Sí, quiero empezar con una declaración polémica para que me prestéis atención. En este momento aquellos muy patriotas lusitanos, y también muy adoctrinados, estarán dispuestos a repetir mecánicamente todo lo que han aprendido en la escuela —una de sus principales funciones es reproducir la visión de los intereses dominantes— y en la cultura popular (mitos) contra dicha afirmación, preparados para lanzar piedras y pedir sangre.
¡Calma! Cuando digo que Portugal es España me refiero «sólo» cultural, geográfica y étnicamente (mezclas de celtas, iberos, romanos, norteafricanos, germanos). Por supuesto, políticamente (algo contra natura) vivimos en realidades diferentes que nos separan de nuestro «todo civilizatorio» – tal y como afirmaba un tal Fernando Pessoa -, pero, por casualidades de la historia, vivimos, «ahora», en países diferentes. ¿Siempre fue así? No. ¿Siempre tiene que ser así? Tampoco. Como la nación portuguesa, o catalana, o española, u otras, también se puede construir la nación ibérica. ¿Está el Estado español compuesto por una nación o es un Estado de naciones? ¿No puede Portugal encajar en este Estado de naciones? Claro que puede. ¿De qué depende? Voluntad política y correlación de fuerzas. ¿De qué depende la independencia o no de Cataluña? Voluntad política y de correlación de fuerzas. Hay muchos caminos y muchas opciones, la pregunta es si hay interés de quién realmente tiene el control de nuestros destinos. ¿Cuál es la manera más sabia en este momento? Apoyo al Movimiento Partido Ibérico, no hay posibilidad de ir más allá actualmente.
¿Por qué soy iberista? Porque veo claramente a Portugal como la pieza de un puzle que falta en este «todo civilizatorio». Porque nos enriquecería a todos en varios aspectos. Porque juntos formaríamos un bloque más fuerte, capaz de hacer frente a los abusos de otras potencias económicas y tener más peso en la UE. Pero uno de los factores más importantes es que se sentiría en los bolsillos de los portugueses. El precio de la independencia de Portugal tiene un alto coste en la piel de la gente común cuando paga la gasolina, el gas, la electricidad y los productos de comestibles más caros. ¿Está justificado? No me parece racional a menos que vuelva la visión de «una, grande y libre» de España.
Pero si España es una democracia relativamente decente, como lo ha sido en las últimas décadas —a pesar de todos los escándalos— y, por lo tanto, da una vida (relativamente) digna a sus ciudadanos, con un servicio de sanidad universal y gratuito de alta calidad, escuelas públicas de alto nivel, amplios derechos laborales, servicios públicos generales de excelencia, respeto por las autonomías y naciones históricas, por la diversidad cultural de su pueblo, etc., ¿qué tienen los portugueses que temer? ¿Vivir con más dinero? ¿Con un mejor nivel de vida? ¿Pertenecer a un país más fuerte cultural, deportiva, económicamente? La unión hace la fuerza, y además, esta no sería una mera unión para intereses puramente económicos, sino un reencuentro de hermanos ibéricos. Hay muchas más cosas que nos unen que aquellas nos separan y ese es un punto esencial.
Los portugueses, en mi opinión, sólo tienen una cosa que temer: el fascismo español. Y desafortunadamente, es un peligro que acecha abiertamente. ¿Vivimos en un buen momento para el iberismo? Obviamente no. La normalización de partidos fascistas como VOX, o incluso la reacción del Estado español ante el deseo popular catalán de celebrar un referéndum sobre su independencia, asusta y provoca rechazo a cualquiera en Portugal.
A modo de conclusión: creo que es delictivo que nos veten el acceso a la cultura de «nuestros hermanos» mientras somos invadidos diariamente por los estadounidenses y británicos -también de calidad en muchos casos, por supuesto, pero mucho más ajeno- cuando tenemos a nuestro lado una riquísima, complementaria a la nuestra en muchos casos y con la que podríamos reencontrarnos en tantas cosas. Conocer España es conocernos mejor, pero ¿habrá interés por parte del Estado para que eso suceda? Lamentablemente es algo dificil. El conocimiento del otro lado de La Raya nos une y esa no es la voluntad de muchos poderes dominantes.
Alexandre Nunes es licenciado en Estudios Europeos.