Salamanca, punto de encuentro de la Iberofonía

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Con motivo de la reciente presentación del libro “Iberia, tierra de fraternidad” en Salamanca, recupero un texto que escribí para la Revista Diplomacia.

Salamanca cuenta con todos los requisitos geográficos, históricos y de infraestructura para postularse como capital cultural panibérica o de la Iberofonía, es decir, capital del espacio lingüístico multinacional de 800 millones de iberohablantes, que conforma la suma de la hispanidad con la lusofonía. Desde hace tiempo, iberistas como Miguel de Unamuno o Juan Valera nos enseñaron que no es posible entender la cultura española sin la cultura portuguesa, ni la portuguesa sin la española: no existen relaciones de extranjería cultural entre ambos países. Una amplia mirada antropológica de la cultura salmantina nos ratifica enseguida esta tesis.

Con el buen recuerdo que quedó de la organización de la XV Cumbre Iberoamericana Salamanca en 2005, Salamanca es de facto una excelente capital iberoamericana y puede serlo de la Iberofonía, un concepto novedoso que ya tiene bibliografía académica, ha sido verbalizado por el rey Felipe VI y tiene un precedente: la reciente reunión de ministros de Justicia de todos los países de lengua portuguesa y española en Canarias.

¿Qué puede ofrecer Salamanca como capitalidad panibérica? La ciudad charra puede ofertar desde cursos acelerados de lengua española adaptados para lusohablantes, hasta un curso específico de perfeccionamiento de la lengua portuguesa para estudiantes de los propios países lusófonos africanos porque su conocimiento es en muchos casos limitado, pasando por un curso acelerado de intercomprensión del portugués −fundamentalmente de fonética− para hispanohablantes. Incluso se pueden ofrecer packs de cursos acelerados (2 en 1) para quienes quieran aprender ambas lenguas al mismo tiempo, tanto para estudiantes africanos como de terceros países que no sean ni lusófonos ni hispanohablantes. La cercanía con la frontera portuguesa puede ayudar a realizar viajes de inmersión lingüística como parte de estos cursos. También tendría sentido ofrecer un curso sobre geopolítica panibérica, que puede interesar a cualquier profesional que trabaja en el ámbito internacional, especialmente diplomáticos, políticos, abogados, gestores culturales, altos funcionarios y ejecutivos.

Con sede en la triple frontera paraguaya-argentina-brasileña, en la ciudad de Foz do Iguaçu (Brasil), en 2010 se creó la primera universidad bilingüe (español/portugués): la Universidade Federal da Integração Latino-Americana (UNILA). Esta universidad puede ser un ejemplo para la creación de un espacio universitario de grados y postgrados por la integración de la Iberofonía. Otro ejemplo es la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) que, con el apoyo entusiasta del Gobierno portugués, ya ha organizado dos ediciones de la Conferencia Internacional de Lenguas Portuguesa y Española (CILPE). También existe el Grupo Tordesillas, una red académica formada por universidades de Brasil, España y Portugal, que pudiera ampliarse al conjunto de la Iberofonía.

Salamanca es referente de la lengua española desde que Antonio Nebrija publicó Gramática castellana (1492). La capital del Tormes cuenta con un prestigio internacional que no es sólo fruto de las últimas décadas por ser un destino turístico de excelencia, sino que cuenta con un formidable prestigio secular por su Universidad. Un prestigio que es superior fuera de España que dentro. Además, su universidad fue modelo para sus hermanas hispanoamericanas.

La apuesta histórica de la ciudad y la universidad por Iberoamérica no es retórica y va más allá de Hispanoamérica. Salamanca está hermanada con Brasil por el Centro de Estudios Brasileños, el Máster de Antropología de Iberoamérica, el Grado de Estudios Portugueses y Brasileños, la enseñanza de la Historia de Brasil, así como por la cantidad de alumnos brasileños que todos los años recibe de forma hospitalaria. Recordemos que es la ciudad referente de la histórica Escuela de Salamanca, que, desde una perspectiva ampliada, estaba dentro del circuito del humanismo ibérico de profesores y alumnos de la Escuela Ibérica de la Paz, junto con las Universidades de Coímbra, Évora y Alcalá de Henares. Por todo esto, Salamanca tiene el perfil perfecto para asumir una doble capitalidad lingüística luso-española.

Incluso podemos irnos más lejos históricamente para revelar su parentesco lusitano. Salamanca y su provincia formaron parte de la Lusitania romana y del Reino de León, lo que demuestra sus intensas vinculaciones históricas con el territorio que hoy llamamos Portugal. Los apellidos de los vecinos de Salamanca y su callejero demuestran una significativa herencia portuguesa porque muchos se quedaron a vivir allí. Siempre ha habido estudiantes portugueses en Salamanca y también los hubo especialmente en el periodo de la Unión Ibérica de Coronas de 1580 a 1640, un asunto investigado brillantemente por el profesor Ángel Marcos de Dios. En ese mismo periodo, se produjo el fenómeno del “bilingüismo literario” entre la élite cultural portuguesa, estudiado por la filóloga alemana Carolina Michaëlis. Aquel periodo ibérico coincidió con un tiempo dorado −nunca mejor dicho por sus piedras− para Salamanca, que, por suerte, está muy bien conservado hasta nuestros días. Recuperar esa Ibericidad sería reencontrarse con un pasado de esplendor y proyectarlo hacia el futuro.

