22/05/2025

Omar Narrea: «Con el puerto de Chancay, Perú puede comenzar a hablar de sectores como la industria»

EL TRAPEZIO entrevista a Omar Narrea, investigador peruano del Centro de Estudios sobre China y Asia-Pacífico de la Universidad del Pacífico

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La Ruta de la Seda es una iniciativa del gobierno de Xi Jinping, que representa una ambiciosa estrategia de China para potenciar su conectividad e influencia. En América del Sur, países como Perú forman parte de esta iniciativa. Uno de los proyectos de infraestructura más potentes de la región, inaugurado hace apenas cuatro meses en territorio peruano, es el puerto de Chancay. Este gran complejo, ubicado al norte del país, contó con una inversión total de 3.400 millones de dólares y está en un 60% administrada por la empresa estatal china Cosco Shipping Company. Respecto a este hito, conversamos con Omar Narrea, investigador del Centro de Estudios sobre China y Asia-Pacífico de la Universidad del Pacifico de Perú.

 

¿Qué representa la Ruta de la Seda, concretamente para América Latina y para el Perú?

El presidente Petro ha manifestado su interés en formar parte de la Ruta de la Seda, pero es clave entender en qué consiste realmente. No es simplemente un acceso a financiamiento o proyectos automáticos, sino que opera en dos niveles. Primero, a nivel diplomático, donde China amplía su red de conectividad con los países suscriptores. Luego, en un segundo nivel, se definen proyectos concretos entre sectores privados o estatales. Sobre todo a partir del 2023, en el que se cambió el objetivo de la Ruta de la Seda.

Firmar el acuerdo no implica acceso inmediato a recursos o tratados comerciales. La cooperación se da según los intereses y ventajas de cada país. La Ruta de la Seda puede acelerar estos procesos si están alineados con su objetivo de mejorar la conectividad. Un ejemplo es el puerto de Buenaventura en Colombia, donde la empresa privada Cosco Shipping estableció una ruta con Shanghái sin necesidad de un acuerdo formal dentro de la iniciativa.

El Perú ya ha estado involucrado en la Ruta de la Seda desde hace varios años. El puerto de Chancay no se incluyó en el acuerdo del Belt and Road Initiative. La empresa Cosco Shipping Ports no sigue ese alineamiento de financiar en base a una opinión o estrategia de China, sino que es bastante independiente. Entonces, lo que debemos preguntarnos más bien es cuáles son los siguientes pasos de integrarnos en la Ruta de la Seda, ¿atraer más empresas chinas? ¿Llegar más fácilmente a mercados chinos? ¿Aumentar el número de productos? ¿Favorecer la cooperación? ¿Hacer un tren? Esas preguntas deben ser aterrizadas y tener un beneficio más específico para nosotros en términos de conectividad.

 

Has mencionado un cambio en la estrategia de la Ruta de la Seda, a partir del 2023, ¿cuál es este nuevo enfoque?

Te voy a hablar desde la perspectiva china más que de la perspectiva internacional, porque creo que es importante decir que la perspectiva internacional suele decir que la Ruta de la Seda busca financiar proyectos en otros países y endeudarlos para tener acceso a los activos. Se usa el discurso de la «debt trap», la trampa de la deuda. Es cierto que esto puede funcionar en algún caso, pero en la mayoría no hay evidencia de que sea así. Un ejemplo claro es el puerto de Chancay, cuyo financiamiento es privado y no implica deuda para el Estado peruano.

Sin embargo, lo que puede pasar es que se firmen acuerdos muy excesivos, muy entusiastas. Esto de ir por el camino grande de frente es algo que precisamente China se ha dado cuenta que no es necesariamente lo mejor. Por ello, desde 2023 ha adoptado el enfoque «Small and Beautiful», promovido por el presidente chino en 2021. Esto significa no necesariamente ir a los proyectos grandes, sino a los que tengan mayor efecto. Por ejemplo, en el caso de Chancay, se ha construido una primera fase y no el proyecto en toda su magnitud, lo que refleja esto, que hay que ser cuidadosos. 

 

La decisión de Panamá de hacer público no renovar el acuerdo económico que tenía con China en el marco de la Ruta de la Seda, ¿representa algo en particular para el Perú? ¿Hay intereses de EE.UU. que pueden estar involucrados y afectar directamente al Perú?

El contexto ha cambiado muy rápido. Estados Unidos ha sido categórico en señalar qué zonas y sectores considera estratégicos para tener liderazgo en la competencia tecnológica y económica. Nuestros países, supongo que incluimos España y Portugal ahí, no están acostumbrados a una relación tensionante entre sus dos principales socios. Esto nunca ha pasado, inclusive con Rusia. La pregunta que surge es: ¿qué camino tomar? A unos países les duele más por sus exportaciones a China, como Chile o Ecuador. En el caso de Perú, el porcentaje es similar, pero con una particularidad: se trata principalmente de cobre. 

Entonces, las estrategias de geopolítica de nuestros países son cómo tomamos una decisión también en función de cómo afecta al otro socio. Sin embargo, las relaciones son individuales. Que Panamá decida no renovar un acuerdo con China no significa que eso afecte directamente a Perú. La clave para Perú es cómo se posiciona en este nuevo contexto para sacar ventaja desde su propia perspectiva. Hay algo más que la estrategia bipolar, y es lo que hace el mundo asiático y que estudiamos en el Centro de Investigación: Países como Malasia, Indonesia, Corea y Tailandia tienen inversiones de EE.UU., China, Japón y Europa, y han sabido navegar en medio de estas tensiones. No se trata de elegir entre A o B, sino de plantear mis relaciones en función de los socios pero también generando ventajas estratégicas.

