Viaje antropológico a Fundão y Penamacor

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La semana pasada participé en Portugal de una experiencia única con profesores y alumnos del Máster de Antropología de Iberoamérica de la Universidad de Salamanca. Unas prácticas de campo, organizadas por Pedro Miguel Salvado, Ángel B. Espina Barrio, Luiz Nilton Corrêa y Elizabeth Manjarrés, sobre la identidad, la ruralidad y los cambios. Fuimos desde Salamanca hasta Fundão y Penamacor, en el entorno de la Serra da Gardunha, que está más allá de Covilhã y en paralelo a San Martín de Trevejo, conocida por su A Fala, que -por coincidencia- el conductor del autobús que nos llevó dominaba esta lengua de origen asturleonés.

Fundão está más cerca de Salamanca que ambas ciudades de sus respetivas capitales. Allí nos esperaba un profesional equipo de “descodificadores” portugueses de este singular paisaje de mudanza. Nos enseñaron las claves y las complejidades de la cultura ancestral del interior de la Beira Baja y de las nuevas identidades rurales. El Concelho do Fundão, ubicado en una latitud media de la península ibérica, cerca del paralelo 40 norte, es un cruce de caminos donde confluyen diferentes áreas geográficas y corrientes culturales.

Fundão está en el aquém do Tejo, antes de llegar al Alentejo. Es una tierra de transición entre el Portugal norte y sur; entre el minifundio y el latifundio; entre lo atlántico y lo mediterráneo. Un lugar histórico de paso de éxodos y de asentamientos de emigrantes y exiliados, donde destacan los sefardíes. Los judíos españoles poblaron estas tierras.

Fundão está viviendo un momento positivo de cambio económico, lo que es una gran novedad en la Raya, si exceptuamos la parte más dinámica de la Raya galaicoportuguesa en su zona atlántica. Como cualquier otro territorio rayano siempre hubo una informal cooperación transfronteriza basada en el contrabando, la supervivencia mutua, la interculturalidad y las familias mixtas. No obstante, debemos matizar que, a diferencia de Penamacor, territorio puramente rayano, Fundão ya está en transición entre la Raya y la zona central del interior de Portugal, camino de Coímbra.

El estudio de las diferencias y semejanzas luso-españolas, sin perder la perspectiva peninsular porque -entre otros motivos- hubo un tiempo que no existían España y Portugal, forma parte de un saludable iberismo antropológico y de un regionalismo transfronterizo, que hermana a Salamanca y Cáceres con la Beira.

Los alrededores de la Serra da Gardunha son el escenario de la llegada de inversores franceses, israelíes y brasileños; de neorrurales, en busca de nuevas utopías paganas; de estudiantes procedentes de la lusofonía; y de turistas aficionados a los avistamientos de bolas de fuego y otros misterios del universo. Cerca de la nieve de la Serra da Estrela, Fundão atrae por su calidad de vida, con precios que no son los de Lisboa, aunque hayan subido últimamente.

Una tierra ancestral donde hubo intercambios culturales basados en las rutas pastoriles de trashumancia ibérica y la ruta entre Emerita Augusta (Mérida) y Bracara Augusta (Braga). Acostumbrados -los que estudiamos el continente americano- a utilizar el término indígenas con los amerindios, aquí también es de uso corriente el indigenismo ibérico, que entró en simbiosis con el proceso de romanización, y a pesar de que no existe una comunidad identificable, quedó en el imaginario colectivo inconsciente una serie de mitos, cristianizados y transculturizados, así como evidencias arqueológicas de huellas indígenas de vetones y lusitanos, como se puede comprobar en el Museo Arqueológico Municipal José Monteiro. Durante las prácticas, también pudimos constatar los antiguos sincretismos religiosos en las ruinas de la antigua Capela de São Pedro, en la Estação Arqueológica da Tapada de São Pedro, freguesia de Capinha, concelho do Fundão.

Fundão ha conseguido convertirse en un gran laboratorio, donde una nueva agricultura y una nueva industria informática ha revertido la despoblación y el retroceso económico, y ha situado en el mapa del mundo a esta región con potencial de prosperidad, en la que ya se percibe un pujante mercado inmobiliario y de nueva construcción. La administración local se ha adaptado al nuevo modelo de crecimiento y ha creado un ambiente de negocio, con incubadoras de empresas, impresoras 3D, coworking, planes empresariales de seguimiento y ayudas al alojamiento familiar de los inmigrantes y refugiados.

Aprovechando esta reinvención económica, Fundão está invirtiendo en cultura para preservar su identidad local y su patrimonio cultural, muy rico por las diferentes civilizaciones que se asentaron en la zona, así como está apostando por la potencialidad económica del turismo, que tiene recorrido de crecimiento por delante, como han demostrado otras zonas del interior de Portugal. Se trata de una zona sin desempleo.

Fundão recibe continuamente inmigrantes y nacionales de otras regiones de Portugal. La cereza y el queso son productos estrella, y en homenaje a ellos es importante visitar la Casa da Pastoricia en Três Povos-Salgueiro y la Casa da Cereja en Alcongosta. También la almendra es un producto importante, aunque tiene consecuencias medioambientales que están siendo debatidas.

Todos los niños aprenden a hacer quesos, algo de programación informática y también algunos de ellos reciben clases de geopolítica, porque esta tierra ha generado un político de la talla de António Guterres, secretario general de la ONU, un referente de la diplomacia lusa e ibérica. Desde la Casa das Memórias António Guterres, muy cerca de la casa de sus abuelos donde siempre veraneaba y veranea, se lanza un mensaje global de paz. Uno de los objetos más interesantes del museo es una bandera portuguesa que estuvo escondida durante los años de ocupación de Indonesia sobre Timor Oriental.

