¿Cuántas lenguas tenemos que hablar?

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Como profesor de Orientación Laboral, la cuestión de cuáles son las lenguas que son necesarias estudiar para tener mejores oportunidades de desarrollo personal es un tema que siempre está sobre la mesa y abierto a debate.

La globalización ha posibilitado la comunicación entre las diferentes partes del mundo, aumentando de manera exponencial de las relaciones comerciales y de todo tipo. Ello hizo patente la necesidad de una lengua franca universal, lugar que de manera indiscutible ha ocupado el inglés. Por consiguiente, en nuestros tiempos conocer la lengua inglesa con la mayor profundidad posible es necesario, especialmente para los más jóvenes. Si no se tiene un buen nivel de inglés se pierden muchas oportunidades laborales, aunque ciertamente tampoco es algo absoluto. Se puede, por ejemplo, ser presidente del Gobierno, sin saber inglés, y otros muchos empleos locales tampoco precisan de la lengua franca mundial.

Pero conocer el inglés no basta para trabajar en el extranjero. Paradójicamente, el inglés sólo se habla de manera habitual en la Unión Europea en Irlanda y Malta, cuyas poblaciones son muy pequeñas. Para trabajar en el resto de los países de la Unión Europea necesitaremos aprender el idioma local; francés en Francia, el polaco en Polonia… Por tanto, tendremos que sumar al inglés otro idioma si nos trasladamos a vivir a otro país de la UE; algo que lleva un esfuerzo considerable, y que en algunos casos será inasumible.

En relación a China y Estados Unidos, los dos grandes competidores a nivel global de la Unión Europea, tenemos un obstáculo muy importante para la movilidad ciudadana que son las lenguas. Por muy de acuerdo que se esté en que la diversidad de lenguas es una riqueza cultural, tanta diversidad es una barrera para la comunicación.

Focalizando en España y Portugal; en España tenemos la complejidad de las lenguas cooficiales, y en Portugal la gran influencia del idioma español, al ser España para Portugal su principal socio económico.

Como es sabido, en España el catalán-valenciano es oficial en Cataluña, Comunidad Valenciana e Islas Baleares, que suman 13,5 millones de habitantes. El euskera lo es en el País Vasco y en Navarra, alcanzando una población de 2,7 millones. Y el gallego en Galicia, que tiene 2,7 millones de pobladores. Además, el aranés es oficial en el Valle de Arán. La lengua bable-asturiana, la leonesa, las lenguas aragonesas y las extremeñas gozan de reconocimiento legal para su protección, uso y promoción.

Las lenguas cooficiales (catalán, euskera y gallego) son utilizadas en el sistema educativo como lenguas vehiculares y son exigidas para el acceso a los puestos de la Administración pública.  Los habitantes de estas zonas de España, que son casi el 40% de la población, necesitarán hablar y conocer la gramática de tres lenguas: castellano, inglés y catalán, euskera o gallego. Una cuestión que no va ser nada fácil de lograr.

Para el resto de los españoles, los que no viven en zonas con lenguas cooficiales, lo prioritario será hablar castellano e inglés; pero para poder trabajar en las otras zonas del país también les será necesario aprender catalán, gallego o euskera; algo que casi nadie hace. Particularmente, es imprescindible, y con carácter previo, el conocimiento avanzado de las lenguas cooficiales para el acceso al empleo público. Por tanto, no en pocas ocasiones los ciudadanos de España ven limitadas sus oportunidades de desarrollo personal y profesional por no tener un nivel avanzado y certificado de catalán-valenciano, euskera o gallego. Una realidad que pocas veces se pone de relieve.

En las escuelas de España se enseña, de forma general, el inglés, y como segunda lengua extranjera el francés, alemán o portugués (en las comunidades autónomas limítrofes).

Mi conclusión es que en España se necesita aprender inglés y, al menos, una lengua cooficial: catalán, euskera o gallego. Como segunda lengua extranjera la elección más lógica sería el portugués, en mi opinión, algo por encima del francés.

La propuesta del movimiento iberista es implantar una materia optativa denominada “lenguas ibéricas”, en la que se pueda elegir entre catalán, gallego-portugués o euskera, que sin duda ayudaría mucho a enfrentar el laberinto lingüístico en el que estamos inmersos en España.

En Portugal, la lengua oficial y de uso general es el portugués. El mirandés, hablado en la pequeña comarca rayana de Miranda de Douro, también es oficial.

Es conocida la relativa facilidad para los idiomas de los portugueses, que necesitarán conocer el inglés dada la exposición a la globalización de la economía portuguesa, aunque en el ámbito exclusivamente local no será preciso. Los vínculos económicos y sociales de Portugal con España hacen que el conocimiento de la lengua de Cervantes sea un valor muy importante para las oportunidades de desarrollo de la población portuguesa.

El sistema educativo portugués ofrece inglés, y como segunda lengua francés, alemán o español. El español experimentó un gran crecimiento durante los primeros años del siglo, que se vio frenado a partir de la crisis financiera. Actualmente vive una situación de cierta estabilidad y lento crecimiento.

En general, los portugueses necesitan, como en casi todo el mundo, aprender inglés. El español debería aprenderse como segunda lengua por los vínculos con España, con el ámbito iberoamericano y también por la similitud que hace que sea una lengua de fácil adquisición. Además, dada la fuerte tendencia a emigrar de los portugueses deberán aprender la lengua del país de acogida, frecuentemente el francés.

Pablo Castro Abad

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