Hay personas que cuando fallecen se hacen eternas. Aunque tal vez sea pronto para hablar de la eternidad de Domingo Frades Gaspar, quien nos dejó hace apenas una semana, no cabe duda de que su nombre se elevará con el tiempo al olimpo de la cultura extremeña, española e ibérica. No es que su obra sea abundantísima o de una calidad literaria extraordinaria, no se trata de eso. Su legado es, por el contrario, relativamente pequeño y humilde pero -aquí está la clave- de una importancia enorme.
Domingo nació hace 86 años en San Martín de Trevejo, fue funcionario en Badajoz -donde murió el pasado 10 de enero de 2023- y miembro de la Real Academia Galega desde 2004. Cómo un funcionario extremeño llegó a ser académico de la lengua gallega se explica por su lengua materna, a fala do val do Xálima, y por su dedicación a ella durante gran parte de su vida. Dejando de lado las polémicas acerca del “galleguismo” de la lengua del valle del Jálama, postura que Domingo Frades defendió, su trascendencia radica en estar considerado como “el padre de la fala”.
Entre sus publicaciones destacan la obra Vamus a falal. Notas pâ practical i aprendel a nosa fala (en 2000, segunda edición accesible en línea gracias a la Biblioteca Virtual Extremeña: vamus a falal) o las traducciones -en colaboración con otros traductores- de El Principito (U pequenu Príncipi, en 2014) o del Nuevo Testamento (Novu Testamentu en Fala, en 2015), que marcan un hito en la literatura en la lengua de Xálima. También fue miembro cofundador y presidente de la asociación Fala i Cultura, primer espacio que abogó por la custodia y difusión de la lengua dos tres lugaris: San Martín de Trevejo, Eljas y Valverde del Fresno (Sierra de Gata, Extremadura). Gracias a su labor, y a la de quienes estuvieron a su lado, la fala fue declarada Bien de Interés Cultural por la Junta de Extremadura en 2001.
Es decir, hablamos del hombre que por primera vez se ocupó y se preocupó de la preservación -no del estudio, que tenía algo más de tradición- de una lengua de origen medieval apenas conocida hasta entonces, de su puesta por escrito, del reconocimiento en su entorno y de la difusión fuera de los límites de la comarca. Y eso tiene un valor incalculable. Afortunadamente, su estela ha sido continuada por otros muchos y se puede afirmar que a fala goza hoy de boa soidi, a pesar de la amenaza demográfica que acecha también a ese precioso rincón serragatino.
Esta semana se llevarán a cabo una serie de actos donde se reivindicará su legado y se presentará de manera póstuma una recopilación de poemas escritos entre 1971 y 2004, “Obra Poética Mañega”: el 20 de enero en Badajoz, el 21 en San Martín de Trevejo y el 22 en Valverde del Fresno. Serán emotivos encuentros que servirán para el reconocimiento eterno a o pairi da fala.