Petro y Lula sientan las bases para acelerar la preservación del Amazonas en la próxima Cumbre de Brasil

La Cumbre Amazónica de Belén do Pará (Brasil) será el próximo 8 y 9 de agosto

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El presidente colombiano, Gustavo Petro, y el brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, se han reunido para preparar la Cumbre Amazónica del próximo mes en Brasil en un impulso para acelerar la preservación del Amazonas y hacer un llamado de urgencia medioambiental. “Cuidar la Amazonía es al mismo tiempo un privilegio y una responsabilidad”, ha afirmado Lula en su primera visita a Colombia que ha sido concretamente al corazón amazónico del país: Leticia.

Desde este pueblo amazónico, ubicado en la triple frontera con Brasil y Perú, el presidente brasileño, junto a Petro, ha hecho en el cierre de la reunión Camino a la Cumbre Amazónica un llamamiento a los países de esta cuenca para que se unan en torno a la defensa de esa reserva natural tanto en los foros internacionales como en el combate a quienes destruyen la selva. “Debemos unir esfuerzos para que en las discusiones internacionales nuestra voz sea escuchada con fuerza en las conferencias sobre clima, biodiversidad y desertificación, y en los debates sobre el desarrollo sostenible”, ha manifestado el mandatario brasileño.

CAMBIO DE MODELO ECONÓMICO

Por eso ha pedido a los ocho países presentes en Leticia -Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela, representados por sus ministros de Ambiente- “decidir cómo darle a nuestra gente una vida digna y cómo preservar nuestros bosques y nuestra biodiversidad”. En la misma línea, Petro, haciendo gala de su liderazgo medioambiental, ha ido un paso más allá y ha llamado a una “revolución”, pues a su parecer “transformar todo el sistema económico mundial”, es lo necesario para no alcanzar el punto de no retorno en materia climática.

“Sobre el petróleo, sobre el carbón y sobre el gas solo se puede construir la sexta extinción de la vida, lo contrario al desarrollo”, ha bramado el presidente colombiano, que ha considerado por ello lo “racional” es cambiar el sistema económico para descarbonizarlo. Colombia y Brasil -que ha dejado atrás el periodo de negacionismo de la crisis climática de Jair Bolsonaro- llegan a la Cumbre Amazónica de Belén do Pará, del próximo 8 y 9 de agosto, con los deberes hechos.

Colombia, según ha recordado Petro, ha detenido en un 76 % la deforestación en el primer trimestre de 2023 respecto al mismo del año anterior (aunque las estimaciones del Ministerio de Ambiente proyectan una reducción del 15 al 25 % en 2022), mientras que en la Amazonía brasileña las alertas de deforestación tuvieron una reducción del 33,6 % en el primer semestre de este año, según Lula.

RUMBO A BELÉN

La lucha contra la deforestación será uno de los temas de la Cumbre Amazónica de agosto, pero también se abordarán muchos otros que han sido trazados estos tres días en Leticia, donde organizaciones ambientales, indígenas y de la sociedad civil, organismos internacionales y los gobiernos de los ochos países han trabajado para llevar una hoja de ruta para esta cita. Este encuentro en Colombia ha sido “un paso importante (…) un camino que iniciamos con vocación de cambio y con voluntad política para movilizar y abrir la posibilidad que la selva amazónica no llegue al punto de no retorno”, ha expuesto la ministra colombiana de Ambiente, Susana Muhammad.

Pero en Brasil se abordarán otras cuestiones como la lucha contra los crímenes transnacionales de medioambiente o se deberá buscar, según pidieron las instituciones, mayores espacios de participación para los pueblos indígenas y una mayor transferencia de conocimientos. “Estos compromisos políticos que promovemos al más alto nivel deberían conducir a nuestra región a revertir el deterioro cada vez más acelerado de nuestra Amazonía. Es el momento que hagamos un frente común para abordar los desafíos de la triple crisis ambiental y juntos como región, elevemos nuestra voz ante el mundo por su restauración y protección”, ha pedido el canciller colombiano, Álvaro Leyva.

La selva amazónica supone el mayor repositorio de agua dulce del mundo. Es también la tierra de unos 400 pueblos indígenas y de miles de especies. De ahí la urgencia de un “pacto para salvar el Amazonas”.

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