Los iberistas aspiramos a establecer instituciones bilaterales ibéricas para coordinar varias estrategias comunes de desarrollo, en varios sectores y territorios, desde el máximo respeto a las soberanías nacionales y con el objetivo del beneficio mutuo. Y desde luego, no hace falta ser iberista para estar a favor de que ambos Gobiernos consensuen, de forma interministerial, diferentes visiones estratégicas conjuntas en pro del desarrollo rayano, peninsular e insular.
En octubre de 2019, como parte del Programa del XXII Gobierno Constitucional luso, se aprobó, y así lo recogió entonces EL TRAPEZIO, “una estrategia integral de desarrollo de las regiones fronterizas con España, en el próximo marco financiero plurianual”. Debemos aplaudir la iniciativa del Gobierno portugués, apoyada y negociada con interés por el Gobierno español, de la “Estrategia común de Desarrollo Transfronterizo” que será suscrita durante la Cumbre Ibérica; pero también debemos indicar que hacen falta más “Estrategias comunes de desarrollo” que aborden más ámbitos bilaterales.
Isabel Ferreira, responsable portuguesa de la Secretaría de Estado de Valorización del Interior, con sede en Braganza, ha realizado un extraordinario trabajo para recoger las demandas de la sociedad civil transfronteriza para incluirlas en el documento de la estrategia. La contraparte española es la secretaria general de Reto Demográfico, Elena Cebrián, dependiente de la Vicepresidencia Cuarta y Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, y que -por otro lado- no estaría mal, imitando a nuestros vecinos, que esa Secretaría General tuviese sede en alguna ciudad cercana a la Raya.
Es cierto que la “Estrategia común de Desarrollo Transfronterizo” implica varios ámbitos de actuación, que, a su vez, requieren de la implicación bilateral de ambos Estados, pero no es suficiente dado que hay multitud de otros retos que deben ser abordados con estrategias bilaterales. Para empezar, sería necesaria una “Estrategia Común de Desarrollo de Infraestructuras” que hoy no existe y que la próxima Cumbre Ibérica debería incluir. Se necesita aclarar lo que va a ocurrir con el Corredor Atlántico y sus conexiones con el Corredor del Sudoeste Ibérico y el Corredor del Mediterráneo. Hacen falta consensos y determinación.
El Consejo Económico y Social de Extremadura ha presentado una propuesta para que sea apoyada por las instituciones públicas para ampliar el trazado del Corredor Atlántico con doble vía electrificada en los tramos de Plasencia- Salamanca, Mérida con Sevilla/Huelva y Mérida- Puertollano/Manzanares. Reforzando así los corredores de mercancías, que evitan Madrid, por la vía de la Plata y Hendaya (Corredor Atlántico). Caben también otras posibilidades transpirenaicas por Valencia-Barcelona (Corredor del Mediterráneo) o Valencia-Zaragoza (Travesía Central del Pirineo). Son proyectos importantes.
Quien sí que apuesta por eje Puerto de Sines-Madrid es el economista Costa Silva, que ha sido contratado por el Gobierno portugués para coordinar la estrategia de recuperación de la economía postCovid. Su propuesta, titulada Visão estratégica para o plano de recuperação económica e social de Portugal 2020-2030, tiene 119 páginas y menciona un Plan Ferroviario, donde destaca dos proyectos: “a construção do eixo Sines-Madrid e a renovação da Linha da Beira Alta. Estes dois eixos são fundamentais para o tráfego de mercadorias para Espanha (alargando o Hinterland portuário ao mercado ibérico) e aumentando a quota de transporte internacional de mercadorias para o centro da Europa”.
No se trata de ningún documento vinculante, pero dada la confusión que existe en este terreno, es absolutamente necesario que durante la Cumbre Ibérica se diga claramente lo que se quiere hacer y lo que no se quiere hacer. Da la sensación de que la línea electrificada Madrid-Lisboa probablemente la tengamos la próxima década, pero no por formularse con un proyecto concreto, sino porque los propios corredores europeos de mercancías de Portugal a Francia provoquen varias posibilidades de conexión ferroviaria de pasajeros entre Madrid y Lisboa, aunque ese no fuera el objetivo inicial y la conexión no sea por el camino más corto. Si bien, no es descartable, que una vez que las obras de los corredores ibero-europeos de mercancías avancen, se creen las condiciones para hablar de pasajeros, en alta velocidad, Lisboa-Madrid. El conjunto de traumas lusos por las indemnizaciones a constructoras del viejo proyecto Madrid-Lisboa, paralizado por la crisis de 2008, sumado a tabús nacionales, explica el miedo de verbalizar o firmar compromisos por parte de Gobierno portugués. Y por parte del Gobierno español destaca lo de siempre, que va más allá de la alternancia partidaria: la ausencia de estrategia en relación con Portugal y el menosprecio permanente a la Raya y a Extremadura. Ójala tenga que rectificar estas palabras a partir de la próxima Cumbre hispanolusa.
Ambos Gobierno tendrán que dar explicaciones sobre si el Lusitania Express está definitivamente cerrado, o incluso, además de reestablecer esa línea, ponen un Talgo de Madrid-Lisboa por Badajoz, que sería una operación sencilla e inmediata de poner en marcha. En ambos casos tiene sentido un servicio “express” con tres o cuatro paradas por el camino (para competir con el autobús) y otro con más paradas para unir regiones y mantener el servicio de tren hotel nocturno.
Si conseguimos diplomáticamente consensuar un vocabulario común y estratégico para el desarrollo ibérico, sin duda habremos dado un gran paso para superar el clima histórico de desconfianza y establecer, por fin, una agenda ibérica compatible con las agendas nacionales de ambos países. Las estrategias comunes también pueden ser enfocadas internacionalmente, tanto ante la fragilidad y la división de intereses que hay en la Unión Europea, como hacia Iberoamérica (y la Iberofonía), que justo hoy 19 de Julio es su día. Es de agradecer que el Ministerio de Exteriores portugués haya puesto un tweet recordándolo: “Celebra-se hoje, pela primeira vez, o Dia da Ibero-américa. A Conferência Ibero-Americana reúne 22 países, unidos por duas línguas e pelas relações históricas, culturais, sociais e económicas, valorizando a diversidade entre os seus povos e promovendo a cooperação”.
Pablo González Velasco es coordinador general de EL TRAPEZIO y doctorando en antropología iberoamericana por la Universidad de Salamanca