Un salto sin fronteras

Sanlúcar de Guadiana (España) y Alcoutim (Portugal), dos municipios unidos por una tirolina singular

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Si en el pasado estuvieron en guerra, algo habitual en regiones fronterizas, los pueblos de Sanlúcar de Guadiana (España) y Alcoutim (Portugal) se unen ahora de diferentes formas, como es el caso de una tirolina entre los dos municipios, la cual llama la atención de todos los amantes de la naturaleza. Esta travesía dura unos 50 segundos, y se realiza a 720 metros de altura, con una velocidad de 80 km/h, «cortando» el aire de la península ibérica. Para vivir esta experiencia tan especial, basta con saltar desde la colina del castillo español para aterrizar en un valle del pueblo portugués.

Los castillos de Alcoutim (que es del siglo XIV, con un importante núcleo arqueológico) y de Sanlúcar fueron construidos para defenderse y confrontarse mutuamente, en una región dividida por el tranquilo Guadiana, que merece ser visto desde alguna de las balsas o veleros que pasan por allí; creando auténticas postales ilustradas que seducen a los visitantes. Hoy en día, vivir en un lado y trabajar en el otro es algo muy común. No obstante, las antiguas raíces rayanas que unen la frontera de norte a sur tienen importantes hitos, los cuales se ven en los pequeños detalles, como en los nombres de familia, o en el acento que, en algunas palabras, recuerda al que se habla al otro lado de la frontera.

Unión sin fronteras

Estas dos villas ibéricas suelen organizar eventos conjuntos; siendo, uno de ellos, el Festival del Contrabando. Estos actos sirven para unir a los dos territorios, los cuales han estado alejados durante mucho tiempo, aunque rápidamente han vuelto confraternizar. En ambos lados de la frontera, se encienden y se apagan las luces de las calles a las mismas horas, aunque en España sea una hora más, y la costumbre de la «siesta» después del almuerzo no tenga tantos simpatizantes en tierras lusitanas.

Es en este ambiente multicultural en donde podemos encontrar lugares turísticos de gran interés, como es el caso del Castillo Viejo de Alcoutim, las ruinas romanas del montículo de las Laranjeiras, o un hermoso paseo por los senderos peatonales. Senderos que recuerdan a las rutas de los contrabandistas, los cuales traían los productos más solicitados durante el período de la Guerra Civil española, en un contexto de fronteras fuertemente protegidas.

Las casas pintadas de blanco, que parece que llaman al sol, tan abundante en el sur de la Península, son una marca característica, tanto del municipio de la provincia de Huelva (que cuenta con una población de 402 habitantes, según los datos recogidos por el censo de 2017), como de Alcoutim, que es la región portuguesa con la mayor proporción de ancianos por habitante. Sus acogedoras poblaciones dan la bienvenida a todos aquellos que quieran aprovechar la calma de la región, o que prefieran pasear por el Guadiana antes de recorrer la frontera en una tirolina singular. Un buen plan turístico para cuando se levanten las fronteras tras la crisis del coronavirus.

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