Lula da Silva ha tomado posesión de su cargo de presidente de la República Federativa de Brasil arropado por los jefes de Estado de los países de lengua portuguesa y española de varios continentes. Sin incidentes reseñables de seguridad, el nuevo presidente ha podido ser investido con normalidad, incluyendo un paseo en coche descapotable como así se realiza tradicionalmente. Dada la ausencia de Bolsonaro, que está en Orlando (Estados Unidos) ya sin aforamiento, el protocolo simbólico de recibir la banda presidencia, una vez que se sube la rampa del Palacio de Planalto, ha tenido que ser modificado. Un grupo de ciudadanos, representativos de varios grupos socialmente excluidos, han acompañado a Lula y le han puesto la banda presidencial.
De los países iberófonos han asistido los jefes de Estado de Angola (João Lourenço), Argentina (Alberto Fernández), Bolivia (Luis Arce), Cabo Verde (José Maria Neves), Chile (Gabriel Boric), Colombia (Gustavo Petro), Ecuador (Guillermo Lasso), España (Felipe VI), Guinea Bissau (Umaro Sissoco Embaló), Paraguay (Mario Abdo Benítez), Portugal (Marcelo Rebelo de Sousa), Timor Oriental (José Ramos-Horta) y Uruguay (Luis Alberto Lacalle Pou).
Con la delegación portuguesa también ha estado presente el ministro de Exteriores portugués, João Cravinho, quien se ha reunido con su homólogo brasileño Mauro Vieira. La delegación española ha estado compuesta, además del rey, por la vicepresidenta Yolanda Díaz y el ministro de Exteriores José Manuel Albares. Felipe VI conoce bien Brasil y la importancia del gigante sudamericano para el ámbito iberoamericano e iberófono. El rey español ya estuvo en la primera toma de posesión de Lula, con quien tiene una excelente relación desde cuando era príncipe. Por su parte, Yolanda Díaz mantiene una relación fluida con el actual PT y con Lula, ambos interesados en la reforma laboral española.
Por otro lado, los jefes de Estado ibéricos, Felipe VI y Marcelo Rebelo de Sousa, han encontrado tiempo para reunirse en Brasilia en este momento histórico. 
Hasta en tres ocasiones, ambas delegaciones ibéricas han tenido breves encuentros, con gestos efusivos y cariñosos, con el presidente Lula durante la ceremonia oficial. Asimismo, el rey ha mantenido un encuentro con el presidente de la República de Guinea Bissau, Umaro Sissoco Embaló
En el discurso de toma de posesión, Lula ha remarcado su compromiso con la democracia, la solidaridad y contra la impunidad. Ha anunciado el lema del nuevo Gobierno es “unión y reconstrucción” para erradicar el hambre, revocar las medidas de austeridad en el gasto público y proteger el medio ambiente. En política exterior, Lula quiere recuperar la convergencia sudamericana, relanzando UNASUR, MERCOSUR y la CELAC. El nuevo presidente brasileño desea una región unida para después cooperar con otros continentes y otros polos geopolíticos como los BRICS, del que forma parte y es fundador.
El clima político y social de Brasilia por el momento ha bajado de temperatura y se inicia un ciclo donde aparentemente el dialogo va a prevalecer sobre el odio político. Lula ha afirmado que quiere gobernar para los 215 millones de brasileños, y no sólo los que le han votado. Finalmente, en un discurso posterior, ha señalado que el impeachment contra Dilma Rousseff fue un “golpe”, mientras que el público militante gritaba “¡Sin amnistía!”, refiriéndose a la mortandad desproporcionada de la Covid en la gestión Bolsonaro y otros crímenes no investigados.
Este encuentro, que ha terminado con una cena en el Palacio de Itamaraty en Brasilia, ha servido para relanzar las agendas sudamericanas, latinoamericanas e iberoamericanas. Cerca de 300.000 personas han participado en el Festival del Futuro, un evento paralelo a la toma de posesión, en la misma Esplanada de los Ministerios, donde han disfrutado de bandas conocidas de música brasileña durante todo el día hasta bien entrada la madrugada.
