El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, comienza una gira diplomática africana el próximo domingo. Además de la Cumbre de los BRICS, en Sudáfrica, Lula realiza una visita de Estado a Angola y participa en la Cumbre de la Comunidade dos Países de Língua Portuguesa (CPLP), en São Tomé e Príncipe. Los tres eventos son muy importantes para Brasil, por razones de geopolítica e identidad cultural. Una política exterior cercana a África es uno de los principios que siempre desarrolló el presidente Lula en sus Gobiernos. Más de la mitad del país es afrodescendiente.
La 15ª Cumbre de Jefes de Estado de los BRICS, del 22 al 24 de agosto, será la primera cita. Un espacio de países emergentes con voluntad de construir unas relaciones multipolares. Brasil es de facto el representante iberoamericano en este foro. De los países del bloque, estarán presentes, además de Lula, Cyril Ramaphosa (Sudáfrica), Xi Jinping (China) y Narendra Modi (India). El presidente de Rusia, Vladimir Putin, participará de forma virtual. Habrá representantes de 40 países invitados, interesados en incorporarse al bloque.
Por otro lado, la cooperación bilateral y el refuerzo de las vinculaciones históricas serán los principales temas de la visita del presidente Lula a Angola, los próximos días 25 y 26. Además del encuentro con el presidente angoleño João Lourenço, Lula hablará solemnemente en la Asamblea Nacional de Angola, así como va a participar en un seminario y un evento empresarial.
El 27 de agosto, último día del viaje, Lula estará en Santo Tomé y Príncipe para estar presente en la 14ª de Jefes de Estado de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP), en un momento de interés creciente de los países lusófonos africanos -y por la propia organización- de estrechar lazos con el espacio iberoamericano, lo que implícitamente refuerza la idea de la Iberofonía. EL TRAPEZIO estará atento a todo lo que ocurra en estas cumbres, para poder perfilar mejor las prioridades del Itamaraty en el tercer Gobierno Lula. En otro orden de cosas, cabe subrayar la reciente visita de la embajadora española en Brasil, Mar Fernández-Palacios, a la Fundación Gilberto Freyre de Recife (Brasil), un pensador fundamental para el (pan)iberismo.
Cómo ya hemos explicado, la alianza argentino-brasileña es un equivalente iberista en las Américas, además de ser el núcleo sobre el que construir una integración política y económica sudamericana, dado que México tiene intereses muy vinculados con Estados Unidos. La posible victoria de Javier Milei supondría dinamitar la alianza argentino-brasileña, el Mercosur y la agenda latinoamericanista. Milei supone el mismo peligro que Bolsonaro en términos geopolíticos. Sus aliados exclusivos son Estados Unidos e Israel.
El balance del Gobierno saliente de Alberto Fernández es contradictorio: bueno en política exterior, malo en la interior. Hay un elemento prepolítico en el debate público que es tener una moneda estable. Sólo te das cuenta cuando careces. Desearía antes una real-ización (brasileña) que una dolar-ización. El peso está pulverizado. Las dependencias consustanciales sí son parte del debate político. Antes de que Argentina se dolarice, Brasil y/o el Eurogrupo debería darle alguna alternativa.
En España pasaremos unos meses de cierta interinidad, por lo que no estamos en condiciones de desplegar una agenda expansiva internacional. Para bien y para mal, no tendremos el foco internacional en nuestro país. El Gobierno español pasará desapercibido en la arena internacional. Ni adhesiones, ni rechazos. El reto político es que la mejora del pluralismo interno sea coherente y no debilite la acción exterior del Estado. Esto es lo que siempre ha defendido el iberismo para España. La clave está en si el proceso ayuda a mejorar la unidad de la diversidad interna, y no alienta a sabotear la cordialidad, la identidad y las instituciones españolas. Como dijo Ángel Ganivet en Granada la bella: “Quedémonos en la dulce interinidad en que vivimos, y aprovechemos este reposo para ver claro, para orientarnos, para tantear nuestras fuerzas, para disponernos a esta obra espiritual, regeneradora y precursora”.
Pablo González Velasco
