FITUR ibérico

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He tenido la ocasión de acudir este 19 de enero a la presentación de la Estrategia de Sostenibilidad del Turismo Transfronterizo realizada en FITUR, la Feria Internacional del Turismo de Madrid. En el acto entre otros intervinieron el ministro de Economía y Mar de Portugal, António Costa Silva, y la ministra de Industria, Comercio y Turismo de España, Reyes Maroto.

La Estrategia en cuestión, que ya fue presentada en la Cumbre anual de los gobiernos ibéricos del 2022 en Viana do Castelo, se trata de un documento en el que se analiza el contexto de un territorio en el que habitan algo más de 5 millones de personas y que alcanza el 62% de la superficie portuguesa y el 17% de la española. Un espacio de concepción rural en un 43%, afectado por el fenómeno del despoblamiento y del envejecimiento, que mantiene además unas perspectivas demográficas negativas, donde un turismo sostenible y de calidad es una oportunidad para el desarrollo de gran importancia.

El ministro portugués hizo una gran intervención explicando los objetivos de innovación, sostenibilidad y cohesión, y algunas de las actuaciones en materia de Turismo Cultural, de Naturaleza y Activo, Termal y Gastronómico. Cuestiones realmente importantes; sin embargo, personalmente, me impactó la referencia que António Costa Silva hizo a la obra de Saramago «La Jangada de Pedra», una metáfora del nobel portugués en la que la península se desgajaba del resto de Europa por los Pirineos camino de América, a través del océano Atlántico. Esta balsa ibérica, relató el ministro, hoy se articula en proyectos como el desarrollo turístico transfronterizo entre Portugal y España. La referencia me trajo al pensamiento lo imprescindibles que son los valores iberistas para favorecer el bienestar del pueblo de Iberia, especialmente en el desgarro que la frontera produjo en la geografía peninsular. Estos valores son el motor del día a día de la cooperación, sin ellos no somos nada. Quienes no sienten la pasión ibérica, no son los más idóneos para la cooperación entre Portugal y España. El ministro António Costa Silva transmitió con un estilo pausado y pedagógico: el sentimiento ibérico que late en la Estrategia de Turismo. Hay que decir que en general la participación portuguesa en Fitur es excepcionalmente positiva, tanto desde el mundo empresarial como desde el institucional.

La ministra española Reyes Maroto vino a ratificar en su exposición el valor y el impulso que el actual gobierno de España quiere dar a las relaciones ibéricas, particularmente en lo transfronterizo. No obstante, escuchando a uno y otro ministro, se apreció un cierto mayor conocimiento, concreción y entusiasmo del lado portugués. Una impresión que he tenido casi siempre que me he reunido con responsables políticos ibéricos; pareciendo que, para España, Portugal es importante retóricamente, pero que otras prioridades merecen una mayor atención. Una muestra algo vergonzosa de ello es la falta absoluta de capacidad para expresarse en lengua portuguesa de los responsables españoles. Cabría recordar a nuestros dirigentes que el portugués es un idioma universal, hermano y fácil de aprender. Al hilo de esta reflexión, desde la experiencia de un activismo de 7 años en el movimiento iberista, me atrevo a recomendar al gobierno de España que cree una Secretaria de Estado para asuntos ibéricos, con personal preparado al frente (podemos recomendar algunos nombres si fuese menester).

La financiación de las acciones previstas en la Estrategia cuenta con la posibilidad de acceso a diversos fondos europeos, y el compromiso de la financiación directa a través de los presupuestos de ambos Estados. Estamos ante un plan de gran calado, pero que como es lógico necesitará de una ejecución acorde a los objetivos planteados para que pueda considerarse exitoso.

Hay un obstáculo estructural de base en el problema de la despoblación. Precisamente la actividad turística trata de luchar contra este problema, pero si la ejecución de las acciones ha de realizarse en zonas despobladas nos encontremos sin el suficiente liderazgo empresarial y social para su completo aprovechamiento. Por tanto, el énfasis ha de ponerse en la atracción de agentes, así como en la intervención directa de las administraciones en la ejecución, que parece un tabú ideológico insuperable.

En el día a día de estos territorios encontramos personas con buenas ideas y proyectos que, sin embargo, no encuentran el marco adecuado para su desarrollo, debido a otro de los grandes problemas: una burocracia complicada por la existencia de la frontera. Se necesita una simplificación y una ayuda técnica de fácil acceso para que el monstruo burocrático no paralice las iniciativas. 

Hay otra dificultad estructural que he constatado siempre que nos acercamos al terreno; las competencias de turismo están en manos de la Comunidades Autónomas en España, cuando los acuerdos son firmados entre Estados, de manera que no siempre hay suficiente voluntad y sintonía en las administraciones regionales. También se complica la burocracia con los diferentes requisitos que plantea cada autonomía.

La Raya precisa también de mayor comunicación, una cuestión identificada en el documento de la estrategia como debilidad; para afrontarla se plantea la creación de medios digitales que den cabida a la oferta turística de la zona. Desde nuestras limitaciones, EL TRAPEZIO viene realizando está labor con una sección de Viajes y otra específica de La Raya; desde aquí ofrecemos nuestra experiencia para cualquier iniciativa en este aspecto.

La Raya es un lugar de encuentro que ha de configurarse como una nueva centralidad. Los gobiernos han realizado el diagnóstico acertado, y estamos en el buen camino, pero no hay que olvidar que la población de las zonas rurales rayanas debe ser la principal protagonista en todas las actuaciones.

Pablo Castro Abad

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