La baja cualificación, los salarios poco atractivos y la enfermedad empujan a una quinta parte de los portugueses a la pobreza

Para los nuevos pobres, un empleo no significa cubrir sus necesidades básicas

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Un estudio de la Fundación portuguesa Francisco Manuel dos Santos, que ha utilizado datos de 2018 (esta situación podría haber empeorado aún más con la situación pandémica), demuestra que una quinta parte de los portugueses está en el umbral de la pobreza. Una «nueva pobreza» que se está extendiendo por toda Europa.

Cuando hablamos de pobres, siempre pensamos en las personas sin empleo, pero cada vez más se trata de una idea anticuada. Los nuevos pobres de Portugal tienen bajos niveles de cualificación, salarios poco atractivos e incluso con un empleo fijo no pueden pagar gastos básicos. Este problema se agudiza en las familias con hijos.

La pobreza tradicional, que tiende a reproducirse de generación en generación, es uno de los grandes problemas de un país que todavía se mueve a dos velocidades según la cuna o la geografía en la que reside. El perfil de la pobreza en Portugal se divide en cuatro perfiles: jubilados, precarios, desempleados y trabajadores.

Con la disminución de las ofertas de empleo y la quiebra empresas debido a la crisis económica provocada por la pandemia, muchas de las personas que han abandonado la pobreza en los últimos años vuelven a situaciones de vulnerabilidad. La gran franja de personas que trabajan de forma precaria en los sectores del turismo, la restauración y los servicios son las más vulnerables a una situación de pobreza intermitente. Esta pobreza en la clase media está haciendo que portugueses y españoles pidan (muchos por primera vez) ayuda para hacer frente a los gastos del mes.

A menudo, lo que distingue a una persona con bajos ingresos de una persona pobre son las ayudas sociales concedidas por el Estado y las ayudas alimentarias proporcionadas por las ONG. Desde el comienzo de la covid, más de 60.000 personas han necesitado ayuda para comer y los pedidos han crecido. El fin de las moratorias bancarias está preocupando al Banco de Alimentos y a Cáritas, y la Iglesia Católica ha afirmado que está vigilante ante situaciones de pobreza oculta.

En el estudio «Pobreza en Portugal – Trayectos y Cotidianos», cuando se aborda la crisis provocada por la covid-19 se menciona que el aumento de la pobreza ocurre debido a la intensidad e incertidumbre de la duración del confinamiento en el país.

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