22/05/2025

Dar charlas para seis personas

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Son las 22:00 horas del viernes 15 de noviembre de 2024. Acabo de llegar a casa -casi una hora de viaje- después de impartir una charla en Descargamaría, en la Sierra de Gata, el pueblo cuyos caldos apreciaba Miguel de Cervantes en “El Licenciado Vidriera”. La sensación que me invade es agridulce. El acto comenzó a las 19:00h., se ha alargado hasta las 21:00h., he disfrutado sobremanera y los asistentes han quedado encantados, según me han transmitido. Hemos hablado de los orígenes del poblamiento altoextremeño, de la evolución demográfica del valle del Árrago, de sus recursos patrimoniales y de cómo afrontar el devenir. Pero solo han acudido seis personas.

La actividad se enmarca en el programa “Échate a soñar: Conoce la Sierra”, organizado por la Mancomunidad de Municipios de la Sierra de Gata. Cuando contactaron conmigo para llevar a cabo una serie de charlas sobre historia de proximidad en diferentes pueblos de la comarca, no lo dudé. Mi amor y devoción por esta porción de tierra extremeña no admitía ninguna opción que no fuera la rotunda afirmación. Llevo dedicado varios años a desentrañar y a enseñar el pasado serragatino en la creencia de que encierra toda la riqueza explicativa de Extremadura y cualquier oportunidad para acercar mis investigaciones y reflexiones a la gente del territorio he de aprovecharla.

Creo que la cultura es profundamente transformadora y que la inversión en este campo es muy necesaria, sobre todo en nuestro ámbito rural, incluso vital para su supervivencia en tanto que educación, formación y alimento del “espíritu humano”. Extremadura presenta un notable déficit en lo que respecta a su (auto)reconocimiento cultural, particularmente en cuestión de Historia. El proyecto desarrollado por la Mancomunidad de Sierra de Gata es, por ello, muy loable. Ojalá tomen ejemplo el resto de comarcas extremeñas.

El encuentro ha resultado muy provechoso, tanto para mí como para los seis asistentes, no me cabe la menor duda, pero no puedo por menos que cuestionarme la inversión económica -pública- si el alcance social es tan limitado. Es cierto que no es fácil reunir gente para reflexionar sobre pasado, presente y futuro en un pueblo de apenas 60 o 70 personas una oscura tarde de otoño. No obstante, hay que preguntarse por qué no ha acudido, por lo menos, algún representante político local o comarcal más allá de quién nos abrió la Casa de Cultura. ¿Desinterés? ¿Desconocimiento? ¿No hay gente en la comarca sensibilizada con la cultura?

Descargamaría, como gran parte del mundo rural extremeño y rayano, está en peligro de extinción. Urge que conformemos comunidad cultural entre quienes estamos concienciados sobre esta realidad. Espero que la semilla serragatina pueda germinar en las próximas charlas que tendrán lugar en Villamiel el 29 de noviembre y en Santibáñez el Alto el 13 de diciembre. Pensemos comarcal, regional y rayanamente.

Juan Rebollo Bote

Lusitaniae – Guías-Historiadores