Constitución ibérica para la Amistad y la Cooperación entre Portugal y España

Prólogo a la edición de EL TRAPEZIO del "Tratado de Amistad y Cooperación entre el Reino de España y la República de Portugal" y a la "Estrategia Común de Desarrollo Transfronterizo entre España y Portugal"

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El nuevo Tratado de Amistad y Cooperación entre la República de Portugal y el Reino de España (TACEP), firmado el 28 de octubre por ambos gobiernos durante la cumbre gubernamental acontecida en la localidad extremeña de Trujillo, es -sin duda- el Tratado más completo, profundo y ambicioso, que han suscrito los Estados ibéricos.

Tras una permanencia conjunta en la Unión Europea de 36 años, que ha permitido el desarrollo de una cooperación de gran relevancia y ha asentado su dimensión estratégica, el nuevo acuerdo viene a dotar de un marco general a las relaciones entre España y Portugal, suponiendo una especie de Constitución Ibérica para la Cooperación.

Desde el anterior Tratado de Amistad de 1977, firmado cuando los dos países recuperaron la democracia, pero cuando aún no habían ingresado en la UE, se ha recorrido un camino de éxito sin paragón histórico. Donde antes existían controles policiales fronterizos, hoy en día solo existe una señal en la carretera que indica el cambio de país. La libre circulación de personas, mercancías y capitales, la moneda común, las idas y venidas de ciudadanos de la Raya, las visitas turísticas, los intercambios comerciales, culturales, sociales y educativos, han conformado una relación de vecindad de enorme fluidez.

El Tratado de Amistad y Cooperación, entre la República de Portugal y el Reino de España (TACEP), nace con una vocación clara de fortalecer una Alianza Ibérica firme en el seno de la UE y del mundo, así como de profundizar en la coordinación de políticas internas en todo tipo de áreas como la Sanidad, la Educación, el Transporte, los Servicios Sociales, el Comercio, o el Trabajo y la Seguridad Social.

Una Alianza estratégica que se antoja irreversible, en primer lugar, por la convicción de la sociedad ibérica y de los gobiernos, y en segundo término por una necesidad objetiva de alcanzar de un tamaño suficiente para ser un actor de relevancia en el contexto internacional.

La Estrategia Común de Desarrollo Transfronterizo (ECDT), que presentamos junto al Tratado de Amistad, es anterior en el tiempo y se trata de un desarrollo concreto, bastante ambicioso, de la Dimensión Bilateral Transfronteriza de la Cooperación Ibérica recogida en el artículo 4 del TACEP. Se firmó en 2020 bajo la dirección de quien era secretaria general de Reto Demográfico, Elena Cebrián, por parte de España, y por la secretaria de Estado de Valorización del Interior, Isabel Ferreira, por parte de Portugal.

Los dos acuerdos que reproducimos (TACEP y ECDT) han sido acompañados, impulsados y promocionados desde la sociedad civil, y pueden considerarse como los manuales básicos del iberismo contemporáneo. Se trata de un gran logro, algo nada habitual, que desde las instancias civiles de dos países diferentes se demande la coordinación y la cooperación entre Estados.

Múltiples entidades sociales, junto con algunos organismos públicos (ayuntamientos, universidades públicas…) han venido persiguiendo el objetivo general de impulsar las relaciones entre España y Portugal en todo tipo de aspectos. Comenzaron su andadura a partir de la segunda década del actual siglo, con una visión ibérica, que rescata, reformula y actualiza la secular idea del iberismo, definida como doctrina que propugna una especial relación sociopolítica entre España y Portugal.

El desarrollo de este nuevo iberismo del siglo XXI llevó al debate público la necesidad de impulsar medidas de cooperación y coordinación entre los dos países ibéricos, cada vez más profundas, específicas y estratégicas, siempre destinadas a mejorar la vida de los ciudadanos, así como a favorecer la toma de conciencia colectiva del hecho ibérico, tanto dentro como fuera de las fronteras de nuestros países.

