Nueva falta de cooperación ibérica por parte del Ejecutivo de Madrid. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha anunciado que va a abrir las fronteras en julio y ha prometido dar garantías de seguridad sanitaria a los turistas, estimulando a los españoles a planificar sus vacaciones en territorio nacional.
En un mensaje publicado en redes sociales, la jefa de la diplomacia española, Arancha González, ha confirmado el levantamiento de la cuarentena para turistas extranjeros a partir del 1 de julio. Una cuarentena que no fue bien recibida por Portugal porque no hubo una consulta previa entre Gobiernos.
El presidente de la República Portuguesa, Marcelo Rebelo de Sousa, ha comentado esta nueva decisión unilateral del Gobierno español de abrir las fronteras en julio, considerando que temas como ese deben ser decididos «en un clima bilateral», porque unilateralmente puede que «no funcione».
«Yo no quería hablar de este tema, porque es un tema que nosotros entendemos que debe ser tratado en un clima bilateral. Si es un clima bilateral, todo lo que unilateralmente sea realizado por un lado, sin haber sido conversado con el otro, tiene fuertes probabilidades de que no funcione», ha advertido el jefe del Estado portugués.
Marcelo Rebelo de Sousa en el supermercado
La foto del presidente de la Republica Portuguesa en pantalón de deporte, haciendo cola con el carrito de la compra en un supermercado, ha despertado una enorme curiosidad y admiración en las redes sociales españolas. No ha sido así en Portugal.
La presidenta de la Fundación Saramago, Pilar del Río, en un artículo para ElDiario.es, ha explicado que «la mayoría de la población considera normal que los servidores públicos traten de su vida doméstica y a la parte que resta de esa mayoría simplemente no le interesa quien compre las patatas, los plátanos y el yogurt en cada casa, sea ésta la de un político o la de una estrella de TV. A veces la educación tiene estas cosas, implica no inmiscuirse en lo que es ajeno a las funciones propias de la representación política, ésas sí bien claras, delimitadas por leyes y objeto de escrutinio democrático. Donde, por supuesto, no entra la compra en el supermercado, por más que llame la atención en España».