Goa, junto con Damán y Diu, han sido algunas de las colonias que Portugal ha tenido en la India. Este Estado, que es uno de los más pequeños y ricos del país, tiene como lengua principal el «concani» o la «lengua marata», pero todavía hay personas; especialmente, la generación más mayor, que hablan portugués y el goés. Esta situación, se produce debido a la presencia que el Imperio portugués tuvo en la región hasta 1961, ya en el «Estado Nuevo», donde el ejército indio tomó este pueblo de clima cálido durante todo el año. Se trata de un tema que, tras varias décadas, sigue dividiendo las mentes del pueblo Goés, cuna natural de algunos de los actuales miembros del Gobierno portugués, como es el caso del primer ministro António Costa, y del nuevo ministro de Finanzas, João León.
Incluso después de la salida de Portugal de Goa, la influencia nacional sigue estando muy presente y, como se suele decir, «¡Quién ha visto Goa no necesita ver Lisboa!». Esta región de la India, tiene una ciudad inspirada en Vasco da Gama, y varios apellidos que recuerdan a tierras europeas. Hay mucho que ver en la cuna del «Goa trance». Una tierra llena de lugares que visitar, los cuales no marcan sólo la historia de portugueses o indios, sino de toda la humanidad.
Pangim, la Roma de Oriente
En Pangim, la capital de Goa, las calles tienen varios vestigios de una portugalidad que se ve en las cosas más pequeñas, como es el caso de las conversaciones que aún se oyen en las calles (y en las misas dominicales) o en la arquitectura de los espacios del centro de la ciudad, y que nos hace sentir como en casa, aunque esté a miles de kilómetros de las tierras ibéricas que llamamos hogar. Antiguamente, llamada «Nueva Goa», Pangim ha sido la última capital de la India portuguesa y de la historia dejada en territorio indio. Destaca por sus numerosas iglesias que han sido el centro de la evangelización de toda Asia.
La basílica del Buen Jesús, hecha con talla dorada; innumerables cuadros sobre la vida de los santos, y una estatua de San Ignacio de Loyola, fundador de los jesuitas. A la derecha de esta estatua, se puede ver la tumba de San Francisco Xavier, el santo de Navarra que jugó un importante papel en el Oriente portugués. Un lugar donde la pureza del blanco de los edificios contrasta con el verde de la naturaleza y los colores fuertes, asociados a las especias que eran traídas a Europa en los sótanos de las naves lusitanas.
En Goa tenemos una mezcla entre el estilo europeo y la cultura asiática, con imágenes de la Virgen (que se pueden ver en los numerosos museos) esculpidas en marfil, como se hacía con las imágenes de los dioses hindúes. En los museos de Goa, también se pueden ver dos estatuas de 1961, fecha de la caída del Imperio portugués en la India. Las colosales estatuas de Alfonso de Albuquerque y de Luis de Camões dan la bienvenida a Goa; lugar donde la cultura y la naturaleza se encuentran, y que enamora a los turistas que aprovechan los paseos por la playa, junto al mar Arábico, para visitar el fuerte de Aguada.
De los numerosos espacios religiosos que se pueden encontrar aquí, algunos presentan rasgos compatibles con el estilo manuelino, que tiene su exponente máximo el Monasterio de los Jerónimos.
En Goa, los rostros, incluso varias décadas después de la salida de la bandera portuguesa, siguen mostrando algunos rasgos europeos y un sentimiento de «nostalgia», que hace que Goa sea uno de los lugares a visitar si quiere seguir los pasos de nuestros antepasados.