Apuntes iberistas

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Desde mi condición de portuguesa que ha vivido varios años en España, creo que se puede englobar el sentimiento español y portugués en un único sentimiento: el ibérico.

Podemos imaginarnos en un gran país forjado por primos hermanos, que han ido históricamente de la mano. Pero con imaginarlo no es suficiente. Materializar esa idea es una labor que debe ir naciendo desde la educación más básica, hasta llegar a los proyectos más ambiciosos. Con mucha información, libre y sencilla, que llegue al ciudadano de a pie; que vaya calando en aquellos que queremos tener una voz más fuerte dentro de la Unión Europea. No somos tan pequeños. Somos importantes. Para Europa y su economía, Iberia es indispensable.

Como portuguesa, me ha sido muy fácil amar a España; en sus calles; con sus gentes; con sus costumbres; simplemente me siento en casa; ni más especial ni menos importante.

He vivido en Madrid, y en Barcelona hasta hace algunos meses. De Barcelona tengo varias experiencias agridulces. Desde la perspectiva de una portuguesa, no he entendido la exigencia del dominio del idioma catalán para acceder a un empleo. Estos obstáculos lingüísticos de la España del siglo XXI, no deberían tener cabida en una hipotética Iberia.

Pero no todo han sido obstáculos. Con el tiempo, he aprendido algo de catalán, porque el saber no ocupa lugar. La diversidad nos hace más fuertes, y en Cataluña me he encontrado con personas maravillosas que me han ayudado. He aprendido de sus historias; de sus viajes; de sus fiestas; de sus logros, y también de sus fracasos. A pesar de muchos contras, los pros siempre se llevarán mis palmas. Amo Barcelona, tan llena de música y poesía.

Quiero insistir en la educación, ya que las escuelas juegan un papel muy importante. Iberia debe construirse desde el colegio. Mi hijo tiene 7 años, y ya habla castellano, catalán y portugués. La variedad lingüística no debe ser un problema, sino una gran ventaja; especialmente, porque en Iberia hablamos dos lenguas próximas y universales. Si conseguimos una verdadera alianza entre nuestras lenguas, quizá el resto de los europeos se preocupen más por estudiarlas y aprenderlas.

En una Unión Ibérica, seríamos casi 60 millones de habitantes; ganaríamos fuerza y representación en las instituciones europeas, y eso es vital para nuestro presente y nuestro futuro. Cuanta mayor integración y coordinación alcancemos, mejor futuro alcanzaremos; estoy convencida de ello.

Es importante destacar que, en la educación secundaria de Portugal, se estudia una segunda lengua extranjera, además del inglés; donde podemos elegir entre el español, el francés y el alemán. Esta fórmula ha logrado que cualquier ciudadano luso, laboralmente activo, tenga una noción básica de la lengua castellana; bien por lo aprendido en la escuela, bien por relaciones comerciales, o por ese turismo cercano, que tantas ventajas nos otorga.

Voy saltando de un pensamiento a otro; de una idea a otra; de ráfagas que explotan llenas de emoción al poder expresar mi amor por ambos países; que, igual que disfruto un fado y un plato de bacalao al horno, me enamoro escuchando un pasodoble al compás de una copa de rioja y un plato de marmitako. Que sí, que España es muy grande, que lo mismo comes unas migas en Asturias, que unas fabas en Alicante y una paella en Burgos. La riqueza cultural que podemos llegar a juntar es extraordinariamente rica.

Soy una iberista vivencial. Mis experiencias vitales han configurado en mí un pensamiento en el que veo a la península ibérica como un conjunto, y no como dos países separados por una frontera.

Es maravillosa la idea de poder desplazarse de Lisboa a Santander, o de Sevilla a Coimbra, dentro de un mismo espacio cultural. Sería necesario que nuestras políticas convergieran cada día más, para facilitar el desarrollo y la hermandad entre nuestros pueblos.

En mi trabajo en el sector turístico, tan golpeado por la crisis de la covid-19, he podido observar la complementariedad de España y Portugal. Somos dos potencias turísticas, que juntas podemos liderar el turismo mundial; por nuestra variedad de oferta, y por nuestras infraestructuras, que son las más completas del globo.

Somos el gran pueblo ibérico. Juntos podemos desarrollarnos más y mejor; haciendo oír nuestra voz con renovadas fuerzas en Europa y en el mundo entero.

Dolores Da Silva F.