El desconfinamiento trae la reanudación de las actividades económicas, pero la cultura sigue esperando días mejores

Con la cancelación de los festivales de verano y la reapertura de los museos con sólo la mitad del aforo, las pequeñas localidades podrían ser la salvación

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En todo el mundo, la pandemia de la Covid-19 ha obligado a los distintos sectores económicos a poner freno a sus actividades, y la cultura no ha sido una excepción. Pero, si los artistas han sido los primeros en detenerse, muy probablemente serán los últimos en volver a esta nueva «normalidad». Una normalidad, que en Portugal ha comenzado a principios del mes de mayo.

Durante los últimos dos meses y medio, en los que hemos estados encerrados en casa, hemos recurrido a una variada producción cultural para mantener la cordura; intentando salvaguardar nuestra salud al máximo. Hemos asistido, durante este período, a fenómenos mediáticos como las Lives (las retransmisiones en directo) que Bruno Nogueira («Cómo o Bixo Mexe»), ha retransmitido cada noche en Instagram, y que, claramente, han marcado un cambio en la forma de comunicarnos. Una comunicación que discurrirá, cada vez más, a través de los medios digitales.

Aunque esta situación no ha dado sólo buenos ejemplos. Son varios los artistas y otros profesionales relacionados con el mundo de la cultura que están, en todo el mundo, pasando por dificultades económicas a causa de la parada y cancelación de espectáculos. Con la incertidumbre de la fecha de vuelta al trabajo, muchos tienen el apoyo de sus compañeros y amigos, y de las pequeñas subvenciones estatales como única forma de sobrevivir. Si en Brasil se han discutido ayudas urgentes a estos profesionales (idea de una diputada del PT), en Portugal se han hecho en varias ciudades manifestaciones simbólicas que han querido recordar la «muerte agonizante» que estos están teniendo en el país.

Una situación «dramática» que une a los profesionales en una misma lucha

Si el papel de los artistas siempre ha sido el de entretener al público, estos se encuentran en una situación «dramática». La unión de este colectivo ha hecho que los llamamientos en las redes sociales se multipliquen y muestren una creciente preocupación por el presente y futuro de la cultura en Portugal.

Catorce entidades que representan a los trabajadores de la cultura y de las artes han creado un manifiesto, que ya ha sido entregado a los presidentes de la República y de la Asamblea. Este texto, también ha sido abordado en una reunión por la ministra de Cultura, donde se ha mostrado dispuesta a colaborar en la creación de un fondo de ayuda de emergencia «con valores dignos, adecuados al tamaño y al impacto de la situación de emergencia en el sector»; lo que está lejos de alcanzarse con los 219€ que se están pagando (en algunos casos).

Los festivales aplazados abren las puertas a pequeños eventos

El verano en Portugal solía estar marcado por numerosos festivales (siendo, incluso, el país de Europa con más festivales por habitante). Ahora bien, con las grandes concentraciones de personas prohibidas y aplazadas para el próximo año, las «puertas pueden estar abiertas» para producciones más pequeñas; de carácter local. Para ello, el Gobierno ha anunciado un apoyo de 30 millones de euros a una iniciativa que permitirá a los municipios organizar actividades culturales, de tal modo que el sector se pueda recuperar gradualmente.

Los museos, los monumentos nacionales y los cines han reabierto, pero sólo con la mitad de su capacidad.

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