Las recientes elecciones, además de eliminar la opción aritmética de un gobierno de Ciudadanos con el PSOE, han hecho cambiar completamente la metodología de los pactos. Con discreción total y negociación directa entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, se ha llegado a un preacuerdo para un gobierno de coalición «rotundamente progresista» en las primeras 48 horas tras las elecciones.
La simbólica firma de la declaración de intenciones antepone la investidura a la negociación de los cargos, a excepción de una vicepresidencia social para Pablo Iglesias. La experiencia del verano pasado, donde se desarrolló una negociación pública y mediática, creó un clima de desconfianza entre ambos líderes, que hoy se proponen superar con gestos como un abrazo y con palabras de «generosidad» y «lealtad».
La incorporación de Podemos, en el hipotético primer gobierno de coalición desde la Transición, puede facilitar los apoyos o las abstenciones de grupos nacionalistas o regionalistas. Este acuerdo, que no tiene alusiones a la política internacional o ibérica, ha sido portada de los principales digitales portugueses, generando gran expectación.