Mirando las estadísticas, los aeropuertos de España, como ha estado sucediendo con otros europeos, batieron nuevos récords de pasajeros en 2019 y, para ello, han contribuido en gran medida los vuelos entre Portugal y España. Varios meses del año pasado estuvieron marcados por más de medio millón de personas circulando entre los dos países. Sin embargo, si para el sector de la aviación es bueno, algunos argumentan que para el medio ambiente no es así y que el problema más grande es la falta de una alternativa.
En un momento en que la contaminación es un tema prioritario para todo el mundo y se pretende una economía más verde, no está fuera de lugar que se cuestione la falta de conexiones ferroviarias entre Portugal y España. Es cierto que es necesario acortar las distancias y muchos agradecen los puentes aéreos que se han estado creando en los últimos tiempos, pero también ganan fuerza las críticas a la falta de alternativas. Esta cuestión fue planteada, por ejemplo, por una lectora de EL TRAPEZIO. ¿Existe una alternativa viable y económica para conectar los dos países? Lo cierto es que, el año pasado, la falta de una apuesta por la conexión ferroviaria fue un asunto de debate, después de que un empresario vinculado al sector de la automoción considerara que esta era una de las razones por las que Portugal era mucho menos competitivo de lo que podía ser.
En 2008, los informes mostraban que el proyecto de eje ferroviario de alta velocidad que conectaba Portugal y España iba por buen camino. Una década más tarde, poco se logró en la práctica. En 2019, el tema fue comentado de nuevo, pero sin mucha incidencia en lo que son las intenciones futuras. El tema es «bastante tóxico en Portugal y con el tiempo es una discusión que volverá», explicó António Costa.
En coche, hay dos grandes problemas: el tiempo y el dinero. Con la guerra entre aerolíneas es cada vez más recurrente ver viajes que están a un precio de saldo y que nos ‘roban’ poco tiempo. A fin de cuentas, no es raro llegar a la conclusión de que perderíamos más tiempo y tal vez más dinero si elegimos una alternativa a la opción de despegar. En el caso del coche y teniendo en cuenta estos dos países específicos, todavía hay que añadir otro ingrediente a esta receta: los peajes. Aunque lo que une a Portugal y España es mucho más de lo que separa a los dos países, todavía hay diferencias considerables. A diferencia de Portugal, donde todas las autopistas tienen peajes, España destaca en Europa con la mayor red de grandes autopistas gratuitas. En diciembre del año pasado, un trabajo basado en datos del Ministerio de Fomento de España mostró que el 73% de las principales autopistas de acceso y circulación europeas gratuitas se encuentran en España.
Es decir, es innegable que el acortamiento de las distancias es esencial en estos días y tenemos que agradecer a los puentes aéreos, pero también hay una necesidad de pensar en los costes que la contaminación del aire tiene por año en salud, por ejemplo. En 2018, Bruselas ya estimó un peso de 20 mil millones al año en este sector.
La falta de calidad del aire mata a escala global y que la urgencia de cambiar este escenario es tanto que las acciones se multiplican para descarbonizar las ciudades, ya sea a través de restricciones o incentivos, pero ¿es suficiente?
«Elegir evolucionar» es el lema de la Lisboa Capital Verde Europea y pretende ser un recordatorio para todos: El mañana es responsabilidad de todos y el cambio puede comenzar en las pequeñas elecciones, incluso cuando hablamos de nuestros viajes.
Sofia Martins Santos es periodista y una apasionada por la posibilidad de descubrir y contar historias; lo que le interesa son las personas, estén donde estén.