Diez meses después del primer confinamiento, los portugueses van a volver masivamente a casa. Si antes esta medida fue necesaria porque nadie sabía lo que era este virus y no había mascarillas y alcohol gel suficientes para proteger todos, ahora la misma medida va a ser tomada para aliviar al estrangulado Serviço Nacional de Saúde. En el día más dramático (en muertes e infectados) y con datos de Infarmed (Autoridade Nacional do Medicamento) que alertan que la pandemia en las próximas semanas continuará en un sentido ascendente, António Costa se ha dirigido al país para anunciar las medidas de este nuevo confinamiento.
Durante el próximo mes, la vida de los portugueses va a volver a cambiar. De las medidas anunciadas, estas serán muy parecidas con la del primer confinamiento exceptuando las escuelas, que van a continuar abiertas. Este tema ha dividido opiniones tanto de especialistas como de los propios padres. Si en la región autónoma de Madeira los alumnos de más de 12 años volverán a tener clases en casa, en el continente las cosas van a acontecer de forma diferente. 2,5 millones de personas van a continuar yendo a las escuelas porque se consideran locales seguros y donde se pretende recurrir a pruebas de antígeno para conseguir identificar casos de infección.
¿Qué se puede hacer y qué no?
La población portuguesa que este en edad activa y pueda realizar su trabajo en modalidad de teletrabajo, este será obligatorio, independientemente de la vinculación a la empresa, y estará sujeto a multas, que van a aumentar para quien no use mascarilla en la calle. Como en el primer confinamiento, la construcción civil, la industria y la agricultura podrán continuar trabajando, pero bajo protección sanitaria.
El deber de confinamiento en casa es obligatorio, pero es posible salir para ir al supermercado, la farmacia, ayudar a terceros o practicar deporte. También será posible, los días 17 y 24 de enero, circular para ejercer el derecho de voto en las elecciones para la Presidencia de la República.
Las tiendas de venta alimentos quedan abiertas, sin horario de cierre, pero con la posibilidad de regular precio (como el del gas) y prohibir el acaparamiento de bienes. Los restaurantes tendrán que funcionar sólo con servicio a domicílio y las cafeterías que no vendan pan no podrán funcionar. Las otras tiendas, peluquerías, gimnasios y espacios culturales, estarán cerradas y, según el ministro de Economía, los apoyos dados, tanto a las empresas como a las familias, serán los mismos que fueron dados durante el primer confinamiento.
En lo que se refiere a la práctica deportiva, esta podrá continuar al aire libre. El fútbol profesional va a mantenerse, pero sin la presencia de público. También se van a mantener las celebraciones religiosas, ya que el Gobierno considera que las reglas vigentes permiten la seguridad de los asistentes. Debido a la emergencia sanitaria, la ministra ha pedido a los hospitales que pasen al plan máximo de contingencia.