Un poco de cordura por favor

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La no apertura de las fronteras con Portugal hasta una semana después de lo que se realizará con el resto de Europa no corresponde a ninguna estrategia sanitaria sino a pura y simple política que, sin duda, traerá más paro y decepción a ambos lados de la Raya.

Portugal necesita a España lo mismo que España necesita a Portugal. Ambos países no sólo comparten territorio dentro de un istmo, como nos enseñaban de pequeñitos en la escuela, una franja de tierra rodeada por el mar en toda su extensión menos por una, los Pirineos.

En España se está viviendo una etapa de palabras gruesas y faltas de respeto en la misma sede que debería dar ejemplo, el Parlamento.

En momentos tan delicados, tan dolorosos, como los que nos está tocando vivir, no creo que sea el tiempo oportuno para abrir o reabrir viejas rencillas, ni dentro de España ni con un vecino tan querido como es Portugal.

Permanecemos en ‘TERRA INCÓGNITA’ todavía no se han cerrado las heridas que han dejado los miles de fallecidos y enfermos de la maldita pandemia que nos asola, cuando ya nuestros gobernantes se dedican, una vez más, al ‘y tú más ‘al que nos tienen acostumbrados desde hace ya demasiado tiempo.

La sociedad no está para más disgustos. Se nos viene encima una crisis económica sin precedentes en nuestra generación, mientras, unos y otros parecen hooligans de un partido de fútbol.

Ante una situación de semejante calado no hay equipos, no hay banderas, sólo cuenta el dolor de las miles de familias que han perdido seres queridos, la ausencia de los que ya no están, de los que no se sentarán a la mesa las próximas Navidades y, sin embargo, unos y otros se dedican a alentar un clima que ya de por sí muestra tientes cuanto menos peligrosos.

Ha quedado en total evidencia la falta de miras de la clase política, no sólo la de nuestro país sino la de Europa entera. Se podría decir que tocar el poder es por desgracia levantar los pies del suelo y dejar de mirar a una sociedad que en breve se verá inmersa en una de las crisis más fuertes jamás conocidas.

Se echa en falta estadistas de verdadero calado, planes a futuro, y verdadera voluntad de servir al pueblo al que representan.

¿Cómo, señores, piden responsabilidad a la gente de a pie si ustedes mismos están librando batallas por ‘un quítame allá esas pajas’?

La reapertura será sellada por los más altos dignatarios de ambos países, se darán la mano y multitud de parabienes, aunque después de que alemanes o ingleses por poner sólo dos ejemplos ya hayan pisado territorio nacional.

Se hace cada vez más palpable la necesidad de una mayor cooperación conjunta. Ambas sociedades no se pueden permitir el no recorrer dicho camino si no quieren verse abocadas a mayores perjuicios para sus respectivas ciudadanías.

No sólo nos une la frontera más larga de Europa sino un mismo sentir ante problemas que afectarán de igual manera a los dos países.

Pueblos rayanos que ven como no se levanta la prohibición de pasar a uno u otro lado, tiendas, bares, consultorios médicos, amigos y familias que han de esperar a que los que se llaman mandatarios se enfunden el ego para empezar a pensar en plural.

Practiquen política de Estado, de la de verdad, de la que propone soluciones no de la que crea y aumenta los problemas de una población ya de por sí enormemente castigada.

Un poco de cordura y de cooperación verdadera supondría un verdadero alivio para todos aquellos que pueblan esta Iberia nuestra, que habla portugués y español y cuyos lazos se remontan al principio de los tiempos en los que todos éramos uno.

Las fronteras, a lo largo de los siglos, varían, vienen y van como los malos amores, pero la gente sin embargo permanece atada a una tierra que no puede esperar ni un segundo más.

Beatriz Recio Pérez es periodista, con amplia experiencia en La Raya central ibérica.

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