En el ámbito de la cultura, la Câmara Municipal do Fundão y la UNESCO crearon una red de casas temáticas con sede en varias freguesias del municipio que se llama Casas e Lugares do Sentir, que son las siguientes: Casa do Barro (Telhado); Casa do Bombo (Lavacolhos); Casa da Poesia Eugénio de Andrade (Póvoa da Atalaia); Casa da Romaria de Santa Luzia (Castelejo); Casa das Memórias António Guterres (Donas); Casas dos Ofícios (Soito da Casa); Casas do Folclore (Silvares); Casa do Pastor (Salgueiro); y Casa da Cereja (Alcongosta).

En Penamacor pudimos visitar la Casa da Memória da Medicina Sefardita Ribeiro Sanches, espacio dedicado al médico, filósofo y científico de origen judío, que nació en esta región y que estudió en la Universidad de Salamanca, como también lo hicieron Amato Lusitano o Garcia de Orta. Por tradición, los judíos acumularon un rico conocimiento sobre higiene y medicina, desarrollando un notable talento, reconocido en todo el mundo.

La tradición navideña de la quema del Madeiro es una de las fiestas más características de Penamacor y siempre cuenta con un importante protagonismo juvenil. Otra celebración, en este caso religiosa, es la romería de Nossa Senhora da Póvoa, donde la virgen se vincula a la madre tierra, cristianizando antiguas deidades a través de la virgen, lo que ayuda a hermanar pueblos vecinos y de frontera. El gran investigador de este fenómeno es André Oliveirinha, premiado por la Universidad de Salamanca, que también nos mostró el Museo Municipal de Penamacor, además de animar la noche tocando el acordeón. Asimismo, conocimos la historia de Penamacor, observando sus ruinas y escuchando a Tiago Alves. Penamacor tuvo en el inicio del Reino de Portugal un papel militar muy importante, pero fueron los largos periodos de paz los que le hicieron aprovechar las ventajas del desarrollo económico de esta ubicación estratégica de tierra en transición.

La gastronomía como parte del trabajo de campo fue un episodio pantagruélico propio de las ruralidades. Enchemos o bucho de comidas, experiencias y conocimiento etnográfico, esencial para cualquier tipo de cooperación entre pueblos hermanos, así como para entender la antropología ibérica e iberoamericana.

Por último, quiero felicitar a todos los que hicieron posible este ejemplo de cooperación efectiva y valiente transfronteriza en el ámbito educativo. El coordinador del campus abierto, Pedro Miguel Salvado, cuyo carisma y erudición son inconfundibles, defendió la importancia de la poesía, fundamental para la antropología. Todos los participantes recibimos, como regalo, varias publicaciones de poetas locales, como Luís Filipe Maçarico y Vasco Lopes Días Araújo, así como dos libros sobre poesías de varios autores sobre el Madeiro, lo que nos ayudará, sin duda, a entender con más profundidad a los habitantes de estos pueblos.

Parece evidente que las políticas medioambientales, educativas y culturales no deben ser interrumpidas por una artificial frontera administrativa, sino que debemos coordinarnos ibéricamente. Salamanca y su universidad debieran de incrementar (aún más) la cooperación con Portugal, dado que siempre fue un referente y lo puede ser decisivamente en un momento de excelentes relaciones entre ambos Gobiernos que acaban de firmar un ambicioso Tratado de Amistad en Trujillo, una localidad no tan lejana. Hacer cumplir este Tratado de Amistad, junto con la Estrategia Común de Desarrollo Transfronterizo, es la mejor forma de un iberismo pragmático. Como podemos leer en dicho Tratado, concretamente en el Artículo 5 sobre Cooperación en materia de lenguas, educación y la cultura:

“1. Las Partes reconocen el papel de las lenguas, educación y cultura como vectores relevantes de su relación bilateral. 2. Se comprometen a promover la investigación conjunta y el respectivo aprendizaje de idiomas, en especial a través de una apuesta por la cooperación universitaria, particularmente mediante iniciativas comunes, como la creación de cursos y grados conjuntos entre instituciones, la promoción de la movilidad e intercambio de estudiantes y docentes de instituciones de enseñanza superior, así como de una dinamización del acceso abierto a publicaciones y datos científicos. 3. En el ámbito cultural, deseando fortalecer las relaciones de amistad y reforzar los lazos históricos entre los dos Estados, las Partes promoverán la cooperación en el marco de las relaciones bilaterales y multilaterales en el área de la cultura, teniendo en consideración el papel de la misma en el desarrollo sostenible, en la transformación de las sociedades y en la cohesión territorial. 4. Las Partes promoverán un mejor entendimiento mutuo, así como un mayor conocimiento de historia y de las artes y las culturas de sus pueblos a través de las áreas del patrimonio, museos, archivos, bibliotecas, literatura, artes plásticas, música, teatro, danza, cine y sector audiovisual, así como los demás ámbitos de la actividad artística y cultural, y del desarrollo de iniciativas destinadas a intensificar la cooperación entre los dos Estados y promover la creatividad y la innovación”.

 

La noticia positiva tras la despedida es que nos volveremos a ver en el XXVI Congresso Internacional de Antropologia de Ibero-América: Territórios, Migrações e Fronteiras, entre los días 22 a 25 de marzo en Fundão. Animo a todos nuestros lectores a que visiten Fundão y Penamacor, incluso que busquen trabajo o proyectos a realizar en estas fértiles y fecundas tierras, entre otros motivos porque allí hay gente de todo el mundo, pero poca de España e Hispanoamérica. Hay que corregirlo.

Pablo González Velasco

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