Un faro entre Portugal y España: Foro La Toja Lisboa

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“Las identidades, con sus respectivos imaginarios diferenciados, unen y separan a los sujetos y no pocas veces la separación está basada en lo que Freud calificó de el narcisismo de las pequeñas diferencias, poniendo como ejemplo los desencuentros históricos entre españoles y portugueses”. Román Gubern (1934) es un escritor e historiador de medios de comunicación de masas español, singularmente de cine y cómic, lo mantuvo y tendría sus razones para ello. Quizás le podría responder mi adorado Miguel Torga (1907-1995), novelista, articulista y poeta portugués, hipercrítico, cuando decía que la solución está en aprender y seguir la lección de Unamuno, el viejo taciturno de Salamanca. “Hincar primero, amorosa y obstinadamente, los pies en la tierra candente de Iberia; y, teniéndola en la sensibilidad y en el entendimiento, mirar, con un movimiento de humana y natural curiosidad, lo que ocurre al otro lado del muro”. Eso es lo que pretende Amancio López Seijas, presidente de HOTUSA, con su Foro La Toja de Lisboa, que nos miremos a los ojos, que tras un apretón de manos nos abracemos en el entendimiento de cuanto nos une a lusos e hispanos, aquello que nos hace ibéricos, liberales por vocación, atlánticos por geografía, hermanos por destino.

La luces atlánticas, yodadas e inspiradoras, con sus matizados azules y verdes, con sus nubes blancas y sus nubarrones, con los matices de ideologías diversas, con sus circunstancias disímiles pero próximas, con sus geografías iguales, en el mismo tiempo de convulsiones, dibujadas por la experiencia de los surcos marcados en los rostros, las navegaciones históricas, la convivencia final en un mismo espacio europeo, permiten iluminar los vínculos firmes de dos pueblos que no siempre se han visto a los ojos pero que se saben próximos, hermanos y llamados a entenderse, como en otras épocas, ninguna tan relevante como la etapa democrática que iniciaron en Portugal la más hermosa de las revoluciones, la de los Claveles, y en España la Transición de Juan Carlos I y de Adolfo Suárez. En el hermoso proyecto ibérico, limitamos con el mar y la cultura, con la Historia misma.

Por recurrir a la visión de un tercero, en este caso el historiador francés Serge Gruzinski (1949), habrá que manifestar que “las monarquías católicas de España y Portugal consiguieron que entre 1580 y 1640, el mundo tuviera cuatro partes: Europa, América, África y Asia. Ese contexto permite hacerse unas preguntas muy actuales. En ese momento se mundializó el libro europeo; el arte se internacionalizó; la filosofía aristotélica y el latín también se extendieron. Los horizontes europeos se dilataron mucho, y las élites globalizadas empezaron a pensar el mundo. Fue una revolución mental igual que la de ahora. La ciudad, lo local, se enfrentaba al mundo entero, se comparaba con él, se veía en él. Existía una dimensión planetaria. Y los funcionarios, los mercaderes, los aventureros estaban en todas partes”.

Con criterios de vanguardia, de todo ello se debatirá en el Foro La Toja de Lisboa, estoy seguro, en la Fundação Calouste Gulbenkian, el 9 de abril. De ello hablarán María Ignacia Rezola, Comisaria Ejecutiva de la conmemoración los 50 años de la Revolución de los Claveles, la más humana, la más hermosa, la más musical. De ello conversarán Marcelo Rebelo de Sousa, presidente de la República; Augusto Santos Silva, presidente de la Assemblea; los presidentes de las Cámaras de Lisboa y Oporto, Carlos Moedas y Rui Moreira, junto a Jaume Collboni, alcalde de Barcelona. Y Antón Costa, presidente del Consejo Económico y Social de España y moderará Cristina Callach, periodista experta en la UE. Y los expresidentes Felipe González y Mariano Rajoy, con los primeros ministros, Francisco Pinto Balsem, y António Costa. Es probable que esta vez tenga que clausurar una experta, la ministra de Defensa de España, Margarita Robles, si las circunstancias lo permiten.

Los portugueses y españoles somos portadores de legados universales, históricos, lingüísticos… Y con ellos estamos llamados a iluminar al mundo y ahora debemos celebrar “Cinco décadas de democracia” en la península ibérica. Luz de luz.

 

Alberto Barciela – Periodista

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