Estados Unidos; Brasil; Reino Unido; Francia; España y, por desgracia, Portugal. Son muchos los nombres que podrían formar parte de esta lista, pero he decidido centrarme en aquellos países con los que tenemos más afinidad. Pero ahora deben estar preguntándose, ¿cuál es el tema del artículo de opinión de esta semana? El crecimiento de los nacionalismos/fascismos en el país. Este tema, y el del racismo, ya se han hablado en otras ocasiones, y no me gusta nada escribir sobre ellos; pero si este es el tema de la semana, ¡hablemos de ello!
«¡Portugal no es racista!». Repitan este eslogan mil veces, y quizá se crean lo que dicen. Rui Rio ha seguido este mantra y, para él, todo sigue bien. Pero mientras el país mira los números de la Covid-19 y discute las más recientes contrataciones futbolísticas, tenemos desfiles en la puerta de la sede de la asociación SOS Racismo. Un grupo de «descerebrados» han ido a por mascarillas blancas y antorchas para escribir las típicas frases xenófogas («Vuelve a tu tierra») en las paredes. Y no siendo suficiente esta noticia, un músico ha pedido disculpas por haber actuado en una especie de cena/ mitin de un partido político (sobre el que no voy a citar el nombre, como si se tratase de «Voldemort») la semana pasada; derrumbándose tras conocerse el envío de un e-mail amenazante.
Comencemos con quién envía este correo electrónico, que amenaza a diez líderes antirracistas, y que ya está siendo investigado por la policía. Este mensaje ha sido enviado por el «Nuevo Orden de Avis – Resistencia Nacional», y dieron un plazo de 48 horas para que estas personas abandonaran sus cargos políticos (tres mujeres de este grupo son diputadas de la Asamblea de la República), y salieran del país. El habitual «¡Vete a tu casa!» que, en el caso de Juana Mortágua, es el Alentejo. ¿Será que el Alentejo finalmente dará su «grito de Ipiranga» (grito de independencia) junto a una encina?
Este movimiento político, entretanto, ha venido a desmentir que ellos hayan sido los que han enviado este e-mail. De verdad creen que lo harían, o quien sea el verdadero responsable de esta misiva, admitir tales palabras que, además de poner en entredicho la integridad de diez personas y sus familias, pone en entredicho la propia capacidad de un Estado democrático que hace poco más de cuatro décadas era una dictadura. Dictadura en donde las personas eran perseguidas por sus opiniones públicas; las mujeres eran amas de casa y poco más, y todos los que nacieron o vivían en los territorios africanos eran considerados como ciudadanos de segunda. ¿Quieren que todo esto vuelva? Esta es mi pregunta, pero sé que algunos de ustedes han respondido afirmativamente a la misma.
Son esa minoría silenciosa que siempre ha existido, pero que empieza nuevamente a ganar una voz que no debe ser menospreciada. ¡Nunca digan de esta agua no beberé! Lo mismo se decía de Trump y de Bolsonaro y miren donde están. No es digno que tomen el poder, pero si hay algo que la historia nos enseña es que los momentos tienden a repetirse. En los años 20, y con Europa en estado de ebullición después de una guerra devastadora (y ellos ni siquiera sabían lo que vendría), y una crisis económica profunda, varios hombres aprovecharon la oportunidad y… ¡el resto es historia!
Cuando la pandemia comenzó, nos aferramos a la hermosa frase de «Todo va a terminar bien» (¡y qué bien queda colocada en las ventanas!), y que íbamos a salir de esto todo como mejores personas. ¿Todavía creen eso? Si es así, sólo les doy este nombre: Ana María Melo, que ha muerto después de que su exmarido la matara con ocho disparos. Tanto hablamos de la violencia contra las mujeres, pero la verdad es que los meses pasan y nada cambia. Es decir, en los últimos meses, los casos han disminuido, pero eso no significa que no existieran. Sólo que las víctimas estaban más controladas por los agresores y no eran capaces de presentar cargos en la comisaría.
Además de los conocidos casos de racismo; fascismo, o violencia machista, hay algo nuevo. Rusia ha anunciado al mundo que ya tiene una vacuna, y la Unión Europea está comprando dosis de esta posible cura milagrosa que, en una primera parte, al menos en Portugal, no formará parte del Plan Nacional de Vacunación. ¿Qué sucederá el día que llegue la vacuna? Tengo mi opinión, pero la guardaré para otro momento. Será un buen ejercicio de escritura creativa.
¡Bienvenidos a nuestro hermoso y nuevo mundo!