En la plurinacionalidad ibérica cabe Portugal

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Cuando España ingresa en la Unión Europea, el principal ministro encargado del acuerdo era el asturiano Fernando Morán. Cuentan que al comunicar Morán a los periodistas que España ya es miembro de la Unión Europea, se comienza un canto espontáneo de celebración «Asturias patria querida…». Pero fue España la que entró en la Unión Europea. ¿Acaso Asturias es una patria, una nación, un país?

Tenemos que recordar algo que es elemental: desde siempre ha existido la patria chica, el país regional, la nación cultural.

No obstante, estoy de acuerdo con los argumentos de aquellos que ven en la idea de plurinacionalidad referida a España, una trampa bastante burda, para generar privilegios de unos territorios frente a otros. Nación es un término polisémico pero la aceptación más arraigada es la que identifica a la nación con un país independiente con Estado propio.

Cuando se habla de que España es un Estado plurinacional o una nación de naciones, nos metemos en un revoltijo de conceptos que se acaba mezclando con sentimientos identitarios de todo tipo y prejuicios localistas.

Pero…. ¿cuántas naciones hay en España? Jurídicamente hay solo una, la propia España, en la que conviven 8 nacionalidades históricas, según dicen los diferentes estatutos de autonomía, en estricta terminología constitucional.

Por tanto, sí, es difícil usar el término nación en una acepción puramente cultural que no implique la consecuencia de la división del país y de su soberanía.

Sin embargo, llegamos a este punto no queda otra opción. Se ha ido demasiado lejos, la única solución viable es discernir con claridad el término.

Podemos asumir el concepto plurinacionalidad que, aunque se haya usado de manera absurda, infame, y desleal, no es negativo en sí mismo. Hay naciones culturales en la península, sin capacidad constituyente y con la soberanía subsumida en la soberanía española. Las hay porque la diversidad es importante a la par que «lo que nos une» es aún más significativo y fundamenta la soberanía nacional de España.

Personalmente no me disgusta la idea de plurinacionalidad, en un Estado que aglutina naciones hermanas, que tienen un vínculo nacional entre ellas, y que se diferencian de las naciones existentes tras los Pirineos.

Además, en esa idea cabe Portugal.

Evidentemente Portugal es una nación soberana e independiente, lo es desde 1640, pero también es una nación cultural ibérica, como lo son Galicia, Cataluña, Euskadi, y la propia España.

El iberismo solo puede entenderse desde una plurinacionalidad cultural yuxtapuesta de todos los pueblos ibéricos, y desde las dos soberanías jurídicas (la española y la portuguesa) que el devenir histórico ha consolidado.

Pablo Castro Abad es editor-adjunto de EL TRAPEZIO y licenciado en Ciencias del Trabajo

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