Olivenza, Iberia, tierra de fraternidad

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En una tarde plúmbea, tanto en lo meteorológico, como en el acontecimiento histórico y luctuoso con el que nos despertamos, y con una participación superior a la que en principio esperaba, por las circunstancias (día y horario laboral, amenaza de lluvia, víspera de carnaval y el interés televisivo por las noticias en Ucrania), se desarrolló el pasado 24 de febrero, la presentación del libro «Iberia, tierra de fraternidad» en mi localidad, Olivenza.

Quiero agradecer de antemano a todos los que hicieron posible este encuentro. Al Ayuntamiento de Olivenza por cedernos el espacio y los medios técnicos, a sus operarios, a todos los asistentes, y, por supuesto, al presentador y los ponentes.

Para mí ha sido muy satisfactorio poder realizarla aquí, en una ciudad tan representativa del intercambio cultural luso-hispano, que traduce perfectamente el espíritu de ese espacio y culturas complementarias y de raíces comunes y antiguas, que es la Península Ibérica, convertidas caprichosamente en ramas separadas por intereses de los personajes poderosos de la Historia.

Eché en falta que algún representante de los partidos políticos de la localidad estuviese presente, aun entendiendo que los astros y las obligaciones a veces se alineen para que estas casualidades se produzcan.

El acto comenzó con una breve presentación por parte del cronista oficial, archivero y bibliotecario de la localidad, Luis Limpo, que hizo hincapié en la necesidad y el acierto de la aparición de Olivenza en el libro, que en su opinión hubiese encontrado incompleto por su temática.

Si hay un lugar donde Iberia se puede concretar, por su historia, su cultura y el resto de sus circunstancias es, sin duda, Olivenza.

Elogió la iniciativa de EL TRAPEZIO como medio de comunicación en el ámbito luso-hispano, portavoces que considera imprescindibles para el conocimiento mutuo y facilitadores del entendimiento de las gentes de ambos lados de la raya.

«Este medio y este libro son como un puente», afirmó, rememorando un artículo suyo publicado recién estrenado este siglo, tras la inauguración del nuevo Puente Ajuda, en el que apelaba a la necesidad de la reconstrucción de otros puentes, los del diálogo, de la comprensión mutua y la cultura.

Aunque, como también señaló, por aquel entonces fuese muy criticado y no muy bien entendido, pues la mayoría interpretó que su interés radicaba en la polémica de la rehabilitación el viejo Puente Ajuda, que había creado -y lo sigue haciendo hasta nuestros días- tantos roces entre los dos países.

A continuación, tomó la palabra Pablo Castro que, como uno de los coordinadores de la publicación, autor de varios artículos, y presidente de la Plataforma Civil Ibérica, realizó una exposición bastante detallada del origen de ésta última, hace 5 años los motivos que llevaron a su formación, las actividades que se desarrollan…

Esta Plataforma fue creada en Elvas, la ciudad hermana de Olivenza y unida por el cordón umbilical terrestre del puente nuevo mencionado.

Por el camino mencionó la gran posibilidad que supuso el encuentro con Jaume Reixach, fundador y editor de uno de los primeros medios en catalán -El Triangle- que tras conocer los principios de la asociación creyó oportuno patrocinar y editar EL TRAPEZIO, como un medio de comunicación adaptado a nuestros días, que da voz y manifiesta el ideal iberista de los que la formamos.

No dejó atrás otras explicaciones sobre la calidad de los artículos y sus autores, sus distintos puntos de vista sobre temas de los más diversos, el lugar de origen equilibrado entre españoles y portugueses, escritos en ambos idiomas, así como en catalán, y todos ellos dentro del hilo conductor del iberismo. Nombró como ejemplo a alguno de reconocido prestigio, como el reciente premio Antena de Oro, Alberto Barciela.

Continuó con referencias a la forma de entender el iberismo de la Plataforma, en contraposición con las corrientes iberistas tradicionalmente reconocidas, para seguir presentando lo que suponen el nuevo tratado de amistad y la estrategia común de desarrollo transfronterizo, como gérmenes de una realidad Ibérica cada vez más patente. Estos temas ocuparon una gran parte de su exposición.

