El tren ya no pita

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Ahora que estamos en período vacacional, y con las maletas hechas para salir de casa, el tren es uno de los medios elegidos para viajar. En este sentido, hay mucho que hablar sobre el ferrocarril portugués, con el plan de Costa Silva haciendo referencia a un proceso de modernización; introduciendo el TAV en la escena nacional. Pero con carácter previo a esta entrada, no podemos dejar de mencionar los incidentes más recientes en el ámbito ferroviario.

Antes de comenzar otro artículo de opinión, quiero explicar cómo se desarrollarán los próximos cuatro textos que van a seguir a este. Voy a aprovechar este espacio para abordar temas de actualidad, en una semana que ha estado marcada por temas polémicos, pero como ya he escrito (tal vez demasiado) sobre el racismo, me voy a centrar en dos desastrosos accidentes ferroviarios que han involucrado al Alfa Pendular, y que han terminado con muertos y heridos.

Estos dos siniestros han provocado que el número de muertes causadas por accidentes ferroviarios haya aumentado a doscientos en los últimos treinta años. Unos hechos que han demostrado dos cosas muy importantes en las líneas del norte y del oeste: que el ferrocarril portugués debe ser modernizado y mejorado, y que todavía existe bondad en el ser humano; y es ahí mismo donde quiero empezar.

Poco después del descarrilamiento del Alfa Pendular, que viajaba con más de 200 personas a bordo, el maquinista, que ha sido uno de los heridos graves, salió de su asiento y recorrió todos los vagones para conocer el estado de los demás pasajeros. La evacuación de los mismos y todo el apoyo prestado fueron, en parte, garantizados por voluntarios locales y por el Ayuntamiento de Soure. Toda esta ayuda fue posible gracias a los ciudadanos y a los propios accidentados que estaban en mejor estado, y que comenzaron a romper las ventanas para airear los vagones y vaciarlos. Los presentes han descrito el escenario como si de un «ataque terrorista» se tratase, lo que me ha hecho recordar lo ocurrido hace algunos años en España, y que casualmente también afectó a portugueses.

Hablar de culpables e inocentes no borra lo que ha pasado; sino que, para que uno de los medios de transporte más seguros del mundo no pierda este título, este es el momento de cambiar. Vamos a aprovechar esta «bazuca» económica para hacer los cambios necesarios, para que no tengamos el mismo Portugal de 2019, sino un Portugal digno del 2021. Hablo de 2021 porque este es mi lado más pesimista y, como la gran mayoría de la población mundial, sólo quiero que 2020 pase lo más rápido posible y sin más accidentes. Es decir, quiero eso y que la bendita vacuna forme parte del Plan Nacional de Vacunación (pero como aún no ha llegado, todo lo que podría decir sobre la misma lo haré cuando ese bendito Día D llegue).

Pero antes de que nuestros sueños se hagan realidad, y para que no piensen que estoy en contra de los trenes, quiero terminar este artículo de opinión con una nota positiva para el verano. Retrocedamos unos cientos de años y disfrutemos del hermoso paisaje del Duero. Este histórico tren, pintado en verde, ha vuelto a viajar, pero con la capacidad limitada y con el uso obligatorio de mascarilla. Este tren, que conecta Peso da Régua con la estación de Tua, ha vuelto a las vías hace ya 4 años; y, además de este viaje y de sus escenarios únicos, la animación a bordo está garantizada por un grupo de cantantes tradicionales. El histórico tren del Duero viajará hasta el 26 de septiembre.

Aproveche el viaje y diríjase a su próximo destino, ¡el futuro!

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