¿Qué es una «tormenta perfecta»? Normalmente cuando usamos esta expresión estamos describiendo un fenómeno meteorológico, creado gracias a la confluencia de varios factores que acaban por conducir al desastre. Mirando hacia la península ibérica, tal vez todavía es temprano para hablar de desastre, pero claramente los vientos comienzan a soplar, no sólo hacia la derecha sino hacia el extremo. Es sobre el ascenso (que no aparición, porque la autora cree que la misma siempre ha estado en el seno de nuestras sociedades en las últimas cuatro décadas) de la extrema derecha, especialmente en lo que respecta a Vox y CHEGA. Un fenómeno que se trata el último libro de la periodista Daniela Santiago.
A lo largo de las 351 páginas de este libro, vemos pasar por delante nuestra (esta vez sin imagen, pero el poder de la palabra sumerge) las historias y los personajes que nos han llevado a la situación actual. ¿A dónde vamos? Esta es una pregunta difícil de responder porque ninguno de nosotros es Bandarra (profeta popular).
Puede que no podamos adivinar el futuro, pero podemos ver lo que hemos hecho en el pasado. El camino de portugueses y españoles no siempre ha sido el mismo, y en la entrevista que le hemos hecho a la corresponsal de RTP, nos ha recordado que todavía hay muchas cosas que los portugueses desconocen sobre los españoles (y viceversa, como muchos sabemos). Las fosas comunes y los bebés robados a las familias durante la dictadura de Franco son algunos de los hechos que los portugueses (afortunadamente) no hemos vivido. Estas cicatrices y líderes débiles nos han conducido a donde estamos hoy.
Este es un libro basado en la actualidad, en historias y memorias reportadas todos los días en los diferentes medios. Al leer «La tormenta perfecta» es imposible no mirar a la televisión y detener la mirada, tanto en lo que aún sucede en Ceuta, como en el congreso de las derechas en Portugal (que ha unido a PSD-CDS-IL-CHEGA) en Lisboa. Pero comencemos por la ciudad autónoma que fue portuguesa y que en su bandera nos remite tanto al escudo nacional como a la bandera de Lisboa.
El miedo contra los migrantes (este no es todavía un problema portugués, pero con un aumento del control en Ceuta y en el sur de España la opción del Algarve puede ser cada vez más una realidad para aquellos que miran a Europa como «El Dorado») está presente en la península ibérica, y es algo que la extrema derecha se refiere como la defensa del modo de vida europeo, el cristianismo y el hombre blanco. Sólo que nosotros somos mucho más que esto, somos el fruto de una presencia árabe secular y de una búsqueda constante por una vida mejor, que en varios momentos de la historia nos ha hecho arriesgarnos, de igual manera que estos jóvenes lanzándose al agua.
En Ceuta, los problemas continúan y ahora tenemos la presencia de Santiago Abascal, que en las fotos tomadas a caballo recuerda a un Putin latino. Abascal, al igual que Ventura (y sus «maestros» Trump y Bolsonaro) es un experto que «surfea la ola» del populismo aprovechando la crisis creada al sur. Ser noticia, ser relevante, es lo que todos los políticos quieren y estos son iguales a los dirigentes de São Bento y de la Moncloa que tanto critican.
No hay nada malo en criticar, viviendo en democracia es perfectamente normal, pero es bueno presentar propuestas válidas para cambiar el rumbo de las cosas. En el caso español y portugués, los programas de ambos partidos golpean la tecla del «Make …Great Again», en los malvados inmigrantes (en el caso portugués, son los gitanos y las personas que viven en barrios sociales como el de Jamaica) y la necesidad de llevar armas/tener fuerzas de seguridad potentes. Pero, ¿es esto lo que necesitamos?
Pasando ahora al caso portugués, la situación en los dos países no es similar, pero tiene conexiones. Si en España tuvimos el PP-Ciudadanos-Vox en un mismo podio, en Portugal los partidos de derecha han hablado en un congreso de donde lo que podemos sacar es que el CDS está dispuesto a negociar con el partido de André Ventura, nuestro «One Man Show» y «trending topic» común en Twitter. La normalización de esta figura no la realizan sólo los medios de comunicación, sino también los partidos que se sientan a su lado en la Asamblea de la República.
La autora del libro cree que Ventura es la fuerza vital del partido y, como tal, CHEGA no es tan peligroso como su congénere español. Puede que no haya grandes figuras, pero caminando por las redes sociales vemos que muchos están quitando el polvo de los pensamientos fascistas. Los ideales de ambos partidos niegan cualquier tipo de asociación con Salazar y Franco, pero lo que demuestran no es así.
La nostalgia por el pasado, en muchos casos no vivido, es el principal y último factor para esta ascensión. Veremos si el fuego encendido es pasajero o arderá eternamente.
Andreia Rodrigues