Gana la derecha en España, pero gobernará Pedro Sánchez

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Los partidos de tendencia centroderechista o derechista en España han obtenido más de la mitad de los escaños en el Congreso de los Diputados, que es la cámara que elige al presidente del Gobierno. Concretamente el PP obtiene 136 diputados, VOX 33, Unión del Pueblo Navarro 1, Coalición Canaria 1, Partido Nacionalista Vasco (PNV) 5 y Junts 7, lo que da un total de 183 escaños, estando la mayoría en 176 diputados. En un primer movimiento, realizado el día después de las elecciones, el PP intentó sumar a la posible investidura de Feijóo (líder del Partido Popular) a PP, VOX, UPN, CC y PNV, que le otorgaba justo los 176 diputados necesarios, pero el PNV se negó a cualquier negociación debido a los vínculos del PP con la formación política VOX, de tendencia derechista y nacionalista española. Tampoco es imaginable el apoyo del partido de la burguesía de derechas catalana Junts a la investidura de un candidato del PP porque, aunque son formaciones que comparten, en gran medida, una ideología política liberal conservadora, son antagónicos en el asunto nacional (El PP está con la Constitución y la unidad de España y Junts es independentista catalán y su principal líder, Puigdemont, está huido de la justicia acusado de vulnerar la Constitución).

Dada la imposibilidad de las derechas de ponerse de acuerdo para alcanzar la mayoría, las izquierdas -pese a estar en minoría- tienen muchas posibilidades de hacerlo. El PSOE ha obtenido 122 diputados, Sumar 31, Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) 7, el Bloque Nacionalista Galego 1 y Bildu 6, lo que da un total de 167 para los partidos de Izquierda, a 9 escaños de distancia de la mayoría. Todos los partidos de izquierda, incluido los independentistas catalanes de ERC que atentaron contra la Constitución en 2017, y los independentistas vascos de Bildu que tienen pasados vínculos con la organización terrorista ETA, parecen dispuestos a apoyar a Pedro Sánchez. Como consecuencia de que el número de votos no alcanzaría, necesitarán al derechista PNV, que también parece dispuesto a apoyar a un Gobierno Sánchez. Pero el apoyo del PNV tampoco llega y se precisa de los votos de Junts, el partido del prófugo de la justicia Puigdemont. Este apoyo es el más difícil, porque Junts mantiene un enfrentamiento constante con el Gobierno español al que acusa de antidemocrático, y al que exige la amnistía de los encausados por los acontecimientos de 2017, y un referéndum para lograr la división del país.

Todo indica pues que las posibilidades de Gobierno de Sánchez pasan por logar el apoyo de Puigdemont. Las negociaciones ya han comenzado de manera indirecta a través de Sumar, la formación de izquierdas en la que se incluye el Partido Comunista y Podemos entre otros. Un hecho curioso, pues es paradójico que el partido más izquierdista del Parlamento busque el apoyo del partido más derechista, si exceptuamos a VOX, pero así son las cosas en política.

Es complicado pronosticar si se logrará un acuerdo, pero existe un gran estímulo para que Junts acepte algún tipo de pacto: el no hacerlo abriría un escenario de nuevas elecciones en que la derecha del PP más VOX tendría grandes posibilidades de triunfar. Un Gobierno PP-VOX, responsabilidad de la cerrazón de Junts, es una posibilidad inasumible para los de Puigdemont, que probablemente les haría retroceder enormemente en sus apoyos. Precisamente el independentismo catalán ya ha bajado mucho en estas elecciones, en las que sólo ha obtenido 14 diputados entre ERC y Junts, de los 40 diputados que se eligen en Cataluña. Por otro lado, para Junts, tener la llave de la gobernabilidad y de los presupuestos en España es un “regalo” difícilmente rechazable.

Esta necesidad de entenderse, entre las izquierdas y el independentismo de derechas de Cataluña, ha sido vista por algunos observadores como una oportunidad de alcanzar un atisbo de solución a la conflictividad política en Cataluña. Particularmente creo que cualquier solución debe incluir también al menos al PP; cosas más difíciles se han visto.

En la cuestión ibérica un Gobierno Sánchez significa continuidad. Las relaciones con Portugal están bien enfocadas, y los socios de investidura también son proclives a profundizar en la cooperación con Portugal; no obstante, recordamos el gran debe del actual Gobierno en política ibérica: ¡Cumplir con lo acordado!

Si el PSOE sigue comandando el Gobierno, será muy fácil recordarles que ¡han prometido!: impulsar las escuelas de frontera, compartir los servicios en las áreas de frontera, eliminar los costes de contexto, elaborar un estatuto del trabajador transfronterizo, establecer vías de diálogo estructurado con la sociedad civil, impulsar la enseñanza del portugués en la educación, facilitar la homologación de los títulos académicos, luchar efectivamente contra el despoblamiento del interior rayano, coordinarse en asuntos de política europea y exterior, reunir periódicamente una comisión de seguimiento de los acuerdos alcanzados en las cumbres ibéricas…

Tras las elecciones en España, el poder del Estado queda muy repartido. Probablemente Sánchez vuelva a ser investido presidente, pero su Gobierno tendrá que negociar mucho para aprobar leyes y sacar adelante los presupuestos. Además, el poder territorial en las Comunidades Autónomas está en manos del PP o del PP+VOX en gran parte del país. En definitiva, es tiempo para la política; una política que esté a la altura de la complejidad intrínseca de una sociedad democrática avanzada.

 

Pablo Castro Abad

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