Destacada fue la creación en 2009 de la Red Ibérica de Entidades Transfronterizas (RIET), que explicitaba el objetivo de “promover la cooperación transfronteriza, el desarrollo socioeconómico en los territorios fronterizos y de establecerse como una sola comunidad de interés ante los gobiernos de España, Portugal y Unión Europea”. La RIET, está compuesta por más de 20 entidades ligadas a las relaciones entre los países ibéricos, ayuntamientos como el de Cáceres, entidades como el Eixo Atlántico, el Centro de Estudios Ibéricos de Guarda (CEI), las eurociudades de Chaves-Verín y la del Guadiana, esta última constituida por los municipios de Ayamonte, Vila Real de Santo António y Castro Marim. Se integran las universidades de Braga, Huelva, Salamanca, Pontificia de Salamanca, Trás-os-Montes e Alto Douro, y Vigo. También forman parte de la RIET varias asociaciones de empresarios de provincias y distritos rayanos. Precisamente fue la RIET quien en 2018 presentó a los Ministerios de Exteriores de ambos países una propuesta para la elaboración de Nuevo Tratado que recogiese la idea de que las relaciones entre España y Portugal, países que comparten la frontera más larga y estable de Europa, han de estar enfocadas a mejorar las condiciones de vida de las zonas rayanas, promoviendo la mejora de los servicios prestados a los ciudadanos y favoreciendo la dinámica empresarial, otorgando un papel más importante a las intervenciones de la sociedad civil. A lo largo de su historia la RIET ha recogido las demandas de las zonas fronterizas, en todo tipo de áreas, demandas que han elevado a los gobiernos para que fuesen tratadas en las cumbres anuales. Lamentablemente la RIET se encuentra en un desconcertante momento, en que su actividad ha dejado de tener el protagonismo que desde 2009 ha venido teniendo.

En 2012 nació el Movimento Partido Ibérico en Portugal, que al poco tiempo estableció una alianza con el Partido Ibérico de España, promovido por el exalcalde de Puertollano, Casimiro Sánchez Calderón. Después de firmar la Declaración de Lisboa en 2016, estas dos organizaciones presentaron durante la Cumbre ibérica de 2017 en Vila Real las 111 Medidas para la Comunicación y el Entendimiento de España y Portugal. Entre las 111 medidas se pueden leer propuestas que han sido incorporadas al TACEP o al ECDT, como “avanzar en la coordinación de recursos sanitarios en la frontera”, “intercambios educativos entre colegios de ambos países”, “títulos universitarios bilingües” y la creación del estatuto -o al menos la figura jurídica- del ciudadano o trabajador transfronterizo.

En 2017 nace la actualmente denominada Plataforma Civil Ibérica, en España y Portugal. Esta plataforma ha realizado diversos actos públicos en solitario, en las ciudades de Barcelona, Madrid, Elvas, Eurociudad Chaves-Verín y Ourense; y en cooperación con otras entidades, en Badajoz, São Pedro do Río Seco, Espeja, Olivenza/Olivença y Salamanca. En los actos en solitario se presentó la propuesta confederal para España y Portugal, fundamentada en aspectos de cooperación avanzada, como la creación de un Consejo Ibérico, como institución permanente de cooperación, la coordinación de la política exterior desde la dimensión europea e iberoamericana de Portugal y España, o la alianza entre el Instituto Camões y Cervantes, como entidades promotoras de la Iberofonía en el mundo. La Plataforma Civil Ibérica, en sus años de vida, ha realizado una intensa labor de difusión y diálogo entre las ciudadanías de ambos países.

Durante los meses de confinamiento de la pandemia comenzó a funcionar el “Foro Cívico Ibérico”, coordinado por EL TRAPEZIO y formado por las siguientes entidades: mPI–Movimento Partido Ibérico, Sótão de Histórias–Audiovisuais e Entretenimento, Plataforma Ibérica–España, Partido Ibérico Íber, Plataforma Ibérica–Portugal, EL TRAPEZIO–Primera Plataforma Mediática Ibérica, Federación Española de Agrupaciones de Folklore (F.E.A.F), Sudoeste Ibérico en Redes, Asociación de Frontera Tod@vía, Ibernexus Lisboa y Plataforma Extremeñería. En su manifiesto fundacional se puede leer: “Consideramos urgente: un plan de inversiones de calidad en la Raya, el tren Madrid-Lisboa (Lusitania y Alta Velocidad con paradas en las regiones rayanas), un órgano de coordinación política a nivel ministerial y una institución permanente bilateral reconocida en un Tratado entre ambos Estados”; aspiraciones que solo en parte están bien encaminadas por las políticas actuales.

