¡Vacaciones en Portugal!

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Seguimos en pandemia, con altas incidencias, debido al fin de las restricciones, pero con mucha menor gravedad en los casos, y muchas menos hospitalizaciones y muertes, consecuencia de los buenos datos de la vacunación, que sigue aumentando a gran ritmo. Tanto España como Portugal han visto como algunos Gobiernos europeos desaconsejan viajar a la Península. Los Gobiernos ibéricos han tenido que retomar algunas de las restricciones, como el toque de queda entre las 23:00 horas y las 5:00 en amplias zonas de Portugal y el cierre del ocio nocturno en las Comunidades de Valencia y Cataluña.

Pero es verano y, con las debidas precauciones, las vacaciones pueden ser disfrutadas. Debido a las especiales circunstancias, lo más sensato es viajar a destinos cercanos. En esta idea, el turismo interno es una gran elección. Es hora de ir a los pueblos, a las montañas y a las playas cercanas; es un año especialmente apropiado para quedarse en la Península o en las islas de España y Portugal.

En este contexto, mi percepción es que los españoles están, una vez más, decidiendo masivamente disfrutar de sus vacaciones en Portugal. Los destinos principalmente son de playa. De norte a sur, las playas portuguesas encandilan a los españoles, especialmente a los habitantes de zonas de interior, donde destaca la gran área metropolitana de Madrid, con 7 millones de población.

Los datos de turismo en Portugal de 2019, antes de la pandemia, arrojan datos récord con 27 millones de turistas internacionales recibidos. En pernoctaciones, el 19,2% las realizaron los británicos, el 12% los alemanes y en tercer lugar se sitúan los turistas españoles con un 10% del total. El turismo español es, pues, de los más importantes para Portugal, quizá sea el primero, o el segundo, en gasto, puesto que hay mucho consumo turístico español que no duerme en Portugal, en los más de 1.200km de la frontera. La tendencia es, además, de rápido crecimiento; en 2019 las pernoctaciones de españoles crecieron un 10%, mientras que las de británicos solo lo hicieron un 3% y la de los alemanes bajaron un 6,5%.

El escenario de este año sigue siendo de acusada caída de viajantes, por los efectos de la pandemia. Hasta al menos 2022 no podremos comparar las cifras, pero las previsiones apuntan a que los efectos de la Covid en el turismo suponen una mejora del turismo de proximidad. Portugal, para estos años duros para el turismo, cuenta con la gran ventaja del mercado español, que en la práctica entiende Portugal como turismo interno.

Este fenómeno se une a las diferentes interdependencias entre los dos países que favorecen su integración a todos los niveles. El turismo significa convivencia directa entre las poblaciones; la posibilidad de interactuar en un tiempo dedicado al disfrute y al ocio.

El turista español que acude a Portugal tiene variados perfiles, mucho se hablado de sus actitudes en el país hermano. Se dicen y comentan cosas positivas, como la alegría, la sociabilidad y la tendencia a consumir, otras no tanto; el portugués encuentra el comportamiento típico del turista español muy ruidoso y con un trato, en ocasiones, poco cortés. También es común, entre el turista español, el poco esfuerzo para entender y expresarse en el idioma portugués. Del lado positivo, se observa un interés por la cultura y el patrimonio de Portugal; una sincera admiración por su historia, y un acusado sentimiento de hermandad y comunión con el pueblo portugués.

Desde EL TRAPEZIO, empeñados como estamos en el acercamiento entre los dos países, el afianzamiento de su relación estratégica y la configuración de una opinión pública ibérica, queremos recomendar a todos los españoles que van a visitar Portugal este verano algunas cuestiones.

Cuando viajen a Portugal, hagan un esfuerzo por ir aprendiendo algo de portugués; pongan un rato la televisión local, pidan que les hablen “devagar” en portugués. Saluden en portugués: “bom dia, boa tarde, boa noite”. Pidan “a conta” y por supuesto no olviden el obligado “obrigado”, que se pronuncia con la o final cerrada casi como u: “obrigadu”. Vuelvan de Portugal con algo de portugués en su vocabulario; sientan “saudades” de sus vacaciones. Y si quieren llegar con cierto nivel previo de portugués para poder aprovechar mejor su estancia, visualicen el Curso de Intercomprensión de ELTRAPEZIO. Aprendan antes de llegar a Portugal algunas expresiones, y sobre todo conozcan las diferencias fonéticas entre el castellano y el portugués.

En Portugal las personas son más protocolarias que en España; las cosas se piden siempre por favor; siempre se saluda, y siempre es necesario despedirse con corrección: “até a próxima”.

Bajen un poco el volumen de sus conversaciones, principalmente cuando estén en grupo. España es uno de los países más ruidosos del mundo; hablamos muy muy fuerte. Es un rasgo cultural no compartido con Portugal. Resulta molesto que un grupo de turistas eleven la voz de forma rotunda y que el español se imponga en el sonido ambiente de un espacio público.

Portugal es un país lleno de historia, y de una historia, muchas veces común con la del resto de la península. Este verano pueden interesarse por la historia del lugar donde viajen y pueden tratar de buscar las conexiones que nos unen. En todos los rincones de Portugal hay acontecimientos históricos entrelazados con el resto de la Península. Un ejemplo, en Évora, el templo romano de Diana es de la misma tipología que el templo de Diana de Mérida, antigua capital de Lusitania, que abarcaba todo el suroeste peninsular. Otro ejemplo, pero de tipo gastronómico, la sangría, ¡tan española!, es también portuguesa. Tanto que la denominación de origen europea incluye como “auténtica” la de los dos países.

No se sorprendan “demasiado” si encuentran algún comportamiento reactivo hacia lo español. Aún quedan vestigios muy minoritarios de desconfianzas. Piensen que se trata de una rivalidad antigua y arraigada, como la hay, en muchas ocasiones, entre pueblos vecinos.

 

Pablo Castro Abad

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