22/11/2025

El saqueo de Europa

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Desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, el mundo está en shock. La Unión Europea ha sido doblemente castigada y humillada por el presidente norteamericano, supuestamente, nuestro «amigo y aliado»: aranceles del 15% para las exportaciones europeas a los Estados Unidos y la obligación de los países que formamos parte de la OTAN de destinar el 5% del PIB a gastos de defensa, es decir, a la compra de material de guerra al Tío Sam.

Donald Trump ha decidido saquear la Unión Europea y, ante esta agresión letal contra nuestro modelo de Estado del bienestar, los europeos no nos podemos quedar con los brazos cruzados ni convertirnos en víctimas de este sátrapa. En este contexto, adquiere gran relevancia el viaje que ha hecho el presidente Salvador Illa a China, donde ha establecido múltiples contactos políticos y empresariales y ha cerrado algunos acuerdos, como por ejemplo la colaboración de nuestro sincrotrón ALBA con el laboratorio HEPS de Pekín.

La diferencia entre Cataluña (8 millones de habitantes) y China (1.400 millones) es abismal. Pero Cataluña ocupa un lugar geográfico privilegiado en el continente europeo y tenemos potentes infraestructuras (puertos, aeropuerto, autopistas, tren de alta velocidad…) que nos conectan en todas las direcciones. En este sentido, Cataluña puede ser una magnífica puerta de entrada de las inversiones y de las exportaciones chinas a Europa y esto puede ser un factor que incremente exponencialmente nuestra prosperidad, si sabemos compartir y aprovechar los fabulosos avances tecnológicos y científicos que se están produciendo en la patria de Mao Tse-tung.

Ya sabemos la política internacional que practica Donald Trump: sumisión o castigo. Esto es letal para los intereses de los ciudadanos catalanes, españoles y europeos, que hemos caído en una trampa que nos lleva a la autodestrucción. Necesitamos, con urgencia, abrir nuevos espacios de relación, de intercambio y de complicidad. La China del presidente Salvador Illa, pero también la Sudamérica de Pedro Sánchez.

Y es que ante la avalancha de informaciones domésticas que nos abruman estos días, ha pasado muy inadvertida la cumbre que han celebrado en Santiago de Chile los presidentes del Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; Colombia, Gustavo Petro; Chile, Gabriel Boric; Uruguay, Yamandú Orce, y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. Fruto de este encuentro, que tenía por lema «Democracia siempre», los cinco líderes han aprobado una declaración política que plantea la necesidad de promover el multilateralismo, reformar el sistema de gobernanza mundial, fortalecer una democracia diplomática activa e impulsar una narrativa que haga frente a la actual oleada reaccionaria.

Esta cumbre tendrá su continuidad el mes de septiembre, coincidiendo con la celebración de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Otros países, como México, el Reino Unido, Canadá, Suráfrica, Dinamarca, Australia y Honduras, ya han manifestado su intención de sumarse a esta alianza contra la pujanza de la extrema derecha y la xenofobia.

Es interesante constatar que el grupo promotor de esta coalición en defensa de la democracia habla en español y en portugués, las lenguas originarias de la península Ibérica, además del catalán, el vasco y el gallego. El protagonismo de Luiz Inácio Lula da Silva y de Pedro Sánchez da, por primera vez, dimensión política a la iberofonía, que es el concepto empleado para definir a estas dos lenguas ibéricas. Estamos hablando de una comunidad mundial de 900 millones de personas que hablan y se entienden con estos dos idiomas vecinos, que tienen una misma raíz y que son prácticamente idénticos.

La iberofonía es la expresión de una manera de vivir y de entender las relaciones humanas basada en la convivencia pacífica, la alegría y una alimentación sana. Su extrapolación a la política internacional nos llevaría, sin duda, a un mundo más tranquilo y armónico.

Por eso, no se entiende la hostilidad de algunos países de la Unión Europea a firmar el acuerdo comercial con el Mercosur, el embrión de la unión económica latinoamericana, fundado por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay. ¿Nos tenemos que tragar los aranceles del 15% que nos impone los Estados Unidos -0% en el caso de las importaciones norteamericanas- y rechazamos un acuerdo de libre intercambio con los países del Mercosur? ¡Increíble!

En esta hora en que los Estados Unidos, Israel y Rusia ponen en peligro la estabilidad del planeta, es cuestión de buscar nuevos paradigmas y nuevas alianzas que permitan a la Unión Europea zafarse de este ahogo que nos atenaza. El viaje de Salvador Illa a China y la cumbre de Pedro Sánchez en Santiago de Chile son puertas abiertas que tenemos que saber interpretar y aprovechar.

Además, Donald Trump, Benjamin Netanyahu y Vladímir Putin son los exponentes y referentes de la internacional reaccionaria que quiere destruir los cimientos de la democracia. Cuentan con una legión de bobos admiradores en muchos países europeos, que militan en las filas de partidos de extrema derecha y xenófobos.

La acción de rapiña de Donald Trump contra los intereses y el bienestar de los europeos tiene que ser el gran motivo y argumento para combatir y erradicar la amenaza ultra que hace tambalear muchos países democráticos. Más que nunca: los amigos de mis enemigos también son mis enemigos.

El trumpismo nos ha declarado la guerra económica y los partidos de extrema derecha son su «quinta columna». Vox es Donald Trump, Aliança Catalana es Donald Trump, Chega es Donald Trump. Tengámoslo claro, plantemos cara y pasemos al ataque.

Jaume Reixach