Para terminar con el repaso de entidades civiles, que forman parte del inédito camino de ciudadanía ibérica emprendido en los últimos tiempos, tenemos que citar al Frente Cívico Vilar Formoso-Fuentes de Oñoro, que comenzó su actividad en 2020, como una iniciativa local del área del paso fronterizo. Este grupo ciudadano se ha mostrado muy activo, impulsado por gentes que viven el día a día de la frontera y tienen problemas y necesidades muy específicas ligadas a la existencia de una frontera que hace necesaria la coordinación en todo tipo de áreas, especialmente en los servicios médicos y educativos. Es de reseñar que el Frente ciudadano ha organizado hasta el momento dos Encuentros Transfronterizos de debate y análisis de la situación, donde se palpó un espíritu rayano e iberista muy potente, además de una gran participación ciudadana. El Frente ha mantenido y mantiene contactos con diferentes instituciones como la Cámara Municipal de Almeida, la Secretaría de Estado de Valorización del Interior y la Organización de Estados Iberoamericanos.

Podemos decir que una parte significativa de las aportaciones de las diferentes entidades ligadas a las relaciones ibéricas se han visto recogidas en el Tratado de Amistad y Cooperación firmado en 2021 en la localidad extremeña de Trujillo durante la cumbre anual de los Gobiernos. La sociedad civil está expectante, “esperando la llamada”, para el desarrollo del artículo 3 del TACEP, que establece la promoción de mecanismos estructurados de diálogo entre las sociedades civiles y los Estados.

El Tratado de Amistad y Cooperación entre la República de Portugal y el Reino de España consta de un Preámbulo y 23 artículos estructurados en VI Títulos.

El preámbulo recoge el espíritu del Tratado, que se podría resumir en “el compromiso conjunto”, para fortalecer la “coordinación estratégica” entre Portugal y España. Es la dimensión singular de la Amistad ibérica lo que realmente permite entender la necesidad de profundizar en la Cooperación dentro del marco de la Unión Europea, asumiendo la “particular trascendencia de la pertenencia a la Comunidad Iberoamericana de Naciones”.

En el preámbulo se subraya un marco muy concreto y estable para “reforzar la dimensión estratégica de la relación bilateral”­­. Hemos de entender que lo estratégico tal y como define la Real Academia de la Lengua es aquello que se considera de importancia decisiva. El marco de la relación hispanolusa queda pues delimitado en lo estratégico, lo europeo, lo iberoamericano, y los valores democráticos que trata el Título I.

El Título I trata el Marco General mencionando los principios y valores de promoción de la Democracia, Estado de Derecho y Derechos Humanos. Las realidades políticas de Portugal y España se fundamentan en los valores democráticos, el Estado de Derecho y los Derechos humanos; y como no podría ser de otra manera: sus relaciones también se apoyan decisivamente en esos valores.

Las democracias ibéricas tienen una historia paralela desde sus respectivas llegadas y definitivas consolidaciones. Esta es otra “singularidad histórica ibérica”, que nos ha permitido, ya casi medio siglo de avances en la Cooperación.

En este Título I, se establece el alcance de la Cooperación y ahí observamos una vocación generalista, es decir, prácticamente todos los ámbitos de gobierno son contemplados como objetivos de la Cooperación: “Relaciones transfronterizas y la lucha contra los desafíos demográficos; las relaciones económicas, de inversión y comercio, la industria, el turismo; las interconexiones energéticas, el transporte y las infraestructuras; las cuestiones de seguridad y defensa y las de justicia e interior; la protección medioambiental y radiológica; la lucha contra el cambio climático y la defensa del mar; la promoción de la ciencia, la educación, las lenguas y la cultura; así como la promoción del empleo y el trabajo decente, la formación y los asuntos sociales”.

