Llenando el vacío dejado durante siglos: una crónica desde dentro de la Cumbre Ibérica

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En el último discurso de la Cumbre Ibérica, António Costa, primer ministro de Portugal, señaló la paradoja de que España y Portugal hayan sido y sean globales, pero al mismo tiempo cerradas entre sí dentro de la Península. El cierre de fronteras por la pandemia lo evidenció aún más. Para Costa, “la frontera fue nuestra muralla que nos dejó bellas fortalezas, pero también enormes vacíos. Vacíos que son un anacronismo que no pueden ser parte de nuestro presente ni de nuestro futuro”.

Esta frase del primer ministro portugués me impacto mucho. Estaba pensando en ella cuando salí a la calle y me senté en un pequeño muro. Y justo, en ese instante, se dieron un conjunto de circunstancias favorables para un encuentro no previsto. La primera de ellas fue que estaba acreditado como periodista, la segunda es que estaba dentro del círculo de seguridad y, tercera, por casualidad vi que António Costa estaba a mi lado. A pocos metros a mi izquierda. No lo dudé, aproveché la oportunidad para felicitarle por aquellas palabras que me habían impactado y le dije que precisamente EL TRAPEZIO viene a llenar modestamente el vacío dejado durante siglos. Le di una tarjeta y le mencioné que, en nuestro periódico bilingüe, puede consultar esas luchas por acercar ambos países, como la protagonizada por el Foro Cívico Ibérico. Aunque mi entrada en la conversación fue “a puerta fría”, me dirigí con todo respeto institucional, arrancando con un “primer ministro António Costa” y dirigiéndome a él en la lengua de Camões. Igualmente, al asesor de prensa del Gabinete del primer ministro, le expliqué el proyecto de crear una opinión pública ibérica. António Costa se limitó cortésmente a recoger la tarjeta y agradecer de forma simpática la iniciativa. Personalmente no quise forzar más la situación dado que estaba conversando con sus asesores y ministros.

Después de esta anécdota, comenzaré la crónica del encuentro hispano-luso por el principio. Haciendo honor al nombre, la Cumbre Ibérica se realizó en la Sierra de la Estrella, concretamente en Guarda, a mil metros de altura. La niebla matutina hizo retrasar el inicio de la Cumbre porque el Gobierno español, que vino en helicóptero, tuvo que aterrizar en una localidad más lejana. António Costa hizo tiempo tomando un café con el alcalde de Guarda en una cafetería que hay en la Alameda de Santo André. A pocos metros, estaban los ecologistas y sindicalistas protestando contra: las minas en la Raya, las centrales nucleares españolas y el fin del servicio del Lusitania Express. La seguridad (con orientaciones del asesor de comunicación del primer ministro) pedían a los cámaras que grabasen o fotografiasen a los manifestantes después de la foto de familia. No antes. A unos centenares de metros, estaba el puesto del Foro Cívico Ibérico, informando a los ciudadanos de las reivindicaciones de la sociedad civil iberista y rayana.

Con cierta espectacularidad, Augusto Santos Silva, ministro de Exteriores de Portugal, hizo acto de presencia dos minutos antes del presidente del Gobierno español y justo después de los ministros ibéricos. Por el despliegue policial de la escolta de Santos Silva, diría que es el número 2 del Gobierno en peso político. Lo que, según la tradición portuguesa de los “negocios estrangeiros”, no es extraño, sin perjuicio de su conocida capacidad, determinación e influencia política.

La foto de familia fue en la Alameda de Santo André. Se buscó una bella fuente del siglo XVIII que cuenta con una magnífica fachada barroca. Perfecta para un fondo de fotografía. El semblante de Pedro Sánchez y António Costa fue continuamente sonriente y relajado. Posteriormente en el Centro de Estudios Ibéricos, que se encuentra al lado y que nació por voluntad del escritor iberista Eduardo Lourenço, se inauguró una placa en recuerdo de la Cumbre y de la reunión que transcurrió entre ambos gobernantes en dicho centro.

A lo largo del encuentro, el grupo de periodistas, permanecimos dentro del círculo de seguridad y nos fueron llevando de un lugar a otro. Desde el Centro de Prensa, en el Teatro Municipal, subimos unas escaleras, recorrimos unos pasillos, y, de repente, abrieron las puertas y ahí estaban: ambos presidentes con sus Gobiernos, frente a frente, con una línea de asesores a sus espaldas, y una escenografía colorida e iberista de colores rojo, verde y amarillo.

