¿Cuántos ingleses saben que Portugal y el Reino Unido comparten la alianza más antigua del mundo que todavía existe? Una antigua colega me ha respondido a esta pregunta: «Pocos, porque los británicos nunca han respetado esa alianza; solo los portugueses la hemos respetado«. ¿Tendría ella razón?
¿Cuántos británicos saben que esa misma alianza fue casi destruida por los propios británicos, en el Ultimátum del 1890? Hace algunos años, cuando critiqué el Brexit, un británico desconocido mostró su perplejidad: «¿Pero por qué no nos respaldas? Nosotros siempre hemos estado de vuestra parte, incluso contra España«. Cuando yo repliqué con la cuestión del Ultimátum y también con mi posición iberista, él se calló. Supongo que él, de tan preocupado que estaba con lo que él creía que era mejor para su país, estuviese demasiado ocupado para querer saber de esas cosas. O sea, él le dio razón a mi colega.
Yo quiero respeto para mi país. Quiero que España mire hacia nosotros como un hermano digno de respeto, no como un territorio a asimilar, y que Inglaterra mire hacia nosotros como un aliado digno de respeto, ¡no solo una colección de peones para mandar! Sin embargo: también quiero que el resto de Europa nos respete, y que el resto del mundo nos respete.
No soy iberista para traer de vuelta la fracasada Unión Ibérica del siglo XVII, con sus guerras interminables que nos forzaron a responder violentamente para recuperar la independencia. No, no es nada de eso lo que quiero. Soy iberista precisamente porque, viendo el crecimiento de los sentimientos extremistas en todo el mundo, y especialmente en los Estados Unidos, quise que pudiésemos presentarle a Europa y al mundo entero una península en armonía, más fuerte y más digna de respeto. Quise dar una bofetada en la cara de todo el extremismo, del odio, del racismo y de la xenofobia, que quieren traer de vuelta el pasado horrible de las guerras mundiales que ya deberíamos haber dejado atrás. Soy iberista porque ellos han insultado tanto España como Portugal, llamándonos cerdos (P.I.G.S.), y porque nos usan sistemáticamente como meras bases militares a camino del Medio Oriente y yo estoy harto – harto – de las guerras interminables.
En cuanto a aquel británico, se calló, igual que yo me callaré si un día Gibraltar volviera a ser español. Si Escocia volviera a ser independiente. Si Irlanda se reunificara. Me callaré, porque ellos son adultos y tienen que responsabilizarse por sus propias decisiones. Si quieren irse de la Unión Europea, yo no estoy de acuerdo con esa decisión, pero la respeto porque son un país soberano, libre de decidir su destino. Que se vayan en paz; la vida continúa; que no se pierda la amistad.
Ante mis críticas, algunos estadounidenses me respondieron mal. Y ahora pienso si han conseguido siquiera sobrevivir al Covid… También me callaré si un día aquella frágil federación se desmoronara.
A la vez, ojo: Portugal y España siguen en la Unión Europea. Gran parte de la integración que buscábamos ya existe. Pero, no obstante, podríamos hacer aún más. El Consejo Nórdico, el Grupo de Visegrado y el Benelux son ejemplos de organizaciones supranacionales que tienen como objetivo complementar el trabajo de la Unión Europea en cuestiones de representación local. ¿Por qué no una Confederación Ibérica para fortalecer nuestros intereses comunes?
Por cierto, feliz día de San Jorge a todos.
João Pedro Baltazar Lázaro