La Plataforma Tierra de Alba, en contra de las macrogranjas, ha llevado al juzgado, con tres procedimientos contencioso-administrativos, el inicio de las obras de la industria de cría intensiva de cerdos en su territorio. Denuncian, a su vez, que por los caminos de su municipio, tasados como rurales, no pueden circular vehículos de más de 16 toneladas; sin embargo, se está dejando pasar camiones de más de 40 toneladas, para el abastecimiento de la granja. María del Sol Gómez Silva, presidenta de la Plataforma Tierra de Alba, compuesta por vecinos de Carbajales, Muga, Manzanal, Losacio y Vegalatrave, nos explica la situación que están viviendo los pueblos de la comarca de Alba con la implantación de macrogranjas porcinas.
¿En qué consiste una macrogranja?
Es una industria porcina que alberga más de 2.500 cerdos. En concreto la de Carbajales tiene 3.090. Si cogemos esta cifra y la multiplicamos por 3 camadas nos da un total de más de 9.000 cabezas al año. El método de cría es industrial.
Todos los aspectos están mecanizados, los meten en grandes naves, al contener tal volumen de animales estos no tienen más de un metro cuadrado tras una rejilla, donde comen, duermen y excrementan.
Dependen a su vez de integradoras que dispensan el pienso, antibióticos, hormonas y todo lo necesario. Estas industrias están en manos de multinacionales cárnicas y fondos de inversión alemanes, holandeses, etc.
¿Cómo afectan dichas instalaciones al territorio en el que se implantan?
Por nuestra experiencia los territorios quedan devastados. Profanan la tierra y el agua, expulsan a la población por la enorme contaminación que generan.
Como ejemplo podemos acudir a la Agencia de Salud de Barcelona la cual detectó que las partículas de amoniaco contenidas en la tierra y en el agua derivan de las macrogranjas de cerdos que bordean la zona metropolitana.
No existe ningún tratamiento para deshacerse de los purines, los arrojan en balsas de las cuales se filtran a la tierra y a los acuíferos generando un gran problema como es la aridez de la tierra y la no potabilidad del agua, además de ser un peligro para la salud humana.
Treinta y cinco jefes y técnicos de la Consejería de Fomento y Medioambiente de Castilla y León presentaron un escrito a la Junta, hace unas semanas, comunicando que no pueden fiscalizar los vertidos de estas industrias por la falta de personal que padecen. Es decir, están autorizando instalaciones altamente contaminantes sobre las que no pueden ejercer ningún tipo de control.
¿A qué futuro están abocados lugares de implantación?
Según los informes de los técnicos de Cobadú, en los últimos quince años, han desaparecido de la provincia de Zamora 19 000 explotaciones tradicionales que permitían, con un poco de agricultura, vivir de una manera digna a sus dueños.
Según nuestras investigaciones, en estos momentos, quedan 600 explotaciones, lo que ha supuesto una reconversión salvaje. Acaban con toda posibilidad de desarrollo de la zona, de casas rurales, de pequeñas artesanías y de explotaciones tradicionales.
¿Por qué en nuestra provincia?
No sólo es algo que esté ocurriendo en Zamora, el desastre se extiende por todas las provincias de Catilla y León.
Uno de los principales factores es que hace ya cuatro años Cataluña tiene sus aguas absolutamente contaminadas con nitratos, las tierras perdidas, prohibieron dar nuevas licencias, por lo que el sector se extiende hacia nuestra Autonomía, aprovechándose de lo que se llama la España vaciada, mucho terreno y muy poca población.
En Cataluña se ha ampliado el plazo para la no implantación de este tipo de granjas, la prohibición se estableció durante cuatro años, ahora se ha prorrogado.
En Europa las están cerrando, incluso con dinero público. Holanda ha preparado una partida de más de 300 millones de euros para comprar estas explotaciones y cerrarlas, lo mismo está ocurriendo en Alemania.
Están pensadas de cara a la exportación, el 80% de la producción española acaba en China.
No se entiende la apertura de nuevas granjas cuando China está cerrando acuerdos con Argentina para producir 100 millones de cabezas de cerdo en dicho país.
Esta industria en nuestro territorio supone un absurdo, España es un espacio semidesértico y sin pienso, con lo cual todo lo que necesitan se importa de otros países. Aun así se está intentando construir y ampliar en toda la zona de Benavente, Santovenia del Esla, etc.
¿Quiénes están detrás de estos negocios?
La industria cárnica, multinacionales. Este sector a nivel mundial es el económicamente más poderoso del mundo. En él se engloban todos los grandes fondos de inversión, dado que la alimentación es una parte estratégica de la economía.
Han acabado con lo local y se enfocan hacia una producción salvaje, con un único interés, la rentabilidad.
Para la que está proyectada en Carbajales, el Procurador del Común dictó una resolución nombrando al pueblo zona vulnerable, la Consejería nos va a incluir en dicho listado modificando el decreto del 2020 de Zonas Vulnerables, haciendo caso a Europa que ya nos catalogaba como tal.
¿Qué postura mantienen las instituciones al respecto?
No defienden los intereses provinciales tales como el territorio o el agua. Sus despachos están abiertos a las grandes corporaciones como los Batallé o los Del Pozo, no al pequeño ganadero. A pesar de la enorme movilización provincial han potenciado este tipo de industria.
Nuestra agua está contaminada según nuestros informes, los de Europa, la Confederación Hidrográfica del Duero y demás organismos pertinentes y aun así siguen autorizando su implantación.
Nuestra Diputación favorece su asentamiento, alegando la creación de puestos de trabajo, lo cual no es cierto dado que una macrogranja se lleva con una sola persona. En Carbajales somos 500 habitantes aproximadamente y la explotación se salda con un puesto y medio de trabajo.