El Título II determina los instrumentos para llevar adelante el Tratado. Los instrumentos previstos son: las cumbres anuales, la instancia de seguimiento de las mismas (muy demandadas por las entidades civiles para garantizar el cumplimiento de los acuerdos), las reuniones anuales de Exteriores y Defensa (de máxima importancia en el actual contexto de guerra en Europa), cooperación parlamentaria y mecanismos de dialogo con las sociedades civiles.

El entramado de instrumentos es interesante y bien desarrollado. Estos instrumentos pueden ser suficientes para los ambiciosos objetivos planteados. Desde el movimiento iberista venimos demandando “instituciones estables de cooperación” con responsables directos y con dotaciones presupuestarias claras.

Actualmente, en las cumbres anuales de los gobiernos, se acuerda una declaración conjunta que normalmente plantea acciones muy loables, como por ejemplo fue la promesa de la cumbre de 2003 de Figueira da Foz: “Madrid y Lisboa quedarán unidas desde 2010 por tren de alta velocidad y conectarán sus redes respectivas entre Badajoz y Elvas, con una duración máxima del recorrido de 2 horas y 45 minutos”. Sin embargo, en la práctica, tienen un grado de cumplimiento bajo, lo que está ocasionando una crisis de credibilidad preocupante. Quizá por ello la creación de la Instancia de Seguimiento, a nivel político, de las decisiones tomadas por las Cumbres, es el instrumento que puede ayudar a mejorar en cuanto a cumplimiento de los acuerdos.

El diálogo con las sociedades civiles, a través de mecanismos estructurados, es una gran aportación. Se necesita la colaboración ciudadana. Es urgente que se pongan en marchan esos mecanismos y que no sea este punto un “Figueira da Foz”. Los gobiernos tienen una gran oportunidad de legitimarse y extender la mano de una sociedad civil ibérica que, particularmente a lo largo de la Raya, muestra dinamismo, vigor y entusiasmo.

El Título III desarrolla las diferentes dimensiones que alcanza la Cooperación, establecidas en el Título I que, como ya referimos, abarca prácticamente todas las áreas de gobierno.

Destaca la Cooperación Transfronteriza, uno de los ejes fundamentales. La zona fronteriza con sus más de 1.200 km de longitud es una fuente de oportunidades, pero tiene un punto de partida de grandes dificultades, envuelta en una dinámica de despoblamiento y envejecimiento que es complicado revertir. Se habla de la “nueva centralidad ibérica” para referirse a un necesario renacer de la zona rayana. La ECDT es ya el resorte ideado por los Estados para enfrentar el desafío, por tanto, se avanza en el sentido deseado.

En Cooperación en materia de lenguas, educación y cultura, el Tratado afirma -en clave de iberismo cultural- que ambos Estados “promoverán un mejor entendimiento mutuo, así como un mayor conocimiento de historia y de las artes y las culturas de sus pueblos a través de las áreas del patrimonio, museos, archivos, bibliotecas, literatura, artes plásticas, música, teatro, danza, cine y sector audiovisual, así como los demás ámbitos de la actividad artística y cultural”. Se cita específicamente la creación de grados universitarios conjuntos, promoción de la movilidad de estudiantes y docentes, así como el aprendizaje de las lenguas.

En materia de Medio Ambiente, se pone especial atención en la gestión conjunta de los recursos hídricos, que es un tema siempre complejo. El Convenio de Albufeira de 1998 es el marco que el TACEP se compromete a aplicar junto con otros instrumentos de cooperación bilateral ya formalizados.

El medio ambiente en la península ibérica solo puede ser tratado de manera conjunta pues la naturaleza no conoce la frontera entre España y Portugal. La biodiversidad específica de la que disfrutamos, los problemas de contaminación, los incendios forestales y los recursos naturales de los que disponemos, son ámbitos en los que la Amistad ibérica tiene un reto pendiente con mucho trabajo por delante.

En Conectividad se recoge “nuevamente”, al más alto nivel que supone el TACEP, la necesidad particular de desarrollar las conexiones ferroviarias, además de las carreteras y las digitales. El asunto ferroviario es un tema polémico por las promesas incumplidas, que ha de ser abordado definitivamente; de momento los ritmos son lentos, pero van en la buena dirección.

