El presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, se ha reunido por videoconferencia con los representantes de los cinco mayores, y más lucrativos, bancos portugueses. Las entidades CGD; Novo Banco; BCP; Santander y BPI han estado presentes en el encuentro. Durante esta reunión, que ha tenido lugar después de la intervención de Rui Rio, líder del PSD, donde afirmaba que los bancos debían ayudar a la sociedad civil durante la crisis de coronavirus, se han discutido varias actuaciones que el sector bancario puede, y debe hacer.
Una de las medidas que se va a adoptar es el impago de dividendos a los accionistas bancarios. El banco público portugués CGD no va a repartir sus 300 millones de euros en beneficios al Estado, y el Santander Portugal, que pertenece al grupo español con el mismo nombre, va a seguir los pasos de su homóloga.
El BPI, que estaba en contra de esta medida, ha cambiado de opinión y ya ha anunciado que no va a pagar los 117 millones de dividendos del ejercicio anterior al grupo español Caixabank. Esta acción es posible porque el BPI es un banco portugués, y no una simple sucursal de la institución española.
La presencia de los bancos en la lucha contra el virus
Marcelo cree que los portugueses pueden confiar en la situación de la banca, que no es la misma que la que existía en 2008. Considera que la banca debe involucrarse en la lucha actual, y «devolver a los portugueses» todo lo que estos les han dado. En la reunión mantenida en Belém se han abordado varios planes; de hecho, algunos ya están siendo llevados a cabo por los bancos para apoyar a las familias y a las empresas afectadas por la parada de la economía, debido a la pandemia de coronavirus.
Los banqueros le han explicado al presidente que los portugueses, durante el mes de marzo, han aprovechado la moratoria en el crédito para tener algún alivio financiero de cara al futuro.