14/05/2025

Pepe Mujica, un ‘franciscano’ amigo de Brasil

Comparte el artículo:

Pepe Mujica fue un referente para la izquierda y la humanidad en general. Lo valoro, en primer lugar, por su consecuente compromiso latinoamericano, estableciendo puentes con Brasil. En España le han recordado todas las izquierdas y también el centro-derecha. A Mujica le vi como un evangelizador franciscano. No lo digo en sentido negativo, porque me gusta el franciscanismo, ni tampoco por la clara afinidad con el último Papa, Jorge Mario Bergoglio, con el que compartía discurso. Lo digo por el enorme parecido de sus ideas con la ética de San Francisco de Asís. Pepe llegó a afirmar que “soy ateo y mi país es el más laico, pero admiro a la Iglesia. El pueblo de Latinoamérica es profundamente católico y yo no quiero divorciarme de mi pueblo”.

Esa ética franciscana de ir “ligero de equipaje”, me parece acertada, pero cada uno parte con unas maletas diferentes y en cada momento de la vida van cambiando. Sería un error hacer una interpretación totalitaria en el sentido de homogeneizar un estilo o nivel de vida igualitarista, por abajo, para todos, al estilo del “hombre nuevo” con moral anticonsumista. Esto último es fácil si eres dirigente político de una revolución y ésta te sufraga todos los lujos. Además, la vida suya, su ejemplo, es la asunción del estilo de vida del pequeño campesino acomodado en su chacra, no la de un proletario que no llega a fin de mes y vive hacinado en la ciudad, ni tampoco la del casoplón en zona residencial como la de Pablo Iglesias. De todos modos, si aceptamos el pluralismo también tenemos que aceptar que haya varias maneras de vivir la vida, incluso la hiperconsumista o aquella de quien ahorra mucho para dejar unas “maletas” llenas a sus hijos.

Esa cultura de la austeridad puede tener cierta contradicción con la izquierda intelectual que quiere vivir un modo de vida de alto nivel y que siempre hay quien se lo echa en cara. Desde mi visión, esto depende del grado de moralismo que aplique a los otros, si es excesivo, está justificada la crítica. Si no lo es, cada uno vive lo mejor que puede, con herencias no elegidas y surfeando el capitalismo. Evidentemente, el caso de la explotación física de trabajadores se considera abiertamente contrario al ideario de izquierdas, aunque habrá siempre “un leninista” que pueda justificarlo si los beneficios se reinvierten a la revolución. En general, la intelectualidad marxista ha reinvertido sus herencias en sus propias obras al servicio teóricamente de la revolución, o incluso ha conseguido engatusar a ricos filántropos o partidos. Eso, entra, desde mi punto de vista, en su propia opción de vida. No considero consistentes las críticas de la derecha a la izquierda por utilizar tecnologías capitalistas, aunque tampoco se puede atribuir mérito exclusivo de la producción a los trabajadores, porque quienes organizan la producción (incluyendo la creatividad, financiación y ejecución) también tienen mérito en el capitalismo.

Pepe, de mayor, tras pasar por varios eventos traumáticos, quiso corregir su visión escatológica-revolucionaria (con la que estaba agradecido por darle un sentido a su vida), se reinventó, y pasó a recomendar un estilo de vida y una visión pragmática para la izquierda. Mujica también tenía un compromiso con el pluralismo y contra el totalitarismo ideológico, como ha así se vio con relación a Venezuela, donde pidió al régimen que se aclare: o se define como “dictadura del proletariado” o, en caso de seguir jugando a a la democracia, acepte cuando pierda.

Mujica tuvo un último deseo de crear una bandera y un himno latinoamericano. De hecho, para el himno, ahora mismo hay un concurso para elegir uno. Simbología necesaria, pero que tiene que ir de la mano de nuevos canales de información e intercomprensión lingüística, así como de institucionalidad sobre la base de intereses materiales comunes.

El Gobierno brasileño ha recordado que fue “un gran amigo de Brasil”, “un entusiasta del MERCOSUR, de la UNASUR y de la CELAC, uno de los principales artífices de la integración de América del Sur y de América Latina y, sobre todo, uno de los más importantes humanistas de nuestra época”. Lula lo consideraba como “la persona más extraordinaria” entre los presidentes con los que convivió.

Brasil ha decretado este martes tres días de luto oficial. Desde Pekín, Lula ha afirmado que está “lleno de tristeza” por el adiós de Mujica, con el que mantenía una estrecha relación de amistad, y ha destacado la “grandeza humana” del expresidente uruguayo. “Su vida fue un ejemplo de que la lucha política y la ternura pueden ir de la mano. Y de que el coraje y la fuerza pueden ir acompañados de humildad y desapego”, ha expresado. Mujica se mantuvo fiel a Lula, solidario en sus peores momentos, incluso teniendo críticas discretas al proyecto del Partido de los Trabajadores. En una de sus últimas fotos con Lula, este aparece dando un abrazo paternal a modo de consuelo de quien encara, necesariamente en soledad y con tranquilidad, la espera de la muerte.

Pablo González Velasco