El mayor grabado del Paleolítico superior de la península ibérica ha sido descubierto en la estación rupestre Vale do Côa (Portugal) y Siega Verde (España) y, según las conclusiones de los arqueólogos, fue realizado con un boceto previo. Consiste en un grabado de un uro de 3,5 metros y 23.000 años de antigüedad, hallado por los especialistas que trabajan en el Vale do Côa sobre un panel de pizarra de más de seis metros.
Las dimensiones de la obra, ha explicado Thierry Aubry, director arqueológico del Vale do Côa, confirman que “los que grababan sobre la piedra tenían que hacer antes un boceto”. “Se presupone que cuando estaban dibujando sobre la roca la parte de la cabeza del uro no podían ver resto del cuerpo, por lo que tenían que tener un esbozo para continuar ya que el artista no tenía visibilidad de todo”, ha agregado.
Según Aubry, se trata de un uro comparable, por sus dimensiones, con los descubiertos en la zona paleolítica francesa de las cuevas de Lascaux. La piedra donde se grabó el animal estaba enterrada cerca de la desembocadura del río Côa, en el término municipal portugués de Fariseu (norte), en una zona fronteriza con el Parque Natural Arribes del Duero español. La importancia del hallazgo, ha matizado Aubry, no radica tanto en su dimensión sino en la forma cómo ha sido localizado: de la piedra cubierta sobresalía un metro del suelo con el dibujo de la grupa del uro.
“Al estar enterrada, podemos comprobar los estratos y los vestigios de la época, lo que nos dará información sobre lo que hacían los hombres del paleolítico”, ha asegurado. Los arqueólogos investigan si los grabados encontrados en el yacimiento, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1998, fueron realizados por hombres o mujeres. Por otro lado, han llegado a la conclusión de que no vivían en las orillas de los ríos Côa y Águeda, donde se han encontrado los restos.
Composiciones artísticas
El uro gigante no está solo. En su interior, y bajo la técnica del “piqueteado”, aparecen una cierva, una cabra y un ternero de uro. Además, en la parte derecha del panel fueron dibujados otros uros -animal que se extinguió en el siglo XVII-, ciervos y caballos de dimensiones más reducidas.
Los expertos creen que la figura mayor fue realizada primero y después las más pequeñas. No es una composición única. En las 1.500 rocas salpicadas en los 7 kilómetros del Vale do Côa y en los 91 paneles rocosos de la zona española de Siega Verde se han localizado grabados individuales y diseños con varias figuras animales. Por lo general, los hombres del paleolítico pintaban los animales herbívoros que cazaban, aunque también se han encontrado grabados de cánidos y en la zona del Côa una figura humana conocida como “Hombre de Pisco”.
Paleoarte, un proyecto hispanoluso
Este descubrimiento da un impulso a los expertos que trabajan en el Côa y en Siega Verde, que prevén ejecutar hasta 2021 una serie de actividades para poner en valor sendas estaciones rupestres fronterizas, financiadas con 1,4 millones de euros a través del Programa Operativo de Cooperación Territorial entre España y Portugal (POCTEP) de la UE. Uno de los mayores desafíos será aumentar la investigación arqueológica, sobre todo en Siega Verde.
El proyecto prevé el desarrollo de investigaciones subacuáticas ya que se cree que podría haber paneles grabados bajo el agua debido a que en el Paleolítico Superior el río Águeda discurría en un nivel bastante más bajo. Ketty Ratero, coordinadora de las actividades de Siega Verde, explicó a EFE que el grueso de las investigaciones se centra en los descubrimientos del Côa portugués, ya que en la parte española no han desarrollado trabajos arqueológicos en los últimos años.
Con este proyecto, que ejecutarán la Fundación lusa Côa Parque y la Junta de Castilla y León (España), pretenden, además, investigar el paraje en el que se asentaban los hombres del Paleolítico y que, presumiblemente, sería la ribera de Aguiar, un acuífero que discurre paralelo a los ríos Águeda y Côa. “Falta conocimiento de este enclave”, apuntó Thierry Aubry, que consideró fundamental la investigación porque sería el punto de conexión entre los yacimientos rupestres del Côa y Siega Verde.