Y ahí Perú tiene una relación favorable, porque se parece mucho a Singapur. La posición de Perú es única. Imagínate que si hay un bloqueo al puerto de Chancay, las cosas van a salir por el puerto del Callao. No es que estemos supeditados a una inversión. Es falso que Cosco Shipping es el único puerto grande que tenemos. Es más, complementa la ola de inversión extranjera que tenemos en puertos como DP World o APM Terminal, más grandes, y los complementa para convertirnos en un hub. Entonces, Perú tiene que articular sus estrategias con Estados Unidos y con China para aprovechar lo mejor de los dos.

 

¿Y consideras que el Gobierno peruano está aprovechando esta relación con China, más aún tras la inauguración del puerto de Chancay? ¿La estrategia que se está aplicando es la correcta?

A nivel diplomático, hay una fuerte relación de Perú con los países asiáticos. Durante el APEC (Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico realizado en Perú en 2024), vino el premier de Malasia e Indonesia. Nuestra relación con Asia es bastante fuerte y expectante. ¿Cómo le sacamos provecho? Bueno, ya estamos probando el TLC con China y se ha inaugurado el puerto, pero la pregunta es, además del puerto, ¿hemos traído alguna inversión? La respuesta es no. También hay que tener en cuenta este año de incertidumbre global. Un puerto por sí solo no garantiza inversiones automáticas. En términos geopolíticos, cualquier movimiento a favor de China puede provocar reacciones de la administración Trump.

Dicho esto, los analistas dicen que hemos llegado a un año de enfriamiento, y hay que aprovecharlo para ver cómo le sacamos provecho a los países. No todo gira en torno a China. Perú puede cerrar acuerdos con Singapur, Malasia e Indonesia para atraer inversiones. Cosa que está pasando con sus acostumbradas visitas al puerto de Chancay.

 

Hablando concretamente de Perú-China, ¿cuáles dirían que son los aspectos que han caracterizado históricamente esta relación?

Desde el TLC firmado en 2009-2010, el comercio con China no ha crecido significativamente en productos no tradicionales. Sí, es nuestro principal socio comercial, pero si sacamos el cobre de la ecuación, EE.UU. y Europa siguen siendo los mercados más importantes. 

Entonces ahí hay un camino, tratar de aprovechar que se ha actualizado el TLC y que la cadena logística nos permite llevar más productos de buen precio, como los refrigerados, la agroindustria refrigerada. Eso pasa por también tener estos acuerdos fitosanitarios, aduanas, que nos faciliten esa ventaja. La primera parte de la relación ha sido basada en recursos naturales. No hemos aprovechado la otra parte, que son las no tradicionales. Tenemos el potencial para hacerlo, ahora vamos a tener ventaja respecto a cualquier otro país. Esperamos que haya un sector que nosotros aprovechemos y brillemos. No es cierto que vamos a depender de China para eso, al contrario, vamos a estar bien diversificados.

La relación con China a nivel de empresas sí nos ha permitido evolucionar nuestra relación de conectividad, ejemplo de eso es el Puerto de Chancay. Si Perú no tuviera un historial favorable, la inversión en Chancay podría haberse dirigido a Ecuador o Chile. Otro gran tema que nosotros proponemos es que, en la medida de tener esta cadena logística muy desarrollada y con las grandes ventajas que va a tener Perú con Chancay, ya se puede hablar de otros sectores económicos que normalmente no hablamos, como la industria. 

Los países sudamericanos, salvo Brasil y el norte de México, no tenemos nada de industria. Y el gran problema de eso es que nos cuesta importar insumos industriales. Con este puerto, ahora sí vamos a tener una ventaja para poder recoger los suministros de las mercancías internacionales y transformarlos. Para eso tenemos que aprovechar esa fortaleza de las empresas chinas y nuestro relacionamiento a nivel empresarial para atraer ese tipo de inversiones. De esa manera, dar un salto en otro sector. Se habla de autos, de Build Your Dreams invirtiendo en Brasil. Normalmente Brasil sí tiene manufactura, nosotros no tenemos. Podríamos hacer otro tipo de empresas también aquí, de manufactura o las famosas fábricas.

 

Recientemente, el primer ministro chino anunció un objetivo de crecimiento del PIB alrededor del 5% para este año, y se había comentado que era más una aspiración que realmente un objetivo alcanzable. ¿Esto es relevante para las inversiones de las empresas chinas en Perú?

No es exclusiva, sin lugar a duda, pero te habla ya de un contexto en el que los países compiten por un modelo pre-COVID. Este año, es tan fuerte el contexto que no puedes asegurar el crecimiento de ningún país. Más que el crecimiento del PIB, la variable que más afecta nuestro relacionamiento económico con China es el contexto.

Si China alcanza ese crecimiento, Perú podría beneficiarse porque seguiríamos exportando cobre y otros productos. Pero lo que realmente mueve la economía peruana son las inversiones, y eso no lo estamos teniendo desde hace varios años. El crecimiento de China no va a ser el punto más neurálgico.