En Carreteras quedan medidas para ir “cosiendo la raya”, especialmente entre localidades relativamente cercanas, situadas en el eje de la Vía de la Plata en España y la IP2 portuguesa. Las conexiones digitales pasan por la fibra de alta velocidad en todas las zonas rayanas, en fase de desarrollo.

En Energía, “las partes reiteran el objetivo común de una transición energética, enfocada a logar la neutralidad climática, reconociendo el papel esencial del hidrógeno 100% renovable”. El texto añade “la creación de mecanismos de seguimiento en los sectores del gas, electricidad, interconexiones y las infraestructuras energéticas, impulsando la integración del mercado ibérico en el mercado interior de la energía europeo”. En este contexto la reciente y muy conocida “excepción ibérica” es un resultado previsible, ante la crisis energética planteada a raíz de la guerra en Ucrania.

En Ciencia y Tecnología, las partes se comprometen a procurar el intercambio de conocimientos y desarrollos científicos, formalizando instrumentos específicos al efecto.

En este apartado sobresale desde 2009 el Instituto Ibérico de Nanotecnología con sede en Braga. Este Instituto científico fue un compromiso de la cumbre de gobiernos celebrada en Évora en 2005. Afortunadamente el Instituto logró echar a andar pese a los recortes propiciados por la crisis financiera de 2008 y hasta la fecha es el organismo científico ibérico de mayor relevancia. Actualmente está en fase de construcción en Cáceres un proyecto hermano: el Centro Ibérico de Investigación en Almacenamiento Energético, que supondrá una inversión de 74 millones de euros.

En Economía, se hace referencia a los sectores del comercio la inversión, el turismo, industria, transporte, innovación, emprendimiento, energía, minería, agricultura, pesca, cooperación conjunta en terceros mercados, bajo los principios de igualdad y beneficio mutuo. Una vez más se observa una vocación universal en el tratado pues se citan todo tipo de sectores y actividades como objetivo de la Cooperación.

Ciertamente las economías de España y Portugal ya tienen un nivel de relación muy avanzado, siendo España el primer cliente y primer proveedor para Portugal. Para España, Portugal es el cuarto cliente y el octavo proveedor. Muy interesante es la línea de abordar nuevos mercados de manera conjunta con el desarrollo de una “marca Iberia”, que ya ha sido planteada en ámbitos empresariales.

En Seguridad y Defensa, nuevamente Portugal y España se refieren a un “diálogo político-estratégico regular”,  además de a “una cooperación estrecha entre las fuerzas armadas y en el terreno de los equipos e industrias de defensa, con los objetivos de reforzar la interoperabilidad en múltiples campos, desarrollar capacidades conjuntas y, siempre que sea posible, defender intereses comunes en el marco de las Naciones Unidas, la Unión Europea y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)” para lo  cual los países ibéricos “trabajarán paras articular la participación en operaciones y misiones de paz, (…) una participación conjunta, siempre que sea posible”.

Se plantea pues una alianza militar reforzada, a la establecida de manera multilateral en el seno de la OTAN, reforzada por el diálogo bilateral, encaminado a la industria de defensa y a la participación conjunta en misiones de paz.

Actualmente las relaciones en defensa y seguridad son muy buenas, sobresalen misiones conjuntas como la “Operación Inherent Resolve”, en Irak, en 2015, cuando los militares portugueses formaron parte del contingente español. La “Operación Atalanta”, conducida por la Fuerza Naval de la UE para la protección de la navegación a lo largo de la costa de Somalia, que Portugal comandó en 2020 y la Misión de Entrenamiento de la UE en Mali, dirigida por un general portugués en el primer semestre de 2020, con gran colaboración del Ejército español.

Recientemente la ministra de Defensa de España, Margarita Robles, ha hecho entrega de la Gran Cruz de la Medalla Militar con distintivo blanco al general de Ejército José Nunes da Fonseca, chefe do Estado Maior do Exército (CEME) de Portugal, en cuyo acto de entrega declaró: “Juntos seremos más capaces en favor de la seguridad y del bienestar de las naciones seculares que representamos y de las alianzas que compartimos”.

En Justicia e Interior y Protección civil, se subrayan “los mecanismos de asistencia mutua, con vistas a asegurar una respuesta coordinada a nivel bilateral y de la Unión Europea”.