El coordinador general de EL TRAPEZIO, Pablo González, intervino después, aportando más detalles acerca de la obra. Destacó que el libro se concibe como una puerta de entrada al pensamiento iberista, de una forma amena y de fácil lectura resaltando que, dada su estructura, formada por artículos de corte periodístico, de opinión y contenido heterogéneo, cabe la posibilidad de una lectura fraccionada en el tiempo y no necesariamente en el orden de aparición.

Este concepto pragmático del iberismo que, en este caso, parte del respeto de la realidad política actual, del reconocimiento de la soberanía de los estados y sus instituciones, y consiste en colaborar e impulsar la mejora de las relaciones bilaterales y su coordinación más efectiva, de tal manera que redunde en beneficio de la ciudadanía y en todos los niveles.

Desde las eurociudades, las euroregiones, las relaciones en la raya e incluso hasta el ámbito de acciones conjuntas en relación a la Unión Europea, para terminar en la globalidad del mundo iberófono, que se reparte prácticamente por los cinco continentes.

Incidió en la línea editorial de EL TRAPEZIO, que se basa en la actualización diaria de contenidos, en ambas lenguas, así como en catalán y gallego y que se concibe como una herramienta para resolver los problemas de asimetrías en el conocimiento de las noticias entre ambos países, señalando que es mucho mayor en el caso de España, en donde se ofrece muy poco contenido de los acontecimientos de Portugal en sus medios.

Fueron interesantes sus reflexiones acerca del aprovechamiento de la facilidad de intercomprensión de ambas lenguas, y el esfuerzo que se hace EL TRAPEZIO con la oferta de cursos online en esa materia. La intercomprensión, una vez entrenada, nos permite poder comunicarnos con la friolera de 800 millones de personas, y es una realidad practicada en las reuniones que se mantienen en los encuentros, como el realizado en Espeja en octubre pasado, con una participación amplia y muy equilibrada entre portugueses y españoles.

Se centró a continuación en explicar como los dos estados se están dando cada vez más instrumentos jurídicos que llevan a una concepción iberista en sus relaciones, pero que deben materializarse. Y que ahí está la misión de todos como sociedad civil, en conocerlos y utilizarlos. Dentro de los logros que se puede atribuir al trabajo que lleva realizando la Plataforma está, precisamente, el mecanismo de control de las cumbres ibéricas, que hasta ahora no existía, después de 30 años de estos encuentros.

Es ahora, tras haberse solicitado en los manifiestos de la asociación, que esta idea planteada ha fructificado en un acuerdo entre ambos países y es ya una realidad, con reuniones periódicas en las que los representantes dan cuenta de los avances de los acuerdos.

Del mismo modo, en el tratado de amistad se ha recogido otra de las peticiones realizadas, que no es otra que la promoción de mecanismos para que las sociedades civiles y los interlocutores sociales de ambos países puedan colaborar.

Su presentación terminó con la recomendación de la adquisición del libro, dando paso a un turno de preguntas y debate.

Esta parte del evento se desarrolló de manera distendida, con intercambio de opiniones en temas variados, desde los más locales -como las posibilidades de resolución de la llamada «cuestión de Olivenza»- hasta el interés de los participantes en un mayor conocimiento de este movimiento iberista, pasando por las posibilidades que podía suponer en el día a día de las personas su aplicación.

Se puso de relieve el profundo desconocimiento de los acuerdos entre ambos países y las grandes posibilidades que permiten para todos, manifestándose si cabe aún más la necesidad de medios como EL TRAPEZIO, y la obra presentada como instrumentos necesarios para su difusión.

Este es el relato de lo que dio de sí el evento.

Se terminó la jornada en una visita nocturna por los rincones más turísticos de la localidad, de profundo sabor lusitano en la que ejercí de cicerone los ponentes, y en la que nos acompañó nuestro amigo Inácio Terrinca.

En la charla que mantuvimos durante esta visita, todos coincidimos en una impresión: La presentación y el posterior debate nos resultaron muy positivos y enriquecedores, lo que dice mucho y bien de todos los asistentes.

 

Rubén Báez

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