El mérito, en términos de singularidad, de Vilar Formoso-Fuentes de Oñoro y de Vilarelho da Raia-Rabal, es que conviven –calle con rua– dos núcleos poblacionales urbanizados, uno portugués y otro español, en la misma Raya (seca). Por tanto, la relación es peatonal y sin ríos de por medio que limiten su posible futura integración urbanística, dado que existen múltiples espacios físicamente comunes sin desarrollar. En otros casos rayanos solamente hay casas solitarias o unas pocas casas a ambos lados. No obstante, Vilar Formoso y Fuentes de Oñoro poseen otra singularidad un poco escondida.
Si hubiera que crear una literal mesa de diálogo dentro de un edificio, entre España y Portugal, en la misma Raya, sin que cada parte abandonase su país, tal y como existe en la zona desmilitarizada entre Corea del Norte y del Sur, habría que proponer el local compartido (pero divido en dos por nacionalidad), del Serviço de Estrangeiros e Fronteiras y la Policía Nacional española para el control de frontera de Vilar Formoso-Fuentes de Oñoro. Esta “casa” compartida tiene comunicación interna con una puerta de cristal que separa los dos países. En frente hay otro local adosado en la Raya, es decir, que mantiene paredes contiguas y continuas de ambos lados de la frontera. Ambas edificaciones están escondidas por la fea “estructura aérea” de la frontera, que debiera de ser reubicada (si se quiere conservar a efectos de memoria). A escasos metros está la futura sede de la Eurociudad.
Teniendo en cuenta la excepción anterior, no he encontrado ninguna casa en toda la Raya que tenga habitaciones del lado de un país y otras estancias del país vecino. Estoy dispuesto a ser desmentido, y pido a los lectores que pongan algún ejemplo con foto. Circulan varias leyendas sobre esta cuestión, que en parte pueden (o pudieron) ser ciertas, pero que no son exactamente lo que busco.
A lo largo de la Raya existen multitud de fincas con casas que lindan con la frontera, pero no existe una casa particular donde la Raya corte por el medio de una construcción. Esto es así también, intuyo, por la acción de las Comisiones de Límites de ambos Estados que dividieron y se repartieron los pueblos promiscuos (Couto Misto, entre otros) y las casas de la duda (Extremadura, entre el Pino y Montinho). Hasta la Guerra Civil española, existió, en mitad del Guadiana internacional, el molino de las Azenhas d’El Rei, que tenía una ventana en su pared divisoria interior, correspondiente a la línea de frontera entre España y Portugal, lo que nos vuelve a remitir irónicamente al Paralelo 38 Norte que divide a las dos Coreas.
Cabe mencionar otra singularidad rayana. En La Fontañera (Extremadura), la Casa Rural Salto del Caballo hace esquina con Portugal: una puerta a la calle y otras puertas a la rua. Sin embargo, la integridad de la construcción está del lado español. Investigar los rincones secretos de la Raya es apasionante. Para aquellos que quieran estudiarla a fondo y con una motivación concreta, les informo que Alcalá de Henares acogerá, dentro de un año, entre el 20 y el 22 de junio de 2022, el primer Congreso Internacional Frontera Hispano-portuguesa sobre personas, pueblos y palabras de la Raya, convocado por el grupo Frontespo.
El grupo de investigadores convocantes llevan más de un lustro acumulando una documentación lingüística exhaustiva de la franja fronteriza entre España y Portugal, analizado su proceso evolutivo “que está transformando de modo acelerado su identidad cultural y lingüística”. Entre el trabajo de documentación, destacan las grabaciones orales que recogen “numerosas informaciones etnográficas, así como testimonios de la memoria individual y colectiva en diversos aspectos: el modo de vida de antes y el contraste con la época actual, las relaciones humanas y comerciales entre los pueblos de la frontera, la emigración y el exilio, etc.”.
En su página web informan que “las comunicaciones tendrán una extensión de 20 minutos. Aquellas personas interesadas en presentar una propuesta de comunicación deberán enviar un título y un resumen de un máximo de 500 palabras (sin computar la bibliografía), escrito en la lengua en que se vaya a presentar la comunicación, al correo electrónico [email protected], hasta el 30 de noviembre de 2021”.
Pablo González Velasco