Los tiempos del blanco y negro en la frontera hispanolusa parece que, simbólicamente, están de vuelta. Muchos ciudadanos se muestran atónitos ante el retorno, tanto de los ejércitos y las fuerzas policiales a las antiguas aduanas, como de los discursos nacionalistas de algunos alcaldes, que olvidan sus responsabilidades transfronterizas y sanitarias.
La persecución de emigrantes (esta vez de fuera para dentro de Portugal) y de ciudadanos rayanos (que van a hacer la compra al «barrio» vecino), vuelve a ser una tarea policial y de chivatos. A consecuencia del restablecimiento de criterios nacionalistas (y no sanitarios) de los ayuntamientos de frontera, se ha generado un «renacer» de las rutas clandestinas de contrabando, y una ruptura de la convivencia en las comunidades rayanas.
Hace un mes (el 20 de marzo), una serie de ayuntamientos portugueses, de forma dudosamente legal (aunque con el beneplácito de las autoridades del Estado) y unilateralmente (sin avisar a los ayuntamientos vecinos), cerraron las carreteras secundarias y los caminos agrícolas con bloques de hormigón; zanjas; vallas, o escombros. El objetivo era impedir el paso de ciudadanos rayanos y de los emigrantes lusodescendientes que viven en Europa, cuando ya estaba en vigor la política de confinamiento en ambos países; siendo el modelo español más restrictivo que el portugués.
El alcalde de Vilardevós, Manuel Cardoso, ha considerado injustificable este cierre de caminos rayanos: «Debería intervenir el Ministerio de Asuntos Exteriores en el asunto. No se puede bloquear con muros un paso fronterizo así, sobre la marcha». También ha criticado la falta de información por parte de Chaves: «No nos avisaron, colocaron esas barreras enormes en un lugar peligroso, a la salida de una curva de la carretera que linda con Soutochao. No hay derecho».
En Vilardevós se enteraron por la Guardia Civil, que les advirtió de la situación de peligro. «Tuvimos que colocar señales de prohibición del paso antes de llegar al muro, en nuestro territorio, ya que había el peligro de que por la noche alguien se estampara contra esos muros», ha explicado Cardoso. El regidor del PP considera que «es una actuación irresponsable e irrespetuosa, e incluso peligrosa para los vecinos de nuestro concello».
El alcalde en funciones de Verín, Diego Lourenzo Moura, ha señalado que lo correcto hubiera sido que el concello, que forma una Eurociudad con Chaves, hubiera sido advertido: «Pienso que, por una mera cuestión de decoro y respeto institucional, deberían haber hablado con nosotros».
La sociedad civil portuguesa ha actuado con anticipación en esta crisis, con la ventaja de estar en una fase prematura de la epidemia, lo que ha sido ampliamente alabado por varios medios de comunicación españoles e internacionales. No obstante, algunas autoridades locales han podido actuar con desproporción y arbitrariedad, dejándose llevar por un pánico nacionalista, tal vez por informarse exclusivamente por telediarios emitidos desde Madrid (lejos de la Raya). Esta actitud no responde a criterios sanitarios y rompe los valores de buena vecindad, además de suponer un mal precedente para el hermanamiento galaicoportugués, ibérico y europeísta; principios básicos de las eurociudades y eurorregiones.
El alcalde que hizo el harakiri a la Eurociudad
El asunto más paradójico y surrealista se ha producido en Chaves. Su alcalde, Nuno Vaz, supervisó personalmente (el 20 de marzo) como los operarios municipales colocaban bloques de hormigón en carreteras secundarias con conexión a la comarca de Verín. Unas carreteras que utilizan los ciudadanos que pertenecen a la Eurociudad Chaves-Verín, que Nuno Vaz también preside. Ciudadanos a los que Nuno Vaz no ha avisado, ni ha dado explicaciones. Tampoco lo ha hecho con las autoridades de Verín, ni con quienes gestionan la Eurociudad.
Para mayor escándalo, estos alcaldes han usurpado las funciones del ministerio del Interior y de Exteriores portugués, realizando controles municipales de una frontera exterior; identificando a viandantes, y contrariando, así, las recomendaciones de la Unión Europea. El alcalde, Nuno Vaz, ha pedido ayuda al Ejercito para vigilar la «Raya seca», donde no hay límites geográficos, como un río, que distingan la línea de frontera.
La situación no resta responsabilidad a ambos Gobiernos ibéricos al no prever la preservación de la movilidad entre residentes rayanos (con la excepción de Rihonor). Entre las alternativas, que podían haber propuesto, está la creación de controles rutinarios y sanitarios cerca de la frontera (donde los casos de covid-19 son insignificantes), pero dentro del territorio nacional (para evitar la estigmatización). En Verín (España), hay 41 casos positivos de coronavirus, mientras que, en Chaves (Portugal), hay 23 casos confirmados.