En cooperación en materia de Salud pública, el TACEP compromete a los Estados a cooperar en investigación e innovación, promoción de la salud y acceso a la atención médica. En este apartado toma especial relevancia la cooperación transfronteriza, haciéndose referencia a las “amenazas transfronterizas para la salud, incluidas las epidemiológicas”, en lo que supone una alusión a la reciente crisis de la Covid, que ciertamente cogió a todos desprevenidos, con un cierre de fronteras que puso en evidencia un déficit de coordinación, que llevó mucho descontento a la Raya.

La cooperación en las zonas de frontera con la idoneidad de compartir servicios tiene un amplio recorrido y es una demanda social muy extendida, que ha tenido pasos adelante y pasos atrás. Paradigmático es el caso del Hospital Materno-Infantil de Badajoz que atendió hasta 1.000 partos de mujeres de Elvas, distante solo 12 km de la localidad extremeña, y que dejó de hacerlo por la pérdida de vigencia del convenio que lo permitía.

En materia de Trabajo Empleo y Política Social, España y Portugal “mantendrán el trabajo conjunto de desarrollo de iniciativas en los ámbitos del trabajo, el empleo, la formación profesional, la promoción de la economía social, el diálogo social y la Seguridad Social”. En este apartado el desarrollo es relativamente escaso; las diferencias salariales persisten; la formación profesional conjunta es limitada, así como la burocracia en el empleo y la Seguridad Social supone un obstáculo, particularmente para las pequeñas empresas.

En cooperación en el ámbito de Regiones Ultraperiféricas, se acuerda reforzar la cooperación directa entre ellas y en el marco europeo. Las islas de la Macaronesia (Azores, Madeira, Canarias y Cabo Verde) constituyen una realidad ibérica específica. Islas del atlántico secularmente vinculadas a la Península que comparten historia y geografía. La consideración como regiones ultraperiféricas, por parte de la UE, posibilita el acceso a beneficios fiscales y subvenciones específicas, que pueden coordinarse entre los Estados y la UE.

El Título IV está dedicado a la Unión Europea, subrayándose la voluntad de profundizar en la integración europea; reafirmando los proyectos binacionales, y promoviendo, específicamente, la cooperación con América Latina y África.

Es especialmente importante el “establecimiento de mecanismos de coordinación previa” en todos los asuntos de la agenda europea. De esta manera España y Portugal manifiestan la voluntad de mantener posturas comunes en Europa, cuestión que está ya desarrollándose en la práctica con bastante éxito. Incluso en alguna ocasión por ausencia del presidente español, el portugués ha asumido temporalmente la representación ibérica conjunta en la UE.

El Título V habla de la Cooperación multilateral, citando nuevamente a la Comunidad Iberoamericana de Naciones, como ámbito específico de cooperación hispanolusa. La península ibérica tiene un papel fundamental como puente entre el continente americano en su dimensión latina y la UE. En este apartado aparece otra vez la voluntad de mostrar posturas comunes en las organizaciones internacionales a las que pertenecen. De esta manera la alianza ibérica que define el Tratado de Amistad muestra una proyección internacional que pretende así tener una mejor y mayor visibilidad.

Por último, el Titulo VI, que recoge las disposiciones finales, explica que siguen vigentes los tratados firmados hasta la fecha, significativamente, el Tratado de Amistad de 1977 y el Convenio de Valencia de 2002. El Tratado de 1977, firmado por Suarez y Soares, fue el Acuerdo que sustituyo al Pacto Ibérico de no agresión rubricado entre Franco y Salazar en 1942. Su redacción genérica permite que su vigencia no decaiga. El Tratado de Valencia es un acuerdo contemporáneo que recoge mecanismo de colaboración que ha posibilitado la colaboración directa entre municipios rayanos de ambos países, para compartir servicios a los ciudadanos.

 

Por su parte la Estrategia Común de Desarrollo Transfronterizo (ECDT) se articula en cinco ejes estratégicos:

  1. Garantizar la igualdad de oportunidades a ambos lados de la frontera.
  2. Asegurar la prestación adecuada de servicios básicos aprovechando los recursos.
  3. Facilitar la interacción transfronteriza.
  4. Fomentar el desarrollo de nuevas actividades económicas e iniciativas empresariales.
  5. Favorecer la fijación de población en las zonas transfronterizas.