Para la rueda de prensa, el número de preguntas eran dos por cada periodista. Y sólo podían preguntar dos periodistas españoles y dos portugueses. Se intentó que la mitad de las preguntas fueran consensuadas. EL TRAPEZIO participó tanto en el corrillo de los periodistas portugueses como en el corrillo de los españoles, tratando de que asumieran preguntas sobre los detalles y compromisos del documento de la Estrategia Transfronteriza u otros temas bilaterales como la coordinación de los fondos europeos y la reclamación de las cámaras de comercio de facilitar la emisión de las televisiones portuguesas en España. Incluso pudimos alertar a tiempo de una inútil pregunta sobre la candidatura ibérica del Mundial de 2030 que ya había sido anunciada días atrás. Finalmente se impusieron, con alguna excepción, las agendas mediáticas nacionales, predominando en las preguntas, de forma bochornosa, la pandemia y el Estado de Alarma de Madrid.

Los jefes de Ejecutivo hicieron la rueda de prensa bajo la mirada de la escultura del rey Sancho I de Portugal (1154 – 1211), llamado El Poblador, un simbolismo buscado por Costa en el sentido de dar énfasis al objetivo repoblador del documento de la Estrategia y también porque la esposa de Sancho fue Dulce de Aragón. Para Costa, además de una vecindad, España y Portugal forman parte de una misma familia, e insistió en la importancia de mantener la normalidad de las cumbres a pesar de la pandemia. El primer ministro de Portugal considera que la Península Ibérica se puede convertir en el “gran Hub”, por su “conectividad” tanto por sus cables marítimos con África y América, como por sus “lenguas globales”. Y la Raya aparece, en ese contexto, como gran plataforma para las empresas.

Pedro Sánchez reiteró la idea de que la estrategia viene a establecer la “igualdad de oportunidades no sólo de personas sino de territorios”. En resumen, viene a facilitar la vida de las personas en la Raya. Ambos mandatarios quieren que los fondos europeos extraordinarios estén disponibles el 1 de enero de 2021, coincidiendo con la asunción portuguesa de la Presidencia rotatoria europea.

António Costa afirmó que el documento de la Estrategia llega en el momento oportuno con el inicio de las negociaciones del marco financiero plurianual europeo. El primer ministro valoró que las obras pactadas en infraestructuras en la Raya, aunque supongan unir pequeñas distancias, “marcan grandes diferencias”. Costa se muestra optimista en la relación entre ambos países, sin embargo, señala que “en pocos años no vamos a arreglar lo separado en siglos”.

La XXXI Cumbre Ibérica ha sido especial por el Documento de la Estrategia Común de Desarrollo Transfronterizo. Algo que sin duda puede ser anotado como una victoria de la Red Ibérica de Entidades Transfronterizas, el movimiento iberista (mPI-Íber-Plataforma), las Eurociudades ibéricas y el Foro Cívico Ibérico. Como afirmó Elena Cebrián, secretaria política para el Reto Demográfico del Gobierno de España, sólo se podrá hablar de éxito “cuando se aplique la estrategia, cuando se llegue a beneficiar a 5 millones de rayanos”. Elena Cebrián e Isabel Ferreira, secretaria de Estado para la valorización del interior del Gobierno portugués, fueron las protagonistas verdaderas de la Cumbre.

Más allá de la rutinaria Declaración (presente también en cumbres con otros países), que sólo ha traído de nuevo la solicitud de España para ser Observador Asociado de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (que fue verbalizada por el presidente Sánchez), lo realmente novedoso fue el documento de la Estrategia, que incluye una gobernanza ibérica multinivel y nuevas figuras transfronterizas (la tarjeta sanitaria, el 112 y el estatuto del trabajador). Documento que merece ser imprimido y estudiado con detalle. Así lo vamos a hacer desde EL TRAPEZIO y el Foro Cívico Ibérico. Este documento, que no fue firmado en público, sin embargo, sí que se presentó en un evento especial, en el Teatro Municipal de Guarda, poco después de otro evento sobre el estudio (publicado en libro) de la proyección de ambas lenguas en el mundo y la afinidad entre ellas (lo que se acerca al concepto de Iberofonía, aunque todavía no se haya asumido este concepto paniberista).

Los propios equipos negociadores, que han actuado con convicción técnica y política en la formulación de la Estrategia, han utilizado la intercomprensión en sus negociaciones (cada uno en su lengua propia). Carmen Calvo señaló su vergüenza por no saber portugués. Pedro Sánchez subrayó las virtudes del multilingüismo frente al nacionalismo excluyente. Poco a poco esta música suena cada vez más parecida a un iberismo cultural.

Faltó concreción en el tren de altas prestaciones entre Madrid y Lisboa, y otras inversiones de calidad y envergadura en la Raya. No obstante, el hecho de que exista este marco estratégico supone un espacio discursivo legitimador para todo tipo de iniciativas transfronterizas e iberistas, como EL TRAPEZIO, que no debemos desaprovechar. Ahora es el momento del empuje, la creatividad y la vigilancia activa de la sociedad civil, como así fue expresado en la lectura del manifiesto del Foro Cívico Ibérico en Guarda.

 

Pablo González Velasco

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