Aunque en este momento la percepción general de la Unión Ibérica de Coronas (1580-1640) es que “acabó mal” para los portugueses (a diferencia de los brasileños), hay consenso de que “comenzó bien”, de forma respetuosa para las partes, con el juramento de Felipe II en las Cortes de Tomar. Esa unión ibérica está presente en los escudos de la monarquía hispánica, donde se incluye el escudo del Reino de Portugal en la parte superior-central. Varios de estos escudos ibéricos están en Salamanca, como por ejemplo: en La Clerecía y el puente romano. En 1622 se reparó el puente por orden de Felipe IV de España (III de Portugal). Por eso aparece en una pilastra el escudo de la Unión Ibérica de coronas, incluyendo al Reino de Portugal.

Uno de los símbolos de la ciudad, Miguel de Unamuno, está ligado al iberismo desde un amor profundo a Portugal. El eterno rector visitó el país luso en más de 25 ocasiones y era miembro del consejo de administración de la Compañía de Ferrocarril Salamanca-Oporto, asistiendo a las tediosas reuniones anuales entre 1902 y 1920, a cambio de que cualquier viaje en tren le saliera gratis. Sus viajes a Portugal los relató en artículos en el libro Por tierras de Portugal y de España (1911), y llegó a ser uno de los animadores de la revista Iberia, donde en 1915 afirmó: “Aproximarse espiritualmente es conocerse cada vez mejor. Y mi ensueño y ahínco ha sido que nos conozcamos, aunque sea para disentir. Sé que conociéndonos mejor en nuestras diferencias respectivas y mutuas, llegaremos también mejor a conocer nuestro común espíritu ibérico, lo que nos une frente a la diferencia común con los demás pueblos hermanos en humanidad”.

Salamanca tiene una ubicación estratégica en el oeste-central de la península ibérica y su provincia tiene una frontera seca y fluida con Portugal. Las excursiones de fin de semana a la Raya, las anécdotas del contrabando o los chapuzones fríos de las playas del Atlántico, son algunos elementos del imaginario popular salmantino. El límite de la provincia de Salamanca con la Beira es un sitio simbólico que no debemos menospreciar. Las localidades rayanas Fuentes de Oñoro (España) y Vilar Formoso (Portugal) tienen tres calles compartidas. Estos dos pueblos están organizando, junto con sus “hermanos mayores” Almeida y Ciudad Rodrigo, la Eurociudad Puerta de Europa. Ciudad Rodrigo y Almeida ya cuentan con un Consorcio Transfronterizo de Ciudades Amuralladas, donde atraen el turismo bajo el lema “dos países, un destino”, así como porque fueron escenario de la guerra peninsular contra Napoleón. Los packs integrados de turismo transfronterizo, con Salamanca como punto de partida, pueden juntar rutas como: el Camino de Hierro, el tren portugués de la Linha do Douro o el crucero por el Duero hasta Oporto.

En Guarda está el Centro de Estudos Ibéricos, fundado en 2001 por el escritor iberista portugués Eduardo Lourenço, natural de São Pedro de Rio Seco. El Centro de Estudios Ibéricos es una asociación transfronteriza formada por el Ayuntamiento de Guarda, el Instituto Politécnico de Guarda, la Universidad de Coímbra y la Universidad de Salamanca. Su objetivo es fomentar la cooperación territorial en la Raya Central Ibérica, desde el diálogo, el encuentro de culturas y el intercambio de conocimientos. Crear una nueva sede de este Centro en Salamanca podría ser estratégico para la capitalidad de la Iberofonía. Por otro lado, Salamanca está apostando por la Plataforma Intermodal Ferroviaria de Puerto Seco, como corredor europeo atlántico entre Portugal y Francia. Además, estamos en un excelente momento de las relaciones entre España y Portugal, como lo demuestra el reciente Tratado de Amistad firmado en Trujillo en 2021 o la Estrategia Común de Desarrollo Transfronterizo, firmada en Guarda en 2020. Por tanto, sobran las razones.

Salamanca posee todas las condiciones para ser La Meca de las lenguas de Cervantes y Camões.

 

Pablo González Velasco

 

Este texto son extractos de las razones que aporté a un artículo, junto con Rafael Maldonado, en la Revista Diplomacia nº 150, para que la ciudad de Salamanca se convierta en un referente de la Iberofonía. Esta edición especial de la revista se hizo en el marco de un acuerdo entre el Ayuntamiento y FUNIBER.

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