Oscarito: un “torero” profundamente carioca

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Toma el anillo de bodas
que llevaron tus abuelos.
Cien manos, bajo la tierra,
lo están echando de menos.

       Federico García Lorca,

 

En marzo de 2016, el escritor y heredero del imperio mediático brasileño «Globo» realizó una solicitud de socorro un tanto insólita. Se trataba del hijo del comediante hispano-brasileño, Oscarito, que al ver el gigantesco acervo que su padre le había dejado; y no pudiendo, por otro lado, financiar la manutención de tan grandioso legado, apeló al biógrafo de su progenitor para que hiciera resonar en la prensa carioca un poco de su SOS ante la degradación de tantos «recuerdos» importantes para la historia del cine nacional.

Óscar Lorenzo Jacinto de la Inmaculada Concepción Teresa Díaz, que se hizo famoso en el séptimo arte brasileño como «Oscarito», nació el 16 de agosto de 1906, en un rinconcito malagueño de nombre Alameda, conocido en la literatura por prestar su topónimo a uno de los títulos del mosquetero Aramis, el «Duque de Alameda».

Tan rocambolescas como las aventuras de Aramis, las peripecias y sucesos de Oscarito no han sido solamente reales, sino ampliamente registradas, tanto por escrito, como por las cámaras de su tiempo.

Desde la cuna, ya apuntaba maneras hacia una parte de su destino: la comedia parecía, realmente, estar en su sangre. Sus padres, Oscar y Clotilde Teresa, eran descendientes de familias con más de 400 años de tradición circense.

Oscarito llegó a Brasil con menos de dos años de edad, y, por eso, se definía como brasileño orgulloso. El hecho de haber nacido en España era, por tanto, para él, obra de una mera casualidad. «Podría haber nacido en China o en el Polo Norte», dijo en una entrevista en la década de 1960. «Soy puro brasileño, de pura cepa (o sea, profundamente brasileño)».

Casi todos sus papeles, de hecho, tanto en su vida sobre los escenarios teatrales o delante de las pantallas, han sido representaciones del «malandro carioca» (pícaro de Río de Janeiro) o del «ingenuo campesino brasileño».

Curiosamente, uno de los pasos decisivos en su carrera tuvo lugar después de ser víctima de una trampa. El dueño del grupo teatral Compañía Trololó, Jardel Jercolis, rogó a Oscarito que rompiera con su antiguo patrón e interpretara, una vez más (de esa vez, para Jardel), una versión cómica del presidente Getulio Vargas, alegando que la participación de Oscarito era la única forma de evitar la bancarrota de su teatro. La alianza entre los dos fue tan poderosa que sirvió de puente para la llegada de Oscarito al panteón cinematográfico brasileño.

Su identidad hispánica resurgió por un parpadeo durante la película «Aviso aos navegantes» («Aviso a navegantes»). Oscarito, mientras pela papas en la cocina del barco, describe cantando un pasado tan glorioso como imaginario en la tauromaquia. A pesar de su origen español, no sabe vestir la ropa de un torero; tropezando con su propia capa; y reconociendo, por fin, su falsa identidad al afirmar que «soy un torero chapucero, soy natural de Cascadura (barrio del suburbio carioca)… si hay engaño en la corrida de toros, se agarra los cuernos, y no perfora».

La elasticidad identitaria de Oscarito, por el bien de la verdad, no fue un atributo exclusivamente suyo. Los inmigrantes andaluces venidos a Brasil en el siglo XX ni tardaron en integrarse en la sociedad brasileña ni formaron guetos culturales, al contrario de lo que ocurrió con algunos otros grupos europeos que se establecieron aquí en el mismo periodo. La proximidad lingüística entre el español y el portugués, efectivamente, facilitó esa asimilación.

En este 16 de agosto, pocos brasileños (y, posiblemente, ningún español) celebrarán el aniversario de Oscarito. Pero la ayuda solicitada por su hijo, en 2016, continúa como silencio elocuente en el corazón de tantos hispanobrasileños: estamos integrados en una sociedad tan ibérica como la de nuestros antepasados, pero no admitimos que nuestro legado y contribución a la fuerza cultural de este gigante pasen por alto.

 

Danilo Arantes S. de Sousa, carioca de Niteroi, es abogado y corresponsal internacional. Bisnieto de una pareja de malagueños y casado con una filipina, es tambien un entusiasta de todo cuanto se refiera a las culturas de los pueblos ibericos.

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