Presupuestos 2021 y recuperación económica: ¡manos a la obra!

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Los principales titulares en Portugal y España están volcados en los Presupuestos del Estado para 2021. Los próximos presupuestos se recordarán como los del Fondo de Recuperación y Resiliencia europeo. El dinero que ha de propiciar la transición energética; el definitivo desarrollo digital, e iniciar un cambio en el modelo de desarrollo. Objetivos muy ambiciosos, y de incierta consecución. Serán también los presupuestos del gasto social, del déficit y de la deuda.

Las cuentas públicas, tanto en España como en Portugal, reflejan el giro económico que ha impuesto la crisis sanitaria. El nuevo paradigma para superar la debacle es el aumento del gasto público. Lógicamente, el aumento del gasto supondrá un mayor déficit (previsiones del 7,7% del PIB en España, y del 4,3% en Portugal), y un consiguiente aumento de la deuda pública (118% del PIB en España, y 131% en Portugal).

Los presupuestos españoles, aún pendientes de aprobar, elevan el gasto hasta los 550.000 millones de euros, lo que equivale al 45% del PIB. En Portugal, con los presupuestos ya aprobados, los gastos superarán los 100.000 millones de euros; el 47% del PIB.

En ambos países, se producirá un significativo aumento del gasto social, con aumentos en todas sus partidas, como las de la dependencia; ingresos mínimos; becas; pensiones, o desempleo.

Las inversiones subirán en torno al 20% y se empezarán a usar los fondos procedentes del Plan de Recuperación y Resiliencia europeo.

En España, habrá algunos aumentos de impuestos, con el incremento del IRPF a las rentas mayores a 200.000 euros, y la eliminación de deducciones en el impuesto de sociedades. Finalmente, la temida subida del impuesto al diésel no se producirá.

Portugal, sin embargo, ha optado por bajar el IVA de la electricidad, y devolver el IVA del sector turístico, en forma de descuentos en los propios establecimientos hosteleros.

Una vez aprobadas las cuentas, Portugal vive la polémica política propiciada por una alianza puntual entre el derechista PSD y el Bloque de Izquierda, que ha sacado adelante una enmienda que prohíbe que el Estado ponga más dinero en el insolvente «Novo Banco», mientras no se conozca el resultado de la auditoria en marcha.

En España, el Gobierno tiene asegurado los apoyos suficientes para pasar la votación parlamentaria, con el apoyo a la coalición de Gobierno PSOE-UNIDAS PODEMOS, del Partido Nacionalista Vasco; Esquerra Republicana de Cataluña, y EH Bildu.

La oposición, e importantes sectores del propio PSOE, como el presidente extremeño; el presidente castellano-manchego, y el expresidente Felipe González, han mostrado su rechazo a cualquier acuerdo con EH-Bildu, partido con varios de sus dirigentes condenados por apología del terrorismo; y con ERC, formación partícipe del «procés» catalán que, llevó a prisión por sedición a varios de sus líderes.

Pero el tiempo pasa rápido, y hay que dejar atrás las disputas, pues el año 2021 será muy especial en lo económico. Los Estados se van a endeudar a unos niveles nunca vistos, con la doble intención de paliar la crisis derivada de la covid-19 y comenzar una nueva etapa económica. La deuda pasará a ser de 30.000 euros por habitante en España, y de 26.000 en Portugal.

Realmente, nos la jugamos. El riesgo está en que la economía no responda a tanta inversión y gasto; que no se logre el crecimiento esperado, y que las deudas sean inasumibles; haciendo inevitable un rescate por parte del BCE; una historia que ya conocemos a donde nos lleva.

Otro riesgo está en las posibles corruptelas, debido a que el inmenso volumen de inversiones a ejecutar en poco tiempo, hace necesario aligerar los controles.

La clave del éxito de la marcha económica estará en la calidad de los proyectos ligados al Plan de Recuperación europeo, y en la buena ejecución de los mismos, por parte de la anunciada colaboración público-privada.

El plazo ha comenzado a correr, y desde el día 15 de octubre se pueden presentar los proyectos. Debo decir que, a día de hoy, no percibo un ambiente socio-económico con suficiente energía como para asumir este reto de gasto e inversión. Hace falta más implicación; más facilitación; volcar las energías en el objetivo; y, también, conviene decirlo, llevar el foco informativo a la ingente obra de reconstrucción, pasando de los enfrentamientos estériles.

A modo de ejemplo de cómo pasar a la acción, dejo el enlace del Gobierno de España para participar y presentar proyectos ligados al reto demográfico y a la lucha contra la despoblación: https://www.miteco.gob.es/es/ministerio/servicios/participacion-publica/plan_recuperacion_transformacion_resiliencia.aspx.

Todos debemos pasar de la preocupación a la acción.

¡Manos a la obra!

Pablo Castro Abad

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