Conceptos iberistas

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El movimiento iberista contemporáneo toma impulso, a partir del año 2013, con la constitución de la asociación Movimiento Partido Ibérico, en Covilhã, liderada por Paulo Gonçalves, posteriormente llegó el Partido Ibérico Íber, la Plataforma Civil Ibérica y la Sociedad Iberista. Durante estos años se han ido construyendo, rescatando y reformulando una serie de conceptos e ideas claves, de manera dinámica, a través del debate, de los acontecimientos y de las actuaciones de las instituciones en diferentes ámbitos, además de las aportaciones académicas.

A continuación, voy a exponer a modo de apuntes algunos de estos conceptos, según mi visión e interpretación, naturalmente abierta al contraste con la de otros actores del movimiento. De manera preliminar es necesario recordar lo que significa el término iberismo que, según la Real Academia Española de la Lengua, «es la doctrina que propugna una especial relación sociopolítica entre España y Portugal o su unión política».

Enfocados principalmente a favorecer esa especial relación que define la RAE, los términos que hemos ido incorporando al acerbo iberistas son, entre otros, los siguientes:

Iberismo del Siglo XXI, término acuñado durante la Declaración de Lisboa del año 2016, realizada por el Movimento Partido Ibérico y el Partido Ibérico-Iber. Alude a los planteamientos de la nueva ola del iberismo. El Iberismo del Siglo XXI, que pretende el acercamiento de los Estados y la máxima coordinación de las políticas, se basa en actuaciones de cooperación avanzada. El nuevo Tratado de Amistad, la Estrategia Común de Desarrollo Transfronterizo y las Cumbres anuales de los Gobiernos, son los principales mecanismos con los que el Iberismo del Siglo XXI puede hacer realidad políticas iberistas concretas. El Iberismo del Siglo XXI reclama también la creación de una Institución Permanente de Cooperación entre los Estados, una especie Benelux Ibérico reconocible en el exterior. Se trata, pues, de un iberismo que no pretende alterar las estructuras políticas existentes, y en ningún caso se cuestiona las soberanías nacionales de España y Portugal.

Déficit democrático, citado en varias ocasiones, como una carencia de representatividad de las ideas iberistas en las instituciones políticas de ambos Estados, que supone dejar sin representación clara y directa a un amplio porcentaje de la población de ambos países que son partidarios de visibilizar el iberismo.

Iberismo multinivel, que se refiere a los diferentes ámbitos del Iberismo, más allá al puramente ligado a las relaciones entre los Estados. Al ámbito, cada vez más vigoroso, de las relaciones transfronterizas, al ámbito iberoamericano, que tiene ya instituciones consolidadas y por último al ámbito de la UE, donde España y Portugal actúan cada vez de manera más coordinada, como en la reciente cuestión de la «excepción ibérica» en lo energético.

Iberismo Cultural/Político. Es una dicotomía antigua. El Iberismo del Siglo XIX, cuando nace la idea, es principalmente político, para después ir derivando hacia aspectos culturales, donde destacaron escritores como Oliveira Martins, Antero de Quental, Miguel de Unamuno, Eduardo Lorenço o Torga. Actualmente ambos aspectos están vivamente presente; en lo cultural se realizan todo tipo de acciones, como la emblemática Mostra de Cultura Portuguesa en España, que ya ha celebrado 20 ediciones, pero hay festivales de cine, muestras de artesanía, conciertos, exposiciones… y un sinfín de manifestaciones que ponen lo «ibérico» como eje central. Sin embargo, el iberismo cultural puede definirse no sólo como un intercambio cultural, sino como un iberismo del reconocimiento cultural que implicaría reconocer que compartimos una cultura ibérica. En lo político ya explicamos las ideas básicas en que se sustenta el Iberismo del Siglo XXI.

Patria Grande. El asunto de los sentimientos nacionales a veces parece chocar con el Iberismo, y no debería interferir. La Patria Ibérica es la Patria Grande. El conjunto de afinidades, culturales, idiomáticas, geográficas, históricas, sociales que compartimos y que conforman un acervo común que nos otorgan una personalidad claramente reconocible.

Inter-comprensión. Las lenguas ibéricas son comprensibles entre sí en gran medida. Además, el español y el portugués son las únicas lenguas universales con esta característica. La inter-compresión se puede mejorar mucho con un pequeño esfuerzo, y algo de estudio. El movimiento iberista pone en valor la inter-comprensión como una gran ventaja para el desarrollo ibérico y las relaciones internacionales.

Iberofonía. Valiéndonos de la inter-comprensión es posible estructurar la idea de la Iberofonía, término acuñado y desarrollado por Frigidiano Álvaro Durántez, en su obra Iberofonía y Paniberismo. La Iberofonía es el conjunto de países hablantes portugués o español. El número de hablantes alcanza los 800 millones de personas, en América, África, Europa y Asia. El paniberismo es llevar la idea del iberismo, en cuanto a relación estratégica y especial, al conjunto de los países de la Iberofonía.

Ordem natural das coisas. Teófilo Braga, primer presidente de la República de Portugal, así se refirió para describir el caminar conjunto de España y Portugal.  El periodista catalán Gaziel aseveró: «no serán las voluntades de los hombres sino las leyes de la Historia las que alterarán la actual estructura de la Península Ibérica», y proféticamente siguió: «la mejor forma de producirse esa evolución será dentro de una Europa unida». El Orden natural de una Península singular en geografía e historia quedó extrañamente alterado hace muchos siglos, pero un cierto determinismo histórico empuja hacia la unidad.

División Peninsular. En línea con el Orden natural, el iberismo entiende que la Península se encuentra «artificialmente» dividida en dos Estados, que de manera impropia se han dado la espalda durante mucho tiempo. Esa división ha de ser puesta de relieve, y ha de ser vencida desde la cooperación entre los Estados, dentro del marco de la Unión Europea que nos proporciona grandísimas posibilidades.

Hay otros términos que apoyan y completan los expuestos, como iberismo metodológico, iberismo pragmático, iberismo de los Estados, transiberismo, Consejo Ibérico, ibericidad o alianza peninsular. Estamos, pues, ante un proceso de construcción conceptual, que va ganando en profundidad y concreción, y que pone de manifiesto el vigor intelectual que acompaña a las acciones multinivel del iberismo de las instituciones.

 

Pablo Castro Abad

 

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