de plantear ningún cambio de modelo jurídico-administrativo. Ejemplos de proyectos comunes de perspectiva europea los tenemos en la creación de la región EUROACE o de la Eurociudad Badajoz-Elvas-Campomaior. Estos primeros pasos de aproximación extremeño-portuguesa se inscriben en una estrategia política europeísta, no obstante, proceden a modo de trampolín para el iberismo político futuro.
Ya desde hace varias décadas se viene trabajando, en los distintos niveles de la sociedad extremeña, en el reforzamiento de los lazos con Portugal pero hasta ahora no había aparecido una plataforma ciudadana que trascendiera objetivos de carácter muy específico o eventual, como encuentros histórico-literarios, fiestas turísticas celebradas a ambos lados de la Raya, ferias de carácter económico o de otra índole similar. Todo ello es camino recorrido, por supuesto. La propia Junta de Extremadura desarrolló un Plan Portugal del que se han obtenido muy buenos resultados, gracias, entre otros, al Gabinete de Iniciativas Transfronterizas. En cuestión lingüística se ha conseguido que Extremadura sea la región española donde más se estudia el portugués. Pese a ello, como decimos, “Extremeñería” propone ir más allá.
El iberismo no puede circunscribirse a la puntual colaboración transfronteriza entre españoles y portugueses y ha de profundizar en postulados e ideas de largo alcance. No es lugar ni momento de desarrollar en este breve texto la teoría iberista de la plataforma, sin embargo, diremos que “Extremeñería” parte de la singularidad geohistórica ibérica y del pasado compartido de las tierras bañadas por las cuencas media y baja del Tajo y del Guadiana como fundamentos culturales útiles para un futuro común. Pero la razón justificativa para un proyecto iberista no es tanto la Historia como la necesidad presente de aunar fuerzas entre territorios vecinos –o hermanos– para enfrentar los retos venideros. No olvidemos que cuando España y Portugal se han dado la espalda, las más perjudicadas han sido las regiones rayanas.
Extremadura, como esas otras tierras rayanas, ha de ejercer de puente de unión entre españoles y portugueses. Incluso puede actuar como puente cultural con Iberoamérica, en tanto que vinculada –indirecta pero muy estrechamente– con el hecho colonial americano, necesitado en la actualidad de resignificación. La situación estratégica extremeña, a caballo entre ambas capitales ibéricas, no se ha visto, sin embargo, refrendada en cuestión de comunicaciones. Esta exigencia es básica, no únicamente mediante AVE, sino, más importante si cabe, a través de conexiones a priori más secundarias como la autovía Castelo Branco-Monfortinho-Moraleja (cuya reactivación se anunció hace unos meses) o el necesario puente sobre el río Sever en Cedillo. Ya es suficiente símbolo de desunión el Puente de Ajuda en Olivenza.
Precisamente, esta última localidad extremeña urge reformularse y adquirir protagonismo en la cuestión iberista. Olivenza debe trascender su propia historia y actuar como capital ibérica, no puede seguir siendo un potencial conflicto. Conflicto que afloró hace no mucho para impedir que la villa oliventina formara parte de la Eurociudad Badajoz-Elvas. Por cierto, dicha Eurociudad se encuentra aún sin contenido ni ambición definida y precisa asimismo del espíritu iberista que reclama “Extremeñería”. En ello tendrá un papel imprescindible la recuperación de la lengua portuguesa en Olivenza y otras zonas rayanas extremeñas y, por extensión, su conocimiento en toda Extremadura. A este respecto, la plataforma no ve el portugués como lengua extranjera, sino como otra lengua propia extremeña, marcando diferencias con lo que hasta ahora se ha venido considerando en altas y bajas instancias regionales.
Así, la Historia común, las comunicaciones, la cuestión de Olivenza, el papel de la Eurociudad o la lengua portuguesa, son solo algunos temas que el nuevo movimiento ciudadano extremeñero pone sobre la mesa. Procurará la impregnación iberista de la sociedad extremeña y trabajará con colectivos portugueses que se encuentren en el mismo camino. “Extremeñería” pone foco en Portugal.
Juan Rebollo Bote