La Agencia Lusa ha visitado la localidad fronteriza de Vila Real de Santo António (distrito de Faro, Eurociudad del Guadiana). Habitualmente muy solicitada en esta época por españoles, actualmente la ciudad portuguesa registra una marcada caída en el movimiento de turistas debido a las restricciones impuestas por la pandemia de la covid-19. «En 35 años de empresario, la situación más difícil es lógicamente esta, porque nadie esperaba que estuviéramos en una situación así», ha afirmado Luís Camarada, empresario de un grupo de establecimientos de restauración y hostelería, que ha admitido estar pensando «cerrar en Navidad», debido a la ausencia de turistas procedentes de España.
A pesar de que el verano ha sido un período para el negocio de «cierta recuperación», después de un inicio de año en que los establecimientos han estado «muy cerrados», la situación ha vuelto a agravarse con las restricciones impuestas en la segunda ola de infecciones por el nuevo coronavirus (SARS-Cov-2). Y eso llevará a muchos negocios a cerrar. «Ahora, desde hace dos meses, la situación ha sido extremadamente grave, no sabemos cómo vamos a subsistir, y probablemente muchos de nosotros vamos a cerrar, porque no hay alternativas, las ayudas que existen son muy pequeñas y la situación es extremadamente grave», ha advertido.
Luis Camarada ha afirmado que, por eso, durante la Navidad, su grupo «no va a trabajar», ya que los españoles no podrán ir a Vila Real de Santo António, y son un mercado que «representaba el 75% de la actividad» comercial antes de la pandemia, ha cuantificado. Maria Adelaide, que dirige una tienda de ropa en la plaza central de la ciudad, ha reconocido que «ha sido muy complicado y difícil tener los establecimientos abiertos, tanto por la falta de españoles, como de portugueses», así como también por «otros visitantes extranjeros, como ingleses», cuya ausencia está haciendo que las tiendas «no ganen».
«La Navidad va a ser muy complicada y nadie lo va a salvar ya, porque tenemos las fronteras cerradas, pero también los municipios, y nuestros clientes de Tavira, Faro, Olhão y Portimão no van a poder venir», ha lamentado; asegurando que, de esta manera, será «muy difícil incluso» mantener las puertas abiertas, aunque esté «haciendo de las tripas corazón para poder aguantar y garantizar que el comercio continúe». Armindo Veia también tiene un quiosco de artesanía en la Plaza Marqués de Pombal y, si en una situación de normalidad, el negocio «de verano funciona razonablemente», aunque en invierno las ventas bajaran mucho, ahora con el «confinamiento» y «la ausencia de españoles» las «ventas han caído un 90%». «Hace días que abro y no funciona, no puedo vender ni un euro, hasta llegar al punto de tener que cerrar y abrir cuando hace buen tiempo. Pero no veo muchas perspectivas para que esto funcione», ha afirmado Armindo, mostrándose convencido de que la Navidad no va a funcionar como es habitual.
Las medidas para combatir la covid-19 han paralizado sectores enteros de la economía mundial, y el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha advertido de que la pandemia revertirá los progresos realizados desde los años noventa en términos de pobreza, aumentando la desigualdad. El FMI prevé, en Portugal, una caída del 10% en 2020, y una recuperación del 6,5 % para 2021. Estas previsiones difieren de las del Gobierno portugués, que anticipa una caída de la economía del 8,5% este año, y una recuperación del 5,4% en 2021.