La ECDT, que reproducimos en el presente documento, es un plan muy bien pensando, que parte de un diagnóstico profundo de la realidad de los más de 1.200 km de Raya fronteriza, estableciendo unas medidas y unos procedimientos de ejecución concretos y bien planteados.

Los resultados hasta el momento, sin embargo, son algo decepcionantes. Se observa una ejecución dispersa, carencia de asignaciones presupuestarias concretas e importantes dificultades burocráticas. En este sentido, como aspecto positivo, son de reseñar las Escuelas Bilingües e Interculturales de Frontera, un proyecto que por el momento alcanza a 16 centros educativos a ambos lados de la Raya, promovido por ambos gobiernos y las Comunidades Autónomas fronterizas de España, con la participación de la Organización de Estados Iberoamericanos como socio estratégico. Otro aspecto prioritario como es el uso conjunto de los recursos sanitarios, precisa un mayor empuje.

La ECDT necesita tanto una comisión de seguimiento específica en la que se dé participación a la sociedad civil, como una financiación constante de origen público/privado y de plazos concretos para la ejecución de las acciones previstas. Un excelente plan, definido a partir de un gran trabajo de diagnóstico, puede perderse si no se asume la obligatoriedad política de cumplir con lo que se acuerda y rubrica.

En el apartado 4 del texto de la ECDT, se habla de un modelo de multigobernanza participativa de la Estrategia; esperamos pues un desarrollo claro de esta intención.

La Raya empieza a configurarse como una entidad territorial vertical con personalidad propia. La Estrategia Común de Desarrollo Transfronterizo puede ser la palanca necesaria para avanzar en todos los aspectos.

 

El TRAPEZIO publica estos dos acuerdos con dos objetivos claros y perfectamente definidos. El primero de ellos es el de contribuir a su conocimiento, logrando la máxima difusión de estos estratégicos textos, llegando al mayor número de ciudadanos y realizando una pedagogía sobre su importancia. Esta pequeña publicación es nuestro grano de arena, pero seguiremos reclamando, junto a los movimientos civiles, que los gobiernos hagan su parte, también en el aspecto de la difusión.

El segundo objetivo es totalmente transparente y de sentido común: promover el mayor grado de cumplimiento y desarrollo de los objetivos y compromisos alcanzados. Son textos que hemos juzgado muy favorablemente: su espíritu, su redacción y sus intenciones van en el camino que deseamos; el de marcar para Portugal y España una dirección en sus relaciones que lleve cada vez a un mejor y profundo entendimiento. Una verdadera alianza peninsular, entre Portugal y España, dentro y fuera de las fronteras ibéricas.

Sin embargo, de poco sirven las intenciones si el desarrollo no es suficiente y suficientemente rápido. Con esta publicación queremos contribuir a que todos los actores implicados tomen conciencia de la importancia de trabajar con eficiencia y avanzar satisfactoriamente, alcanzando resultados tangibles. Si tomamos el ejemplo del progreso en la cooperación y la amistad de los países ibéricos de los últimos 40 años, tendremos un buen referente. Sin embargo, hemos de ser conscientes que el punto de partida es mucho más exigente y que acercarse a los logros del pasado, cuando se pasó del contrabando a la eliminación de los puestos fronterizos, va a requerir -necesariamente- de una clara determinación para ser eficaces; de valentía para vencer ciertos obstáculos mentales, y de osadía para superar los marcos rígidos de la burocracia y de la inercia de las zonas de confort.

Portugal y España son Estados soberanos y europeos; pero conjuntamente han de valorizar su identidad ibérica e iberoamericana, donde hay un camino por recorrer y muchas oportunidades que aprovechar.

 

Pablo Castro Abad

Jaume Reixach i Riba

Pablo González Velasco

ESTRATEGIA COMÚN DE DESARROLLO TRANSFRONTERIZO (2020)

TRATADO DE AMISTAD Y COOPERACIÓN DE TRUJILLO (2021)

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