Reconocimiento de la lucha por la libertad

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El pasado día 19 de agosto, el presidente de la República de Portugal concedía la alta distinción de la Ordem da Liberdade a 26 militares que se distinguieron en la Revolução dos Cravos (lamentablemente poco resaltado por los medios de comunicación en general), dando continuidad a una media que inició meses atrás y proseguirá hasta 2024, cuando se cumplan 50 años de la Revolução.

El coronel Manuel Duran Clemente, distinguido con esta condecoración, expresaba su satisfacción, al tiempo que declaraba: “Quem merece condecoração é o Povo sofredor e os resistentes à ditadura opressora salazarista”. En la misma línea se expresa otro de los condecorados (con cuya amistad me honro, como con el anterior), coronel João Andrade da Silva. ¡Ambos y tantos más han sido siempre consecuentes con lo que dicen, pues ese ha sido su pensamiento con respecto al pueblo al que siempre han servido!

El presidente de la Associação 25 de Abril, el también coronel Vasco Lourenço, ha remarcado que hasta la conmemoración del 50 aniversario, cinco mil militares que participaron en la Revolução de Abril recibirán algún tipo de distinción. Y esto es de justicia, pues junto a los militares más destacados participaron otros, de servicio militar obligatorio u otras circunstancias que lo merecen igualmente, ya que se jugaron también la vida para devolver a la patria la libertad, al tiempo que luchaban por acabar con un colonialismo aberrante y aspiraban a un desenvolvimiento del país que creara prosperidad.

Pero vuelvo a la frase de Duran Clemente. ¡Merece ser condecorado el pueblo sufridor y los resistentes a la dictadura! Acordémonos que ese glorioso día del 25 de Abril de 1974, los comunicados del Movimento das Forças Armadas dirigidos a la población conminaban insistentemente a que “todos os habitantes da cidade de Lisboa recolherem a suas casas”. ¡Y las calles se llenaron de civiles que colaboraron activamente en el avance de las tropas por la ciudad! Gritaban contra la dictadura y vitoreaban a los militares desde balcones, puertas, acerados…, subidos a los árboles, las rejas, los tanques, los vehículos militares… Incluso el brigadeiro Junqueira dos Reis -que trató de masacrar a Salgueiro Maia y sus tropas cerca del Terreiro do Paço, al intentar cercarlo en el Largo do Carmo (donde estaba asediado Marcelo Caetano)-, comunicó a sus superiores que no podía avanzar porque la multitud se lo impedía, y que incluso no le atacaban porque creían que eran también militares sublevados. ¡Esa es una clave de la rápida victoria, como han reconocido los propios responsables del Golpe!

¡El pueblo de Lisboa, el pueblo sencillo, sufridor, de Portugal (que derramó su sangre ese día a manos de la PIDE), merece un reconocimiento por su valor, por su entrega, por su lucha en pro de la libertad!

¿Y qué decir de tantos opositores en la clandestinidad interna y externa durante décadas? De esas mujeres y hombres que se jugaban la vida y su integridad en una actividad política, sindical, social, que les llevó a tantos a la persecución sin tregua, a la tortura a manos de la PIDE, a las horribles cárceles de Peniche, Caxias, Aljube, Tarrafal… y a la muerte. De aquellos partidos políticos que se jugaban el todo por el todo cada día (he de destacar el papel especial del PCP). De los organizadores de reuniones clandestinas en universidades, centros de trabajo y estudio…, de los míticos Congressos Republicanos y de Oposição Democrática de Aveiro, etc., etc. ¿No se merece una distinción dada su lucha por la Libertad?

¡Tantos, tantas! Todo un pueblo en armas físicas y armas de palabras, escritos, comunicados, huelgas, manifestaciones, resistencias activas y pasivas, que deben causar la admiración del mundo. Todo un Portugal sufridor y resistente ha de tener el “reconocimiento de la lucha por la libertad”, ejemplo para el mundo.

 

Moisés Cayetano Rosado

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