António Costa visita las obras del Corredor del Sudoeste Ibérico, dando visibilidad a un proyecto tabú

La inversión ferroviaria de 480 millones de euros, entre Sines y la frontera española (Badajoz), está en marcha

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António Costa ha visitado las obras del Corredor del Sudoreste Ibérico (conocido en Portugal como Corredor Internacional Sul) y ha afirmado que “las obras de construcción del corredor” constituyen la “mayor prolongación de línea ferroviaria nueva adjudicada en los últimos 100 años en Portugal. La construcción de esta línea entre Évora y la frontera es la mayor inversión pública en el Alentejo desde la presa de Alqueva”.

Con este gran proyecto, ha explicado Costa, “será reducida la distancia entre Sines y la frontera aproximadamente en 150 km, permitiendo reducir el tiempo de trayecto en tres horas y 30 minutos. Esto significa aumentar brutalmente la competitividad del Puerto de Sines. También el Puerto de Setúbal y el Puerto de Lisboa quedarán enlazados a la frontera y, además de mercancías, habrá una mejora muy significativa del transporte de pasajeros, acercando toda la península ibérica”.

El primer ministro ha declarado que “estamos en un proceso de transformación de la movilidad, que el cambio climático va a acelerar cada vez más, de cambio del transporte en automóvil al transporte colectivo y cada vez más el tren. Apostar en la red ferroviaria es apostar en la economía del futuro”.

Según la Agência Lusa, de los 700 millones de la inversión global del Plan Ferrovia 2020, 480 millones corresponden al Corredor Internacional Sul (Corredor del Sudoeste Ibérico), para conectar el litoral atlántico a la frontera española, por Elvas. El vicepresidente de Infraestructuras de Portugal ha recordado que la modernización de la Línea del Este (tramo de este corredor) “está concluida”, mientras que los otros tres tramos “están ya en el terreno”, en ejecución.

El Corredor Internacional Sul (Sudoeste Ibérico) estará listo, según el Gobierno luso, en 2023, tanto para mercancías como para pasajeros. Las obras de este corredor han estado invisibilizadas por varios malentendidos en la opinión pública portuguesa por los intereses e ideología del corredor atlántico, así como por el tabú generado a consecuencia del caso Sócrates, la conexión con Madrid y la crisis de 2008.

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