¿Asia, Oceanía o lusofonía?

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«Fue así que el grano de arena, de repente;

forjado al calor de un fuego profundo;

como pétrea semilla en el vientre del mundo;

traído a la superficie, se hizo continente.»

Ceciliana Britto

 

Los libros de escuela, principalmente, los de enseñanza elemental o fundamental, nos hacen ver la vida de una manera simplificada. Y no hay razón para que sea diferente, ya que se trata de uno de los métodos de la didáctica infantil.

Al observar en un atlas escolar la división del mundo en masas continentales, cada país parece encajar perfecta y exclusivamente en Europa; Asia; África; Oceanía; Norteamérica, o Sudamérica. No hay lugar para matices o términos medios.

La regla general es que un país asiático, por ser asiático, no posee tierras en Europa, y viceversa. Lo mismo puede decirse de un país africano o sudamericano.

No son pocos los casos de países cuyo territorio está dividido entre dos (o más) continentes. Incluso hay algunas naciones cuya ubicación continental sigue siendo objeto de controversia entre los geógrafos. A ambas situaciones, la geografía aplica el término «transcontinentalidad».

Hace aproximadamente una semana, el portal de noticias www.sapo.pt publicó un artículo sobre el potencial turístico de Timor Oriental, y en su último párrafo concluía que parece haber comenzado la era del turismo comercial en ese país de «Oceanía».

Dos semanas antes, la web www.army.mil del ejército de EEUU, transmitió algunas informaciones acerca de una nueva fuerza de operaciones en Oceanía, que muy pronto realizará ejercicios militares en países de la región, entre ellos Timor Oriental.

La TF (Task Force) Oceanía tiene su sede en Fort Shafter Flats, Hawai, y consta de diez equipos de diez soldados que mantendrán presencia continua en diez islas del Pacífico. «Son ocho los países insulares en nuestra área de actuación, incluyendo a Timor Oriental; Vanuatu; Tonga; Fiji; Samoa; Palaos; Papua Nueva Guinea, y los Estados Federados de Micronesia, Pohnpei, Kosrae y Yap», ha explicado el teniente coronel Igor Dubinsky, comandante de la TF Oceanía.

Pero, ¿la isla de Timor se encuentra en Asia o en Oceanía? Independientemente de la respuesta, sepa el lector que esta controversia geográfica se remonta a los inicios de la presencia europea en la región, ya que los pueblos autóctonos nunca dieron importancia al tema.

Jules Dumont D’Urville, fallecido en 1842, clasificó en el Boletín de la Sociedad Geográfica de París algunos archipiélagos asiáticos, hoy indudablemente como parte de Oceanía. Usó, para ello, el término «Mesonesia», que abarcaría a las islas de Oceanía pobladas por «malayos». Es un término que se acerca semántica y topográficamente al concepto javanés «Nusantara» (islas a medio camino entre Asia continental y Australia).

En ese diapasón, la isla de Timor, así como Indonesia e incluso Filipinas, nada tendrían que ver con Asia.

De hecho, la diplomacia de la «isla cocodrilo», durante algún tiempo, ha intentado privilegiar los lazos con sus vecinos melanesios; hasta el punto de que, en 2011, donó la enorme cantidad de medio millón de dólares al «Grupo Melanesian Spearhead», cuya sede se encuentra en Vanuatu. El motivo de tal entusiasmo es la presencia de casi 200.000 hablantes de lenguas papúa-melanesias (makasae, bunak y fataluco) entre los ciudadanos timorenses, y el deseo que estos tenían de distanciarse culturalmente de los indonesios, paladines de la causa austronesia en la región.

Sólo que, en términos geológicos, la inserción de la isla de Timor en la placa eurasiática es algo que no se puede cuestionar. Y también es indiscutible el patrimonio cultural dejado por los 25 años de ocupación indonesia, que acentuó sobremanera la «asianidad» de los mauberes.

Para Timor Oriental, definir su clasificación continental es algo más que una simple discusión académica. Aunque, en términos culturales y lingüísticos, se identifica más con los demás países lusófonos y melanesianos, la tierra de Xanana depende de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) para su supervivencia económica, aunque todavía no sea miembro pleno del bloque.

El punto crucial de la cuestión es el sabotaje encubierto de algunos miembros de la ASEAN a la adhesión de Timor Oriental. Algunos alegan problemas socioeconómicos insanos en el candidato, otros apuntan a su controvertida ubicación geográfica. Pero el motivo real parece pertenecer a un campo un tanto desagradable de discutir.

Según Reporteros Sin Fronteras, con sede en París, la libertad de prensa en Timor Oriental en 2019 era la más alta del Sudeste Asiático, en 84º lugar, por delante de Indonesia, en el puesto 124, e incluso de Singapur, en el 151º. La «Fundación Freedom House», con sede en Nueva York, se ha referido recientemente a Timor Oriental como el único país «libre» en la región, mientras que los diez miembros de la ASEAN son «parcialmente libres» o «no libres». Así, Timor Oriental, aun siendo un país pequeño, representaría un «mal ejemplo» de sociedad civil democrática, una amenaza (aunque involuntaria) para las dictaduras de los vecinos asiáticos.

Ahí es donde la geografía, una vez más, dará la última palabra. Comprobada la condición asiática (o, al menos, transcontinental) de Timor Oriental, y ante el envidiable crecimiento económico presentado por el país en la última década. A los oponentes de la adhesión timorense al ASEAN sólo les quedarán dos opciones: declarar explícitamente su repudio a la libertad de expresión en Timor, o abrir de par en par las puertas para su entrada en la organización (aunque a regañadientes).

Mientras tanto, la CPLP ya debería haber aprobado el acuerdo que permite la libre circulación de personas en el bloque. Los timorenses, a partir de entonces, podrán declarar con orgullo a la ASEAN y a sus vecinos melanesios: somos uno de los pocos países tricontinentales del mundo, pues pertenecemos a Asia, a Oceanía… ¡y a la lusofonía!

Danilo Arantes

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